Barcelona Global

James Sharpe: “Barcelona debe ser una ciudad de conocimiento e investigación"

Director de la sede barcelonesa del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, cree que la ciudad ha de apostar por convertirse en un 'hub' global de centros de investigación que se dediquen a generar conocimiento científico novedoso

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B. G.

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James Sharpe se mudó a Barcelona hace 15 años con su mujer y juntos han criado a sus hijos en Sant Cugat. Nacido en Londres, ha vivido también en Santiago de Chile y Edimburgo. Es investigador y desde hace tres años dirige el EMBL Barcelona, una de las seis sedes del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, el principal centro de investigación europeo en ciencias de la vida. Además de la de Barcelona, el EMBL tiene dos sedes en Alemania, una en Reino Unido, una en Italia y una en Francia.

¿Por qué escogió Barcelona? Me mudé a esta bella ciudad por una oportunidad científica maravillosa: liderar un grupo en el CRG, entre los mejores centros de investigaciones en biología molecular en España. Sin embargo, muchos otros factores jugaron un papel importante también. Siempre me ha atraído la calidez de la cultura mediterránea, y la ubicación de esta ciudad es increíble: cerca de la montaña y del mar, a un paso de Francia y los Pirineos, y el laboratorio asomado al mar… ¿Se puede pedir más?

¿Qué aspectos de la ciudad destacaría como positivos? Se siente una actitud moderna, progresista e internacional. Barcelona es muy acogedora y abierta con los extranjeros. A veces, un poco demasiado obsesionada consigo misma, pero sin duda llena de tesoros: su cultura, arquitectura, gastronomía y sobre todo su gente estupenda. Y en lo que concierne a mis intereses, seguramente es una ciudad que ofrece una masa crítica de ciencia puntera. Tanto es así, que es atractiva para muchos científicos extranjeros como yo. Por estas razones, el EMBL decidió abrir su sede más nueva justamente aquí. 

¿Qué aspectos de la ciudad hay que mejorar? Admito que siempre he vivido en el Vallès, pero voy cada día a trabajar a Barcelona en transporte público. Creo que las calles del Eixample llenas de tráfico son uno de sus problemas (y su estructura tan geométrica e interminable me recuerda uno de los cuentos de Borges, 'La Biblioteca de Babel'). Pero la ciudad es consciente de ello y ha dado pasos importantes para reclamar más espacio para los peatones y el verde, por ejemplo, con el proyecto de las 'superillas'.

¿Qué se investiga en el EMBL Barcelona? Trabajamos en la biología de los tejidos y en la modelización de las enfermedades. El cuerpo humano es mucho más que la simple suma de sus células. Depende mucho de cómo interactúan, desde el punto de vista químico, físico y dinámico, para formar tejidos sanos y enfermos. Para estudiarlo, utilizamos un enfoque muy interdisciplinar, con expertas y expertos en ingeniería de los tejidos, biología molecular, imágenes mesoscópicas, organoides, circuitos de genes y modelos informáticos. Esto nos permite estudiar problemas diversos como malaria, cáncer y cómo se forman los órganos. Y lo hacemos fomentando las colaboraciones con centros como el CSIC, el CRG, el IBEC y la UPF.

¿Qué espera de la Barcelona de los próximos años? Debería ser una ciudad cada vez más centrada en la economía de la información, apostando por la investigación, como ya está haciendo con el Plan de Ciencia. Debería aprovechar su ventajoso punto de partida y convertirse en un 'hub' global de centros de investigación que se dediquen a generar conocimiento científico novedoso. No se trata solo de explotar datos, sino de idear experimentos capaces de darnos una comprensión más profunda de los sistemas vivos, guiándonos así hacia las revoluciones biológicas del siglo XXI.

¿Cómo puede contribuir el EMBL al desarrollo de la ciudad? Hoy en día, los problemas más importantes a solucionar son globales. La pandemia y el cambio climático son ejemplos de retos que ningún país puede solucionar solo. EMBL es intrínseca y fundamentalmente internacional, ya que está formado por 27 países europeos. Con una sede del EMBL en Barcelona, podemos reforzar la conexión entre la ciencia local y el resto de Europa, trayendo más científicos y colaboraciones para que podamos afrontar juntos los desafíos más importantes.

¿Cuál siente que es su ciudad? Puede parecer curioso, pero no tengo una ciudad que sea "mía". Soy una persona internacional, con una familia muy internacional. Mis hijos han crecido aquí, van a colegios locales y hablan catalán, castellano e inglés; yo soy de Reino Unido y mi mujer de Croacia. He pasado 15 años aquí, y ahora Barcelona es mi ciudad, sí, pero como algunas otras…