Negociación en curso

Maragall da casi por hecho que ERC no apoyará el presupuesto de Colau para 2022

El grupo republicano, que apoyó las cuentas en los dos primeros años del mandato, sostiene que las de 2022 no aprovechan los recursos “excepcionales” para transformar Barcelona

Denuncia incumplimientos de los acuerdos anteriores y considera que el proyecto para el año próximo desaprovecha una oportunidad y se limita a elevar el gasto en los mismos conceptos

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, paseando por las Ramblas

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, paseando por las Ramblas / Jordi Cotrina

Toni Sust

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Ernest Maragall, jefe de filas de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, ha afirmado este jueves que ahora, a unas semanas para que llegue la votación final de los presupuestos de la ciudad para 2022, en diciembre, su grupo tiene una posición “clara y sólida” una vez ha conocido en detalle sus características: “Si votásemos hoy, no votaríamos a favor. Estamos diciendo con toda claridad que no podemos votar este presupuesto. No es que intentemos mejorar el 5%. Se trata de asumir la excepcionalidad del momento”. Para ERC, el proyecto supone "más dinero, menos ciudad".

Maragall ha comparecido ante los medios de comunicación para cargar contra el proyecto de las cuentas municipales del gobierno de Barcelona en Comú y el PSC para el año que viene, que cuenta con el mayor volumen de recursos de la historia del consistorio, con 3.400 millones (ya hubo récord en 2021, con unas cuentas de 3.200 millones).  En su opinión, el plan del gobierno no aprovecha esta cifra para la transformación. Una cifra de la que Maragall recalca que no se repetirá, porque contiene 400 millones de euros que probablemente no lleguen el año siguiente: 100 por endeudamiento, 150 de los fondos Next Generation (que están por confirmar todavía) y 150 más que provienen de una aportación especialmente elevada del Estado dado el contexto pandémico.

“El presupuesto se niega a contemplar las cinco transformaciones que la ciudad necesita”, ha dicho el presidente del primer grupo de la oposición antes de citarlas: “cambio de modelo económico para depender menos del turismo; grandes proyectos urbanísticos pendientes y vivienda; transición energética y rehabilitación; buen gobierno de problemas como la seguridad el civismo y la limpieza, y la movilidad, la congestión, el uso del espacio público”.

El gobierno guarda 200 millones sin destino para potenciales acuerdos con la oposición

“Si ahora gastamos esto simplemente en gasto continuista, más de lo mismo, no enfocamos correctamente los retos de la ciudad. Años atrás decíamos que eso hacía la derecha: echarle dinero a los problemas. No sirve para el futuro”, ha afirmado el jefe de filas de ERC, que no ha dado del todo por perdida la opción de que el grupo cambie su voto, pero ha advertido de que esta vez no bastará con cambios en algunos partidos.

El tercer año

A Maragall le han preguntado si ERC se manifiesta en estos términos mirando de reojo a las elecciones de 2023, una fecha que (todos los partidos con presencia en el ayuntamiento y algunos que no están lo han puesto en evidencia) parece estar muy, muy cerca. Esquerra ha pactado prácticamente todas las decisiones relevantes del ayuntamiento en este mandato, superando con notable resignación el golpe emocional que supuso para el partido quedarse sin la alcaldía de Barcelona pese a ganar las elecciones, algo sin precedentes que fue posible por la maniobra de Manuel Valls de entregar votos a Barcelona en Comú para que la vara de mando recayera en Colau y no en el independentista Maragall.

Pero semanas atrás anunció que en adelante el idilio se frenaría un tanto. Una cosa es apoyar la estabilidad y la otra aparecer como socio permanente, vinieron a decir los republicanos. En cuanto a los presupuestos, los republicanos se convirtieron en 2019 y 2020 en los socios decisivos para que Colau pudiera aprobar por primera vez presupuestos por la vía ordinaria, ganando la votación. Maragall insiste en que los motivos de su ‘no’ “sólido” a las cuentas de 2022 no son electorales sino la escasa ambición del proyecto y el “incumplimiento” por parte de la alcaldesa de los acuerdos que se cerraron en los dos años anteriores: “No podemos volver a caer en la buena fe”.

A este respecto, el concejal de ERC que se encarga de las cuestiones económicas, Jordi Castellana, ha recordado algunos ejemplos: dice que no ha habido avances en la tasa Amazon que se pactó explorar para las plataformas de comercio electrónico; sostiene que no se ha dado destino a 50 millones de euros pactados para vivienda asequible y señala la reforma pendiente de la Rambla como otro incumplimiento. “Hemos pactado dos presupuestos en este mandato, los más expansivos. Y las propuestas han tenido un elemento común: la transformación. Eso falla hora”, ha resumido Castellana.

“Semanas para trabajar”

“Quedan semanas para trabajar pero nuestra posición es clara y sólida, no es cuestión de pequeña negociación. Barcelona está preparada para ser la mejor ciudad posible y este gobierno renuncia a intentar que lo sea”. En el caso de que ERC acabe votando en contra de las cuentas y de que Colau no halle otro socio que le dé los tres votos que le faltan para la mayoría absiluta, tendría dos vías para sacarlas adelante que ya empleó en el mandato anterior: prorrogarlas o presentar una cuestión de confianza asociada a un proyecto, que recibiría la luz verde si la oposición no lograra en el periodo de un mes sumar la mayoría necesaria para elegir a otro alcalde.

Por ahora, el gobierno contempla un acuerdo, y este jueves ha informado de que ha traslado a los grupos el detalle de los presupuestos y que ha reservado 200 millones de euros del total para dedicarlos a acuerdos potenciales con los partidos en busca de apoyos.