El 'efecto supermanzana'

Barcelona saca pecho con la actividad comercial de Sant Antoni

El número de transacciones crece por encima de la media de la ciudad y la cifra global de gasto alcanza los valores anteriores a la pandemia

supermanzana sant antoni

supermanzana sant antoni / Álvaro Monge

Carlos Márquez Daniel

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Nunca tuvieron tantos miramientos con la supermanzana del Poblenou. Pero con la de Sant Antoni... Por la presencia del mercado, porque es Eixample pura (la otra está en un quiero y no puedo de la trama Cerdà), porque los ejes verdes están a la vuelta de la esquina con el primer disparo en Consell de Cent. El caso es que esta célula urbana se ha convertido en estandarte de los 'comuns', en nave nodriza del modelo de ciudad que el gobierno de Ada Colau quiere implantar en Barcelona en los próximos años con el impulso de la pandemia. Seguramente por eso son constantes las convocatorias que versan sobre este lugar. Hace un par de semanas era la contaminación, y este miércoles han sido las bondades que la reforma urbanismo ha generado sobre el comercio. Según datos del consistorio, los 'botiguers' de Sant Antoni están a punto de recuperar los niveles de venta previos a la pandemia. En sí puede no tener valor alguno, pero la cosa cobra sentido al comparar con el resto de la ciudad, donde el boquete respecto a la era precovid es mucho mayor.

La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, se ha hecho carne en el cruce entre Parlament y Borrell para dar cuenta de la situación por la que atraviesa el comercio en la supermanzana. "Estamos en el lugar en el que empezó todo", ha compartido, ahondando en la idea de que el resto de supermanzanas son una suerte de prueba piloto. Según el seguimiento realizado por la Oficina Municipal de Datos (OMD), la recuperación económica está siendo más intensa en Sant Antoni que en el resto de Barcelona: el número de transacciones supera las cifras anteriores a marzo de 2020 y el gasto total está muy cerca de los registros anteriores al covid.

Las cifras contradicen la encuesta hecha publica a mediados de julio por Barcelona Oberta, en la que 'botiguers' de la zona que habían participado en una encuesta advertían de que sus clientes no podían llegar en vehículo privado y que la supermanzana había mermado sus ventas. Jordi Arias, presidente de Sant Antoni Comerç, se ha desmarcado de ese estudio al asegurar que desconocen a cuántos 'botiguers' se preguntó, y que, en cualquier caso, la vara de medir es el estudio de flujo de personas que realizan cada año y que demuestra un crecimiento constante desde que en 2018 empezó a instalarse la supermanzana tras la reforma integral del mercado del barrio, que requirió casi 10 años de obras. Los visitantes de la lonja, por ejemplo, según cifras facilitadas por la concejala de Barcelona en Comú, pasaron de 55 a 64 millones de 2018 a 2019.

Más vacunas

Los datos del OMD incluyen comercio y restauración, y se basan en las transacciones realizadas con tarjeta de crédito. Los pagos han repuntado en los últimos meses, seguramente impulsados por el avance del plan de vacunación, hasta el punto de que mayo y junio de 2021 fueron en Sant Antoni los meses con más compraventa desde enero de 2019, con más de 300.000 transacciones. En el resto de Barcelona también se ha incrementado, pero a un ritmo inferior. Donde más se nota la diferencia es en el gasto global. La supermanzana está en niveles anteriores a la pandemia, con unos tres millones de euros mensuales, mientras que el conjunto de la capital catalana, con cerca de 265 millones registrados en noviembre de 2019, está sobre los 230 millones.

Actividad en el interior del mercado de Sant Antoni, a finales de agosto

Actividad en el interior del mercado de Sant Antoni, a finales de agosto / Simone Boccaccio

Todas estas cifras de gasto con tarjeta, sin embargo, pueden ser algo engañosas, puesto que el uso de efectivo se ha visto muy reducido por culpa de la pandemia. Según la Encuesta Nacional sobre el uso del efectivo, en 2020 el pago en metálico fue el medio de pago más habitual del 36% de los ciudadanos españoles, frente al 53% del año anterior 2019 o el 80% al que se llegaba en 2014.

Sin tirar petardos

Pau González, concejal del Eixample, cargo que asumió recientemente con su entrada en el pleno tras la renuncia de Joan Subirats, ha recordado que Sant Antoni es un barrio muy denso, con 40.000 personas en un kilómetro cuadrado, y que, "sin caer en triunfalismos", el buen momento por el que atraviesa la supermanzana "es una etapa más que queremos ir consolidando". Esta fase es de hecho el punto de partido del plan de ejes verdes que contempla 21 pacificaciones de calles, básicamente del Eixample, que generarán 21 nuevas plazas. Se empezará este mismo mandato con Consell de Cent y sus perpendiculares Rocafort, Girona y Borrell, con 15 nuevas hectáreas verdes (o más verdes que ahora...) que intentarán revertir un dato que Sanz, una vez más, ha querido recordar: "Los coches suponen el 20% de los desplazamientos per ocupan más de la mitad del espacio público". Fuera vehículo privado, en resumen. Se ha hecho en Sant Antoni y los niveles de CO2 ya han caído un 25% mientras que las partículas en suspensión ceden un 17%.