La fiesta mayor de la ciudad

Mercè, 400 espectáculos de calle en nueve espacios

El MAC presenta un ambicioso programa pese a la pandemia en el que, pese a todo, será necesario aún reservar previamente la entrada

Espectáculos Merce Anastasia Karanpaguri

Espectáculos Merce Anastasia Karanpaguri / MAC

Carles Cols

Carles Cols

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Un total de 115 compañías que, como se subirán más de una vez al escenario a lo largo del día, sumarán más de 400 funciones. Eso será la Mercè Arts de Carrer (MAC) este 2021. Los ‘teatros’ serán en esta edición nueve, algunos ya conocidos y muy consolidados, como la Ciutadella, el Castell de Montjuïc, el parque de la Trinitat y el Palauet Albèniz, pero el público más habitual de esta cita anual con la fiesta mayor de la ciudad no debe confiarse, porque igual que los supermercados cambian los productos de estantes para reanimar las compras, la Mercè altera en esta edición la oferta, en parte por pandémicas razones y, sobre todo, porque este 2021 el Institut de Cultura de Barcelona (Icub) ha decidido poner el acento en la cultura popular, que con el covid ha visto reducidas sus constantes vitales prácticamente hasta el coma médico y le vendrá bien una inyección de actividad.

Los escenarios del MAC son los cuatro ya citados, más el parque de Joan Miró, la Estació del Nord, el Jardí dels Drets Humans, en la Zona Franca, y dos recinto que se incorporan este año por primera vez a la fiesta mayor, el Turó de la Peira y la Casa de l’Aigua. Igual que en 2020, para ser espectador, aunque sea gratuita habrá que reservar entrada. Ya fue así en 2020, pero la novedad ahora es que, al menos eso promete el Icub, la aplicación telefónica para tener una plaza funcionará mejor. A partir del 16 de septiembre comenzarán a estar disponibles las entradas del MAC.

El programa, como siempre, es de dimensiones oceánicas. Es tanto lo destacable que cualquier selección sería injusta, pero, por encima de todo merece la pena lo previsto para el 24 de septiembre en el paseo de Gràcia. No es este uno de los escenarios del MAC de este año, pero lo allí programado promete ser un espectáculo mayúsculo y, quién sabe, que tal vez tenga continuidad en próximas citas de la Mercè, más o menos como le sucedió al Correfoc cuando fue ensayado por primera vez en 1979 y tanto gustó la idea de organizar una suerte de Mobile World Congress de ‘diables’ y bestias de fuego que desde entonces es ún éxito de público solo superado por el piromusical.

La propuesta del Icub consiste en convocar en esa avenida desde las 11 de la mañana y hasta las 10 de la noche a todos los miembros de las agrupaciones de cultura popular de la ciudad, desde ‘trabucaires’ (que se encargarán de despertar la fiesta) a ‘castellers’, gigantes, ‘falcons’, ‘bastoners’ y, por supuesto, ‘colles de diables’ con su bestiario habitual. Habrá actuaciones por la mañana, pero lo más singular será, en primer lugar, una cabalgata conjunta de toda esa tradición y, por la noche, una fiesta de fuego que promete conceder a la calle más señorial de la ciudad un ambiente infernal digno de verse. Con reserva, eso sí.

Cada espacio de la Mercè, por su parte, estará consagrado a una dos especialidades artísticas. La cima de Miontjuïc, por ejemplo repetirá como una circo de varias pistas, con artistas procedentes de Francia, Dinamarca, Lituania, Holanda, Grecia y Ucrania, además, por supuesto, de Catalunya.

La Estació del Nord será el techo y el jardín que dará cobijo a la danza contemporánea, donde despunta, en el aperitivo del programa que por el momento ha dado a conocer la organización, la aportación de La Habana, ciudad invitada este año, con los bailarines de MiCompañia y su espectáculo ‘Infinito’.

El Turó de la Peira, nuevo espacio de la Mercè, es el lugar que en esta ocasión le ha sido asignado a Tortell Poltrona, que desde su desembarco en 2019 con sus Pallassos sense Fronteres se ha convertido en un puntal de la fiesta mayor. Jaume Mateu (así se llama sin la nariz roja) se ha traído a la Mercè espectáculos testados (en el sentido más noble de la expresión) por el público más exigente del mundo, los miles de espectadores de las zonas de conflicto en que esta oenegé suele actuar, como el Próximo Oriente, Etiopía, Colombia, los Balcanes, Burkina Faso y la República Democrátrica del Congo, donde, según Tortell Poltrona, han llegado a reunir alrededor de los actores a más de 5.000 personas que era la primera vez que presenciaban un espectáculo de payasos, y con gran éxito, por cierto.

Decir que la Mercè es tradición y modernidad parecerá una expresión fácil y manida, pero es que es realmente así, especialmente este año. La Ciutadella, otros años reservada al teatro más rompedor, será el escenario en esta ocasión de bailes tradicionales, no solo catalanes, también senegaleses y cubanos, e incluso claqué, que a estas alturas del siglo XXI puede considerarse, con un poco de generosidad, un baile tradicional. Para ir a buscar el otro plato de la balanza, el de la modernidad, bastará con ir durante la Mercè al parque de la Trinitat, que va camino de convertirse en un faro de la cultura urbana por las actuaciones que cada Mercè ahí se programan, pilotadas por un grupo icónico del hip hop y la danza del asfalto como es Brodas Bros.

El MAC, lo dicho, es oceánico. La app oficial es la mejor arma para explorar el programa en toda su profundidad. Hay Mercè para los más pequeños en el parque de Joan Miró y hay marionetas y teatro para todas las edades en el Palauet Albéniz. No será aún una fiesta mayor como las prepandémicas, pero cada vez se les parece más.