Nueva presidencia en el Gremi d'Hotels

Jordi Clos: “El turismo de ofertas no es el que queremos para Barcelona”

El que fuera 20 años líder de los hoteleros de Barcelona retoma el cargo tras la marcha de Jordi Mestre en un momento decisivo para relanzar el turismo local

Jordi Clos, en la terraza del Hotel Claris, del que es propietario.

Jordi Clos, en la terraza del Hotel Claris, del que es propietario. / Ferran Nadeu

Patricia Castán

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El hotelero Jordi Clos dejó la presidencia del Gremi d’Hotels de Barcelona en 2019 tras un maratón de 20 años ininterrumpidos al frente, paralelos a la imparable expansión del sector. Quién le iba a decir que en dos años recuperaría el trono de la patronal por decisión de la junta directiva y tras la renuncia de Jordi Mestre, del mismo equipo, quien al vender buena parte de sus activos por la crisis este verano prefirió apearse del cargo a mitad de mandato.

-Usted dejó el Gremi en lo más alto en cuanto a cifras de hoteles y turistas, y regresa en el peor momento del sector a causa de la pandemia. ¿Cómo afronta esta nueva etapa? Con el mismo ánimo que cuando empecé porque la verdad es que en 1999 el sector no estaba para tirar cohetes, había vivido también una crisis. Hace dos años fue el momento perfecto para irme, parecía que daba un relevo fácil, pero luego llegó la tormenta. Sin embargo, ahora vuelvo con ilusión, me estimula en positivo trabajar ante las dificultades que vive el sector. Tengo la ventaja de contar con un equipo buenísimo y que me seguirá en todos los proyectos.

-¿Por dónde empezar con un 40% de hoteles aún cerrados y guerra de precios entre destinos? Ahora hemos de trabajar al 100% todo lo que es promocional, yendo de la mano de Turismo de Barcelona y la Fira. Es absolutamente necesario. Promoción, promoción y promoción. Hay que ir a fondo a por el turismo de negocios, congresos y reuniones, que ahora es el más afectado y solía ser muy importante en octubre. De este mercado dependerá la recuperación de los hoteles.

-Los resultados del verano parecen más positivos de lo esperado, con un 70% de ocupación en los hoteles abiertos. Ha habido una flor de verano. El turismo de ocio ha llegado a base de un gran esfuerzo empresarial, de reducir tarifas al 50% respecto a 2019 para atraer turistas, abrir hoteles y reactivar la economía de la ciudad. Al final, agosto ha tenido una ocupación correcta, aunque a nivel de precios ha sido un desastre. Se agradece que hayamos vuelto a tener turismo, pero no era el que teníamos antes. Sin esas ofertas, que permitían a viajeros del sur de Francia estar en un cinco estrellas con desayuno para dos por 140 euros o un hotel de 3 o 4 estrellas por 60 o 70, muchos no habrían venido. Imagine lo que pagaban en muchos apartamentos. Ese turismo basado en las ofertas no es el que queremos para Barcelona. Si desde septiembre no logramos visitantes de negocios volveremos a la situación anterior de junio, y es lo que hay que evitar.

"Hay que hacer promoción, promoción y promoción para recuperar el turismo de negocios y no volver a cerrar hoteles"

-¿Se atreve a hacer alguna previsión? Las reservas vuelven a ser muy de última hora porque la gente sabe que hay plazas de un día para otro. Incluso llega alguna persona sin reserva y viene y pregunta. Es necesario recuperar ferias, ‘workshops’ y reuniones para salir adelante. Vemos que empieza a haber algo de interés, pero aún no se cierran los grupos… Somos optimistas pero aún es imprevisible, y de lo que pase estos meses dependerá que algunos hoteles vuelvan a cerrar o los cerrados opten por no regresar hasta febrero, cuando se celebre el Mobile World Congress.

-¿Notan que crezca el ritmo de reservas para esta edición? Todavía no. Confiamos en que se pueda celebrar en febrero y cuente con la presencia de las grandes compañías, pero hay clausulas covid-19 y muchos no contratarán hasta dentro de semanas sus habitaciones.

