La selección del defensor de los barceloneses

David Bondia y Ramon Nicolau, prórroga y penaltis en la elección del Síndic de Greuges de Barcelona

Barcelona en Comú y ERC respaldan al primero, el PSC y Barcelona pel Canvi prefieren al segundo y el resto se reserva su posición

Junts per Catalunya puede decantar la balanza a favor de Nicolau, el candidato preferido por los grupos constitucionalistas

BARCELONA 19/10/2017 Síndica de Greuges, Maria Assumpció Vilà, al seu despatx. FOTO : ALVARO MONGE

BARCELONA 19/10/2017 Síndica de Greuges, Maria Assumpció Vilà, al seu despatx. FOTO : ALVARO MONGE / ALVARO MONGE

Toni Sust

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Pilar Malla fue la primera síndica de Greuges de Barcelona. Ostentó el cargo entre 2005 y 2010. Maria Assumpció Vilà la sucedió ese año y, tras ser reelegida en 2016, consume su último mandato, que se extinguirá este mes de julio si no surgen imprevistos. Y la verdad es que han surgido, por lo menos temporalmente. El objetivo es encajar las piezas en busca de un sucesor elegido por unanimidad, pero los jugadores, los partidos políticos, están divididos entre dos aspirantes: David Bondia y Ramon Nicolau.

Bondia es profesor de Derecho Internacional de la UB y presidente del Institut de Drets Humans de Catalunya. Optó al cargo de síndico sin éxito en 2016.  Nicolau tiene un largo recorrido como gestor de servicios sociales, en el ayuntamiento y la Generalitat, y es exconcejal del PSC en la capital catalana. Bondia es visto como el candidato de Barcelona en Comú (algo que ya le pasó hace cinco años y que no le benefició), aunque también hay grupos que le reprochan vínculos independentistas. A Nicolau se le considera el candidato de los socialistas catalanes, lo que es lógico dada su vinculación previa.

De la junta de portavoces del 20 de julio debería salir un favorito confirmado que designaría el pleno del 23

Votación no vinculante

La elección de la figura del síndic de Greuges de Barcelona está en manos de los grupos municipales, ya que la votación popular y la defensa de un aspirante por parte de entidades, que se incorporaron al proceso, son elementos simbólicos, no vinculantes. Bondia ganó en votos, 1.414 contra los 410 de Nicolau, que se impuso en adhesiones de entidades: 73 antes las 57 de Bondia.

 Los partidos están obligados a un entendimiento mayor al habitual, ya que las normas dicen que no basta con la mayoría absoluta en la votación del elegido para este cargo: se necesitan 27 de los 41 concejales, una mayoría de dos tercios. Malla fue elegida por unanimidad, como Vilà en su primera designación. En la segunda, en 2016, todos los grupos votaron a Vilà menos la CUP, que se abstuvo.

La reunión previa

Que esas votaciones por unanimidad se repitan en el pleno del 23 de julio, en el que debe dirimirse la designación, se antoja muy difícil a priori, pero fuentes de distintos grupos dan por hecho que habrá desenlace a favor de Bondia o de Nicolau antes del pleno y que por lo tanto habrá unanimidad. Según esa versión, las cartas se podrán sobre la mesa en la junta de portavoces del martes 20 de julio. Si allí Nicolau o Bondia tienen un apoyo por parte de los grupos que sume ya no los 27 votos si no un voto más que el otro, será el síndico, porque el resto, el bando del candidato perdedor, aceptará el resultado y cambiará su posición.

Aunque algunos grupos no desvelan sus preferencias todavía, los apoyos parecen claramente repartidos casi al 50%. ERC tuvo como primer preferido a una de las ocho personas que empezaron la carrera para ocupar la sindicatura, Jordi Giró, presidente de la Confederació d’Associacions Veïnals de Catalunya. Una vez este quedó sin opciones, los republicanos optaron por Bondia.

Barcelona en Comú también tiene intención de votar a Bondia, con lo que este sumaría ya 20 de los 27 votos. El PSC mantiene su respaldo (ocho concejales) a Nicolau que también tiene garantizado el voto de Barcelona pel Canvi, es decir, los de Manuel Valls, Eva Parera y el de la concejala no adscrita Marilén Barceló, integrada oficiosamente en el grupo del exprimer ministro francés porque no pudo hacerlo oficialmente. Nicolau tendría, por lo tanto, 11 votos.

El fantasma de un tercer nombre

Pero está bastante claro que recabaría más apoyo de los grupos constitucionalistas, que recelan de Bondia, del que concejales de distintos partidos subrayan como pecados que ha defendido un referéndum sobre la independencia y los indultos de los políticos presos por el Procés, aunque otros también le reprochan vínculos con los comuns, y algunos ambas cosas. Si el PP y Ciutadans también votan a Nicolau, este sumaría 16 votos. Y entonces, los cinco de Junts per Catalunya decidirían quién es el ganador en la junta de portavoces. Si los posconvergentes optan por el exedil socialista, el resultado sería de 21 a 20 votos en la junta de portavoces. Y Nicolau se llevaría el gato al agua.

En esa hipótesis, no sería tan raro que Junts votara junto a los grupos constitucionalistas. Entre otras cosas, porque está más lejos de los comuns que del PSC, con quien suscribió un pacto de gobierno en la Diputación de Barcelona. Si ese escenario se confirma, Barcelona en Comú habría dejado caer a Bondia dos veces en cinco años.

Una opción que parece más remota es que se rompa la tradición del acuerdo previo y que para evitar una votación dividida se retrase el proceso hasta septiembre -lo que requeriría ampliar el mandato de Vilà- o incluso que aparezca un tercer nombre para desbloquear la negociación.

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