Vuelta de la actividad
Llega el primer crucero a Barcelona tras el inicio de la pandemia
El 'MSC Grandiosa' viaja con 2.000 pasajeros, a los que se suman los 500 que embarcarán en la ciudad
Los viajeros se mueven en grupos burbuja, se someten a tests y no pueden hacer visitas por libre en los destinos
Patricia Castán
Periodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
Patricia Castán
Solitario pero imponente, el 'MSC Grandiosa' atracaba poco antes de las seis de la mañana en el puerto de Barcelona. Catorce meses después de aquel último crucero que llegó a la ciudad solo para repatriar pasajeros en abril de 2020, el muelle Adossat ha recibido este sábado por primera vez un buque vacacional, que marca la reactivación de un sector que antes de la crisis sumó 3,2 millones de usuarios y mil millones de euros anuales en la capital catalana. Ese nuevo paso hacia la normalidad turística ha generado enorme expectación, ya que con sus 331 metros de eslora y 2.500 camarotes era también el primer crucero internacional que viene a España desde la pandemia.
La enorme nave de nueva generación llegó con unos 2.000 viajeros embarcados en puertos italianos, y dio la bienvenida a unos 500 en Barcelona, procedentes de media España. Es decir, que navegará con un 50% de su capacidad, aunque el aforo permitido es del 70% y lo asumirá en las próximas semanas. Cada uno de ellos realizará una travesía de siete noches (esencialmente por Italia) que finalizará en el punto donde se inició en cada caso. Cargados de maletas y tan sonrientes como nerviosos iban desfilando por el primer punto de control viajeros llegados de Madrid, Valencia, Aragón.., tanto debutantes como curtidos cruceristas que habían contado los días hasta su nueva aventura. "Lo de menos era el recorrido, ya lo conocemos, lo que queríamos era navegar ya, en cuanto la pandemia nos lo ha permitido", explicaban los adeptos José Luis y Maria Elena, que antes del coronavirus se subían a un crucero cada tres o cuatro meses. "No será igual pero estamos muy tranquilos".
Hasta ahora, la única oferta de vacaciones en el mar se había concentrado en las islas canarias, y en versión de cabotaje (sin puertos extranjeros). Pero los protocolos sanitarios anunciados a principios de junio han permitido al Port de Barcelona negociar a toda velocidad las primeras operaciones desde la ciudad y afrontar un reactivación "progresiva", que pasa también por el debut de otro buque de Tui el día 25, de uno de la naviera Costa Cruceros el 5 de julio y otro de Aida el día 9. Tres de ellos tendrán regularidad semanal, pero en julio se añadirá el novísimo 'MSC Seashore', mientras que en agosto se incorporarán ya empresas estadounidenses y sus viajeros, Royal Caribbean y Norweggian Cruise Lines, ha avanzado la responsable de Cruceros del puerto, Carla Salvadó, que trabaja con los operadores para ofrecer las máximas garantías.
Carpa para test de antígenos
El panorama del Adossat, no obstante, ofrecía muchas particularidades esta mañana. Empezando por la soledad del Grandiosa, y siguiendo por la carpa cubierta instalada junto a la terminal donde se practicaban test de antígenos a todos los nuevos pasajeros. Los protocolos de las autoridades sanitarias establecen esa prueba y otra 48 horas antes del desembarque final, aunque esta última no es necesaria para los vacunados. MSC agrega una tercera prueba que deben afrontar los viajeros en su ciudad dos días antes del inicio de ruta como "primer filtro" para minimizar los posteriores casos positivos, ha explicado Fernando Pacheco, director general de la compañía en España. La misma utiliza la tecnología como aliado ante posibles casos, dado que las pulseras inteligentes que llevan los viajeros a bordo ejercen de geolocalizadores que permiten seguir la trazabilidad de un pasajero con síntomas o que dé positivo.
En ese caso, el cliente se aislaría en un camarote de una cubierta destinada a ese fin hasta poder desembarcar en el siguiente puerto y proceder a su aislamiento en un hotel en casos leves, o en un centro hospitalario, con gastos incluidos en un seguro previo. El mismo portavoz ha enfatizado que MSC lleva operando con alguna interrupción desde el pasado agosto en Italia, donde se han detectado un "máximo de 8 o 10 positivos" entre aforos de unos 2.500 viajeros, cifras que irán a menos teniendo en cuenta el ritmo de vacunación. Entre la tripulación, que está vacunada, pasa cuarentenas previas y no baja a los puertos de destino, solo han contado un caso.
Reanimación, pero con menos taxis y ventas
En este sentido, el despliegue de protocolos del Ministerio de Sanidad, sumado a los de la naviera, se traduce en visitas casi profilácticas a los puertos de escala, solo con excursiones contratadas y en grupos burbuja, afirman. Persiguen las máximas garantías de no contagio, aunque como contrapartida recorta el impacto económico en las ciudades donde recala. En Barcelona, los pocos taxistas que aguardaban en el Adossat se tenían que conformar solo con hacer traslados al muelle con nuevos pasajeros, ya que no podían recoger excursionistas autónomos. "Esto nos va a fastidiar mucho, no podremos casi trabajar", decía Jalal. Misma suerte correrá el comercio de las zonas turísticas.
Sin embargo, la vuelta a la actividad sí ha implicado resucitar la contratación de guías locales, autocares (sobre todo en tours panorámicos) y hoteles donde se han alojado algunos de los que venían a zarpar en la ciudad con algo de antelación, como Jessica Morales, llegada desde Cádiz un día antes con su pareja, Javier, y con algo de respeto hacia un buque que parece una miniciudad. Se alegraban, no obstante, de haber disfrutado de una Barcelona "sin aglomeraciones" y de tener la oportunidad de navegar con mucho más espacio por pasajero.
Pacheco ha detallado que a bordo ya no hay (de momento) grandes buffets, sino que toda la comida se sirve en mesa, con grupos burbuja de comensales y distancias generosas. El portavoz de la naviera italiana ha relatado que desde que se abrió la veda al sector en España, las reservas se dispararon y la demanda en el país se acerca a un año de normalidad. Se espera que en agosto cada semana embarquen unas mil personas en Barcelona solo en este barco a las que se sumará su potro estreno de julio.
Espaciados, este mediodía seguían llegando viajeros aún con mascarilla en el exterior. Como los 12 miembros de una familia de Valencia y Pamplona que celebraba con casi un año de retraso el cumpleaños de la matriarca, Inés Duran. "Nos parece increíble que por fin haya llegado el día", decía. O el veinteañero Álvaro Arbizu, venido en coche desde Zaragoza para descubrir eso de los cruceros con dos amigos. Entre los excursionistas, los portugueses Fernanda Serrano y Ricardo no se arrepentían de haber cogido un avión de Lisboa a Milán, y un tren de allí a Génova para descubrir "un crucero alucinante" y una "ciudad tan bella como Barcelona", donde además de mirar de lejos, también hubo excursiones cerradas a cavas y hasta a un tablao flamenco.
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