-Si esos precios son insostenibles para el sector… ¿Cuál es la estrategia inminente? Arrastramos pérdidas desde principios de año. Vamos a intentar subir un poco las tarifas y ver cómo reacciona el mercado, aunque seguiremos un 30 o 40% por debajo de los precios de 2019. Y todo esto en un momento en que sigue habiendo pisos turísticos ilegales, precios de batalla y la espada de Damocles de lo que pueda suceder con los hogares compartidos (habitaciones para turistas en pisos de barceloneses). Confiamos en que el ayuntamiento sea inflexible y confirme que no los permite.

-Han vivido desavenencias con el consistorio de Ada Colau ¿Se sienten respaldados en estos momentos? En lo económico creemos que sí nos van ayudar a la promoción, pero hay que vender de nuevo la ciudad y hay otros muchos temas vinculados a su imagen y servicios que son imprescindibles para atraer turismo de calidad, de la limpieza al civismo o el urbanismo. No puede ser que se rechace a una cadena de lujo como Four Seasons que ha dinamizado todo su entorno al abrir en Madrid, donde por cierto los precios no se han bajado tanto, mientras aquí algunos partidos defienden meter a turistas sin control en los domicilios. También hay muchos problemas de gestión que ya vienen de antes del coronavirus. Seremos capital de la arquitectura… ¿pero qué ciudad vamos a mostrar al mundo? No basta con cuatro edificios icónicos, necesitamos una ciudad ordenada, atractiva, en la que sea un placer caminar. Fuimos muy estrictos con las exigencias del paisaje urbano en la etapa de Maragall, estuvimos entre las mejores ciudades, pero ya no. Hay problemas claros de gestión que hay que solucionar. Y de control, por ejemplo, de servicios como el de limpieza. Para buscar un turista de calidad hay que ofrecer calidad.

Clos, nuevo presidente del GHB, en el Hotel Claris, este lunes.

Clos, nuevo presidente del GHB, en el Hotel Claris, este lunes. / Ferran Nadeu

-¿Y qué esperan del Govern? Que sean consecuentes con lo que representa el turismo para Catalunya, que se pongan las pilas y que vean que todo esto es un problema mucho más grande que otros que intentan solucionar.

-¿Cuántos empleados tienen aún en erte? Entre el 60 y el 50%, entre empleos directos y otros indirectos, como el que se produce a través de los proveedores.

-Con menos ingresos y salta a la vista que menos personal, ¿puede verse perjudicada la reputación de servicio en la hotelería local? En estos momentos, creo que quien viene con esas tarifas no espera encontrar todos los servicios de antes de la pandemia en cada categoría. Esto mejorará a medida que se recuperen los ingresos.

"Barcelona necesita un proyecto de ciudad, mejorar la gestión y tomar decisiones valientes"

-Su predecesor hasta hace unas semanas, Jordi Mestre, vio en esta crisis una oportunidad para ‘resetear’ la ciudad y trabajar por un turismo mejor. ¿Opina lo mismo? Si, pero más allá de un plan estratégico de turismo es necesario un proyecto de ciudad, que no tenemos. Hay que tomar decisiones valientes sobre lo que queremos para Barcelona. Madrid, Málaga y Valencia están trabajando mucho su oferta cultural con buenos resultados. Aquí se habla mucho pero no se concreta. Si el ayuntamiento no quiere el Hermitage, ¿qué propone? Es más difícil llenar de contenido algo que no existe, que aprovechar esta propuesta dotándola de garantías.

 -Oiga, ¿sabe cuántos hoteles pueden estar en venta en Barcelona? ¿Sobrevuelan los fondos el patrimonio hotelero de la ciudad? Muchos empresarios escucharían una oferta, aunque no lo hayan puesto en venta. Pero que sepamos en todo este tiempo ha habido unas 15 transacciones, y casi siempre a precios prepandemia. Hay fondos comprando propiedades pero manteniendo la la gestión hotelera previa con unas condiciones. Habrá que ver cómo evoluciona todo, pero tienen confianza en la fuerza de Barcelona cara al futuro. 

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