Zona verde en Barcelona

Las obras del parque de L’Oreneta inquietan a los vecinos de Sarrià

La pavimentación y urbanización prevista por el ayuntamiento pone en pie de guerra a los defensores del espacio forestal

El consistorio afirma que introducirá cambios en el plan inicial pero los usuarios exigen un nuevo proyecto ejecutivo

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A1-122413242.jpg / Simone Boccaccio

Natàlia Farré

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El parque Castell de L’Oreneta necesita una intervención. Tiene partes abandonadas y vegetación dañada que hay que arreglar. En esto es casi en lo único que coinciden las  entidades defensoras del parque y el ayuntamiento. En el resto, disparidad de criterios centrados en lo qué hay que hacer y en el cómo. La diferencia de opiniones tiene la base en la opuesta concepción del parque: para unos, un espacio forestal apéndice de Collserola que debería formar parte del Parc Natural; para otros, un parque municipal, categoría que adquirió en 1978 cuando pasó a manos del consistorio barcelonés. 

De momento, las obras están en barbecho y los vecinos exigen que nada se mueva hasta que haya acuerdo. «La entrada de excavadoras sería considerada una declaración de guerra. El final del diálogo», sostiene Jordi Bigues, miembro de Les Amigues i Amics del Parc Forestal de l'Oreneta. No en vano las obras inicialmente previstas contemplan, entre otras, un movimiento de tierra de 6.022 metros cúbicos, la posible tala de árboles (hasta 148) y la retirada de 6.850 metros cuadrados de vegetación. 

Lentiscos salvajes

En febrero, el ayuntamiento aprobó el proyecto de intervención con un presupuesto de casi dos millones de euros focalizado en la pavimentación de caminos y la construcción de muros a partir de gaviones (cesta de alambre rellena de tierra o piedra). Nada se decía de rehabilitar la parte patrimonial ni de las minas de agua, además, se pretendía vaciar la balsa. Saltaron las alarmas entre el vecindario. Contrario a la pavimentación y al uso de gaviones, y partidario de la renaturalización del parque y de la salvaguarda de los elementos patrimoniales, minas, fuentes y balsas; además de, por supuesto, actuar sobre los caminos que están en mal estado (solo esos) y de los espacios afectados por la erosión.

“Si hay un camino por arreglar, que lo arreglen; pero no es necesario pavimentar tanto. Con esto, la idea de acercar el bosque a la ciudad se pervierte y se acaba acercando la ciudad al bosque. Y con la emergencia climática no es admisible”. Palabra de Montse Busto, vecina y usuaria del barrio de toda la vida que añora la abundancia vegetal de antaño. “Un día apareció un arbusto recortado, redondo, como si esto fuera Versalles. Es el símbolo de lo que quiere el ayuntamiento, y nosotros queremos los lentiscos salvajes, no redondos”, explica. Bigues lo resume: “Queremos naturalitzar y restaurar el parque; ellos quieren urbanizar, pavimentar y llenarlo de gaviones que desfigurarán su carácter de bosque urbano y su encanto”.

Necesidad de un plan director

En mayo hubo reunión y el ayuntamiento aceptó muchas de las propuestas vecinales, como reducir el número de caminos a pavimentar, el uso de gaviones solo en casos extremos y recuperar la balsa. Pero nada de eso consta por escrito, tampoco las recomendaciones realizadas por parte del Consorci del Parc Natural de la Serra de Collserola (CPNSC). Así que los vecinos exigen una nueva redacción del proyecto ejecutivo antes de empezar, no con las obras en marcha como pretende el ayuntamiento. No se fían. “Queremos saber qué caminos se van a pavimentar y cuáles no. Resulta que la reducción podría ser del 33% pero sin reducir la extracción de tierra. Es poco serio”, sostienen desde Les Amigues i Amics del Parc Forestal de L'Oreneta. Están enfadados, tanto que amenazan con declinar la invitación para asistir a la comisión de seguimiento de las obras que el consistorio ha constituido para informar periódicamente a los vecinos. 

De hecho, la entidad va más allá y pide un plan director del parque y la consideración global de parque histórico catalogado. Incluso, su incorporación al Parc Natural de Collserola.

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