Espacio público

La calle de Lincoln de Barcelona se 'pacifica' con 20 años de retraso

Los vecinos pedían arreglar las aceras, retirar los contenedores y reducir el aparcamiento y el tráfico

Obras en la calle de Lincoln, en Sarrià-Sant Gervasi.

Obras en la calle de Lincoln, en Sarrià-Sant Gervasi. / JOAN CORTADELLAS

Óscar Hernández

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Más vale tarde que nunca. Pero ¿tan tarde?. Los vecinos de la pequeña y estrecha calle de Lincoln, entre Laforja y Madrazo, respiran por fin aliviados después de que el Ayuntamiento de Barcelona haya comenzado estos días a taladrar el asfalto de este vial para pacificarlo, es decir, quitar los estacionamientos de coches y motos, crear una plataforma única (aceras y calzada al mismo nivel) y decorarlo de colores (urbanismo táctico) para hacerlo más amigable. La primera instancia de los vecinos para que el distrito de Sarrià-Sant Gervasi arreglara la pequeña pero ruidosa calle data de junio del 2002, hace 19 años.

Los vecinos de la finca numero 12 de Lincoln instaron a su administrador a que informara al consistorio del mal estado de la calle: aceras deterioradas donde las personas mayores tropezaban, coches y motos mal aparcados encima de ellas y el ruido y el mal olor de unos contenedores de reciclaje de superficie cuyo efecto nocivo se dimensiona en una calle estrecha. Desde entonces, a través de su administrador, han presentado una veintena de instancias, una por año, e incluso han tenido alguna entrevista con representantes de los distintos partidos que han ido pasando por la alcaldía y el distrito. "Pero siempre nos contestaban: 'Este mandato no toca'", explica Carles Ribes, de VM3 Fincas, administradores de la comunidad. Mientras, los residentes en Lincoln veían como otras calles próximas, como la rambla del Prat, soterraba los contenedores de basura y ampliaba y mejoraba las aceras.

Pero ha sido ahora, 19 años después de la primera queja, cuando por sorpresa se ha producido el 'milagro'. El actual plan municipal de mejora de los entornos escolares en Barcelona, una de las grandes estrategias de la alcaldesa Colau, ha servido de carambola para arreglar Lincoln, donde se ubica la puerta trasera del colegio Nostra Senyora de Lurdes. "El objetivo es que alrededor de esta escuela como en las del resto de la ciudad haya un entorno saludable y seguro. Que los niños y niñas sean los primeros en ver el efecto de pacificar la ciudad, de dar más importancia y espacio al peatón que al automóvil", explica una técnica municipal implicada en el proyecto.

Urbanismo táctico

De momento, la reforma exprés de Lincoln incluye la eliminación de las plazas de aparcamiento de coches y motos, el cambio de sentido de la calle (ahora es de Laforja hacia Madrazo) , la equiparación en altura de las aceras con la calzada (plataforma única) y la decoración del suelo con colores, como se ha hecho ya en numerosos puntos de la ciudad en un paso más hacia el denominado urbanismo táctico, con el que la ciudad pretender ser un referente con sus polémicas y vistosas actuaciones.

Toni Naves, vecino de Lincoln, 12, la finca más nueva del tramo que se está reformando, se muestra satisfecho y esperanzado. "Llevo 15 años viviendo aquí y siempre hemos pedido las mejoras. Estos días en el grupo de watsap de los vecinos no paramos de comentar que por fin han comenzado los trabajos". Santiago Torrent, otro de los vecinos de la misma finca, de la que además fue presidente, se muestra también satisfecho de que se realicen las obras de mejora, aunque lamenta la falta de información sobre el sentido de circulación o si la obra se limita solo a asfaltar la calle. "Lo peor es que no aprovechen para quitar los contenedores", lamenta.

Fuentes municipales explicaron que son conscientes de los problemas que sufren los vecinos de Lincoln por la estrechez de la calle, agravados por la presencia de la discoteca Otto Zutz. "Ya hemos trabajado el tema de los ruidos de los clientes con agentes cívicos e instando al local a que ponga vigilantes. Pero ahora , con lo que esta pasando el sector del ocio por la pandemia, no podemos apretar mucho", indican. De momento parece claro que Lincoln, que tiene una vida de día, marcada por la presencia de la escuela y la demás vida de barrio, y otra de noche, más conflictiva, al menos reducirá ahora el impacto del tráfico en su estrecha calzada en la que los peatones ganarán espacio. El estreno, en septiembre, antes de volver al cole.

Suscríbete para seguir leyendo