polémica por una obra de arte urbano

Un sindicato policial exige el borrado de un grafiti de la furgoneta quemada de la Guardia Urbana

Sapol condena "rotundamente" la pintada y destaca que el ataque al vehículo puso en riesgo la vida de un agente

Mural polémico en el parque de las Tres Xemeneies. FOTO Alex R Fischer

Mural polémico en el parque de las Tres Xemeneies. FOTO Alex R Fischer / Alex R. Fischer

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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El sindicato Sapol, mayoritario en la Guardia Urbana de Barcelona, ha pedido este domingo la retirada "inmediata" de un grafiti pintado en los últimos días en un muro del parque las Tres Xemeneies, en el Poble Sec, donde se reproduce la imagen de la furgoneta de la policía municipal quemada en la puerta de la comisaría de la Rambla durante los disturbios por el encarcelamiento del rapero Pablo Hásel, el pasado 27 de febrero por la noche.

A través de Twitter, la organización sindical ha condenado "rotundamente" esta pintada "de unos hechos que fueron un ataque directo a la policía, al cuerpo y a los agentes" de la Guardia Urbana de Barcelona. El mensaje subraya que el ataque contra el furgón policial pusieron en riesgo la vida y la "integridad física de un agente" que se encontraba en el interior del vehículo cuando unos manifestantes lanzaron un líquido inflamable y le prendieron fuego. "Exigimos su retirada inmediata", concluye el tuit de Sapol. Este muro de las Tres Xemeneies tiene un especial valor simbólico, ya que fue el primero que se liberó para que legalmente los artistas urbanos pudieran reflejar sus obras. Es uno de los espacio más reconocidos a la hora de pintar en la ciudad.

Ataque a la furgoneta

El ataque a la furgoneta policial supuso la detención de ocho personas. El incidente se produjo cuando un grupo que protestaba contra el encarcelamiento de Hásel llegaron a la Rambla, tras haber provocado destrozos en l'Eixample, y se plantaron frente a la comisaría de la Guardia Urbana, que ya había sido asediada unos días antes. Fue entonces cuando jóvenes encapuchados lanzaron objetos contra los agentes que custodiaban las dependencias y los vehículos policiales que estaban estacionados. Hasta que posiblemente una botella con líquido inflamable prendió fuego a una de las furgonetas de la Guardia Urbana, en la que se encontraba un agente que tuvo que salir por la puerta del copiloto. El entonces presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonés, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, manifestaron su condena por los disturbios.