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Con un apellido no basta

¿Por qué hay personas que publican anuncios en la prensa comunicando su cambio de nombre? La respuesta a este misterio revela el choque entre la tradición india y la legislación española

Gurpreet Singh Batra

Gurpreet Singh Batra / MANU MITRU

Gemma Tramullas

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Entre mayo y julio de este año se publicaron en EL PERIÓDICO dos pequeños anuncios destacados en blanco sobre negro en los que dos mujeres comunicaban que habían cambiado su nombre: de Gagandeep Kaur Sekhon a Gagandeep Kaur Brar, en el primer caso, y de Manjit Kaur a Manjit Kaur Sangha, en el segundo. Ambos textos incluían, además, sus números de pasaporte indio y su lugar de residencia en Catalunya. No deja de ser algo novedoso dentro del ya de por sí sorprendente género de los anuncios clasificados y, por lo tanto, digno de pesquisa. 

El anuncio en las páginas de El Periódico

El anuncio en las páginas de El Periódico / Jordi Cotrina

Las pistas llevan hasta una oficina de apenas cinco metros cuadrados en el Eixample de Barcelona, justo encima del consulado de la India. En este cubículo convenientemente adornado con la imagen del dios-elefante Ganesha, destructor de males y obstáculos, Gurpreet Singh Batra se dedica a facilitar todo tipo de trámites burocráticos y a insertar este tipo de anuncios en la prensa. Es él quien desvela que el principal reto al que se enfrentan los ciudadanos de origen indio que viven en España no es ni el clima, ni el idioma, ni la comida, ni la cultura, sino ¡cambiarse los apellidos!

“Si quieres cambiarte el nombre o los apellidos en España, el gobierno indio te pide que pongas un anuncio en dos periódicos prominentes de tu lugar de residencia como parte del trámite -explica Gurpreet, que dirige la empresa H&G Eduwiser junto a su hermano Harpreet-. Cinco semanas después de la publicación, el cambio se considerará oficialmente aceptado y podrás solicitar el pasaporte español, que es la razón por la que la mayoría pide el cambio de nombre”.

¿Pero por qué hay que cambiarse los apellidos para obtener el pasaporte? Aquí la cosa empieza a complicarse. En la India mucha gente tiene un solo apellido o incluso ninguno. Además, en la región del Punjab, donde la mayoría de la población es de tradición sij, los hombres se apellidan Singh, que literalmente quiere decir león, y las mujeres Kaur, que significa princesa.

En este punto es útil recurrir al libro ‘Los mundos de Kaur’, recién publicado por la joven catalano-punjabí Manu Kaur: “Cuenta la leyenda que fue el gurú Gobind Singh Ji, el décimo gurú de los sijs, quien pidió a los hombres que adoptaran el apellido Singh y a las mujeres el Kaur. Su intención era doble. Por un lado, tratar de minimizar el impacto del sistema de castas. Si hombres y mujeres quedaban igualados por su apellido, no se sabría a qué casta pertenecían. Por el otro, trataba de igualar a hombres y mujeres […]”

Trescientos años después, aquel mandato se ha quedado en una declaración de buenas intenciones. Las diferencias sociales entre sijs son lamentablemente las mismas que en cualquier otro lado, pero además estas personas tienen la complicación añadida de tener que modificar sus apellidos si quieren obtener un documento de identidad español o la nacionalidad.

Gurpreet lleva 12 años viviendo en Barcelona y es capaz de contestar preguntas, atender visitas y responder continuas llamadas de teléfono, todo a la vez y sin perder el buen humor. Pese a tamaña capacidad, aún no entiende del todo cómo llega a formarse tanto lío con lo de los apellidos. La adaptación a la legislación española, que exige nombrar a los dos progenitores, puede resultar en documentos que sonrojarían al mismísimo Gurú Gobind Singh Ji.

Es el caso del DNI de otra mujer en el que se ha añadido el apellido Kaur al nombre de pila, se ha puesto Singh como primer apellido y otra vez Kaur como segundo. Los expatriados indios no pueden tener doble nacionalidad, así que cuando viajan a la India tienen que mostrar su pasaporte español. A ojos de los funcionarios de fronteras, este documento reflejaría una identidad simultáneamente masculina y femenina.

Y esa es la parte fácil, porque en el caso de que la persona quiera añadir a su nombre el apellido familiar -la casta, vigente sobre todo en las zonas rurales de la India- la cosa se complica. Este trámite solo se puede hacer desde la India y exige publicar el cambio de nombre en dos periódicos de allí y mostrar dos recibos con el nuevo apellido antes de ser aprobado. Las mujeres casadas adoptan el apellido de la familia del marido. Tanto Sekhon, como Brar y Sangha, los segundos apellidos de las mujeres de los anuncios, pertenecen a familias o estamentos sociales del Punjab.

A Gurpreet, que nació en la ciudad punjabí de Jalandhar, sus padres le ahorraron el calvario burocrático y ya le inscribieron con el Singh y el apellido familiar Batra. "Cada familia india es un mundo”, asegura entre risas.

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