MODELO DE CIUDAD

El Casc Antic y la Barceloneta se plantan contra el botellón por su salud y la de sus barrios

Más de 300 vecinos de Ciutat Vella se manifiestan para denunciar la falta de acciones municipales para impedir los constantes botellones nocturnos masivos (y sus consecuencias) tanto en la playa como en el paseo del Born.

Barcelona 30/06/2021 protesta de vecinos de la Barceloneta y Casc Antic por los ruidos y el incivismo en el barrio Foto Ferran Nadeu

Barcelona 30/06/2021 protesta de vecinos de la Barceloneta y Casc Antic por los ruidos y el incivismo en el barrio Foto Ferran Nadeu / Ferran Nadeu

Helena López

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Un grupo de personas, jóvenes y no tanto, baila con descaro bajo el chorro de las mangueras de los trabajadores municipales que riegan la arena de la playa tras el desalojo policial de un botellón una noche cualquiera. De jueves, viernes, sábado o domingo, al principio. En las últimas semanas, con la llegada del verano, también podría ser de miércoles. 

La reveladora imagen es solo una de las infinitas que los vecinos del Casc Antic y la Barceloneta no se cansan de relatar; necesitan hacerlo y es prácticamente imposible no ponerse en sus zapatos al escucharles. La escena, además, capta a la perfección la magnitud de lo que está sucediendo y la dificultad de encontrar una solución (detalle no menor). Un fenómeno nuevo -los botellones han existido siempre, pero no así- que ha situado esta cuestión en el centro de las preocupaciones de los vecinos de la Barceloneta, que hace algunos días llegaron a pedir por carta la dimisión de todos los responsables municipales. De la alcaldesa Ada Colau al concejal de seguridad, Albert Batlle.

Estando así las cosas desde el levantamiento del toque de queda -con las playas convertidas en discotecas al aire libre y el movimiento y ruido en las calles que ello comporta-, al conocer la convocatoria impulsada en el barrio vecino por la asamblea vecinal y la asociación de vecinos del Casc Antic con el lema ‘El veïnat contra els sorolls nocturns al barri, defensem la nostra salut’ no dudaron en sumarse a la manifestación con sus camisetas amarillas de ‘La Barceloneta no es ven’. 

Manifestación contra los botellones, este miércoles frente al ayuntamiento.

Manifestación contra los botellones, este miércoles frente al ayuntamiento. / Ferran Nadeu

De hecho, finalmente ha habido dos convocatorias paralelas, una a las seis de la tarde en el paseo del Born -epicentro de los botellones en el Casc Antic que encendieron la llama de la protesta- y otra media hora más tarde en La Repla -centro neurálgico de toda protesta en el barrio marinero. Dos protestas hermanas con un mismo objetivo que han reunido a más de 300 personas hacia las siete de la tarde en la Via Laietana para mostrar su malestar juntos frente al ayuntamiento tanto por la situación como por la falta de soluciones por parte del consistorio.

Cuestión de salud pública

Los vecinos están viviendo esta nueva crisis, que definen como "completamente insostenible", especialmente mal por varios motivos. Por un lado, por una evidente cuestión de salud pública: la pandemia todavía no ha finalizado y esas concentraciones de personas bajo sus ventanas suponen un evidente peligro. Por otro, insisten, se trata de una cuestión de salud mental. La fiesta constante frente a sus hogares es incompatible con algo tan básico como poder dormir. Además, convivir con estas molestas escenas duele especialmente después del espejismo que vivieron ambos barrios, muy presionados por el turismo y el ocio nocturno desde hace muchos años, durante el confinamiento y el toque de queda; momentos en los que volvieron “a escuchar a los pajarillos cantar”, como señala Lourdes López, activista vecinal de la Barceloneta, quien tiene clara que la solución para su barrio pasa por cerrar la playa por las noches. Plantea también otras medidas, de mucho más fácil y rápida implementación, como dejar abiertos los lavabos públicos por las noches. "Evidentemente es un riesgo, pero peor es que la gente orine en las esquinas", concluye.

Otra cuestión es por qué los botellones masivos se están concentrando en estos puntos de la ciudad y no en otros y quién los está protagonizando. Lo de la playa está claro. El paseo del Born es otro asunto. ¿Por qué allí? Algunos vecinos apuntan que el motivo hay que buscarlo en la apuesta por la concentración de bares de copas que se hizo en esa zona. Pese a que los bares estuvieran cerrados o cerraran en determinado momento, la gente ya vincula ese enclave al ocio nocturno, dentro o fuera de los locales.

La concepción de la ciudad

"El incivismo está muy vinculado a la concepción que se tiene del centro de la ciudad. La gente tiene actitudes incívicas aquí porque no tiene en cuenta que aquí vive gente, que tiene unos derechos. El problema es la propia concepción de la ciudad de la gente que hace ese tipo de cosas aquí porque concibe que los barrios del centro son sitios para hacer eso; y eso es culpa del modelo de ciudad", resume Martí Cusó, de la asociación de vecinos del Gòtic, presente en la manifestación.

En cuanto a quién protagoniza esos botellones, obviamente hay perfiles (e incluso edades) diversos, pero, además de turistas locales -barceloneses llegados del resto de barrios- destaca la presencia de jóvenes europeos que viven temporalmente en Barcelona (el francés es uno de los idiomas más hablados en las fiestas que torturan a los vecinos). Los conocidos como 'expats'; personas que o bien trabajan aquí o bien teletrabajan desde aquí en empresas ubicadas en su país de origen porque "Barcelona es una fiesta".

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