Acción en Ciutat Vella

Una niña de 6 años abandera la lucha por la accesibilidad con una carrera adaptada en el Gòtic

La activista Noemí Font vuelve a liderar una iniciativa para que niños con discapacidades como su hija puedan disfrutar ahora de una carrera deportiva adaptada

Los vecinos de la zona y los comerciantes de Barna Centre se vuelcan en la pionera propuesta del 14 de agosto, que tendrá lugar durante la fiesta mayor

Emma Joana jugando en el parque de L'Oreneta, en Barcelona, en una imagen de archivo.

Emma Joana jugando en el parque de L'Oreneta, en Barcelona, en una imagen de archivo. / ELISENDA PONS

Patricia Castán

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Hay días en que casi no se puede dormir de la emoción por participar. Y algún momento, como este pasado viernes, en que se pilla una rabieta y amenaza: “Pues no correré”. Pero la pequeña Emma Joana sí ‘correrá’ el día 14 de agosto con su andador por la avenida de la Catedral, con medalla garantizada y abanderando otra cruzada por la accesibilidad real como todas las que su madre, Noemí Font, suma desde hace tres años. La benjamina, de 6 años, con espina bífida y una discapacidad del 78% ya sabe o intuye lo que es luchar por sus derechos esenciales. Primero en pos de más recursos para la escuela inclusiva, luego por la accesibilidad de niños como ella a los parques públicos de la ciudad, y ahora por la creación de una 'cursa' infantil adaptada, que consideran que será la primera que lo es realmente en Barcelona.

Desde su lugar de vacaciones, Font recuerda por teléfono que esta nueva meta suma muchos meses de esfuerzos. Reivindicó que su nena pudiera participar de la emoción de una carrera, y encontró el empuje de una asociación sevillana, Carros de Fuego, con experiencia en esta sensible materia. El ayuntamiento le respondió que “ya había pruebas inclusivas donde podía participar”, pero la combativa madre no comparte que recorrer un minúsculo tramo en un itinerario de 2 kilómetros pueda ser estimulante para ningún pequeño con discapacidades. “Lo interesante es proponer a los niños o a cualquiera un reto que se pueda alcanzar con éxito”, insiste.

Emma Joana, hija de Noemí Font, con el Nan Cucut de los Gegants de la plaza Nova, en el Gòtic.

Emma Joana, hija de Noemí Font, con el Nan Cucut de los Gegants de la plaza Nova, en el Gòtic. /

Su indignación por twitter le proporcionó de nuevo el suficiente eco para que entidades de barrio sí dieran el paso de plantearle organizar una carrera adaptada para niños con motivo de sus fiestas patronales. La primera oferta llegó de Fem Gòtic y la asociación de comerciantes Barna Centre, en pleno corazón de Barcelona, y en el marco de los fastos de Sant Roc de la plaza Nova, que se celebran desde 1598 y están declarados como Fiesta Patrimonial de Interés Nacional. Desde el minuto uno, vecinos y comerciantes han movido cielo y tierra para organizar una prueba que en tiempos de covid-19 ha supuesto un doble reto. “Será una práctica de autosuperación, los niños no compiten unos con otros sino consigo mismos”, destacan desde Barna Centre, donde empresas y establecimientos colaboran para proporcionar el equipamiento y premios que todos los menores se llevarán a casa. Todos serán vencedores.

De 2 a 11 años y en varias categorías

Emma Joana, que para distancias cortas necesita el caminador y para muchos trayectos precisa de silla de ruedas, está ilusionada con una prueba que la acerca un poco más a cualquier actividad infantil que su madre quiere que tenga “oportunidad” de disfrutar. Como ella, otros 23 niños de solo 2 a 11 años se habían inscrito en pocos días, aunque la pandemia obliga a poner el tope en 30 participantes. Los que no encuentren plaza o no estén en agosto tendrán otra oportunidad en las fiestas de diversos barrios que ya se han sumado al reto. Lo importante es saber que la iniciativa nace para quedarse. Font lamenta que el esfuerzo organizativo desde las filas civiles ha sido enorme por su complejidad en plena pandemia, lanzando el guante a las administraciones para que también lideren estas iniciativas.

¿Cómo correrán estos pequeños héroes? Cada uno en proporción a sus capacidades y posibilidades. Sin presión, pero con el corazón. Así, Emma Joana es de los que lo harán con caminadores, pero también hay grupo para quienes se desplazan con férulas o tienen problemas de motricidad, para sillas de ruedas autoimpulsadas, o con sillas empujadas por otro, según el grado de funcionalidad de cada participante. Recorrerán 10, 20 o 30 metros. Para algunos, que sumen afectaciones cognitivas, será un mérito digno de medalla olímpica. Un esfuerzo personal lleno de significado. Y no es que algunos niños y niñas no pudieran recorrer un tramo mayor de la avenida de la Catedral, sino que el reto es hacerlo corriendo, pero sin riesgos y también de forma amena para el público que lo siga. Se han organizado también dos áreas de descanso para que los pequeños puedan ir al baño o reposar unos minutos, ofrecidas por el Hotel Colón y Ca la Dona.

Acostumbrados a ser noticia como el eje comercial de compras por excelencia de Barcelona, Barna Centre (que se articula a partir del portal de l’Àngel y vive una época difícil ante la fuerte caída del turismo por el coronavirus), no habla ahora de sus tiendas cerradas por la crisis, sino de las abiertas más solidarias. Porque en la cursa todo se ultima a golpe de voluntariado, desde la imagen de la carrera a cargo de un vecino (Dani Farràs) y del ilustrador afincado en el Gòtic Miquel Gallardo, hasta las camisetas, gorras, bolsas y premios aportadas que se llevarán todos junto al diploma con su marca personal, cronometrada.

Para Teresa Llordés, presidenta de los comerciantes, muy activos también en acciones para la accesibilidad, como el proyecto CASBA (comercio amigo sin barreras) u otras junto a la fundación Step by Step, “estas iniciativas refuerzan la responsabilidad social sobre el tema y los valores de inclusión”. “Todos ganamos”, valora, poniendo énfasis en que las fiestas de Sant Roc tienen casi carácter de ciudad.

La activista Font –“desde el sofá, pero por tierra, mar y aire”--  agradece, aplaude y palpita con este nuevo paso para las personas como su hija. Pero recuerda lo difícil que es que tengan acceso al deporte sin cruzar la capital catalana para ir a los pocos centros especializados existentes. “No hay actividades de proximidad”, igual que sucede con los parques de juego o en los colegios. Como remate, la dificultad de salir a la calle con andador, silla y demás equipación (Emma necesita ser sondada regularmente) desde una finca antigua del Eixample, les ha llevado a dejar la ciudad y anunciar que se mudan a un municipio del Maresme.

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