Comercio
La emblemática Manual Alpargatera se inmortaliza antes de cambiar su fachada
El histórico establecimiento recortará su escaparate este verano pero antes dejará huella con las decenas de dibujos que realizan 'sketchers' urbanos
Mantendrá su actividad gracias a la rebaja del alquiler que ultima con el ayuntamiento, titular de la parte principal del local
Patricia Castán
Periodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
Patricia Castán
Una de las tiendas con más carácter de la calle de Avinyó, La Manual Alpargatera, respira estos días al verse a salvo de un posible cierre tras largos meses en la cuerda floja. Sobre el establecimiento había una doble amenaza que parece superada, pero que se traducirá en una reestructuración del establecimiento que implica perder parte de su espacio y sobre todo de su popular fachada. Para que la memoria del local no se evapore, sus titulares han propiciado que dibujantes de toda la ciudad empiecen a inmortalizarla estos días, antes y después de las obras. El objetivo es hacer dentro de unos meses una exposición sobre un cambio irreversible en el Gòtic.
Según se recoge en el portal Ruta dels Emblemàtics, la tienda fue la pionera en hacer alpargatas con criterios de moda (tacones, bordados y estampados) en 1941, y se ha convertido en el último taller tradicional de 'espardenyes' de Barcelona. En las últimas décadas consiguió relanzarse con su éxito entre los turistas, sumando la vocación artesanal con la chispa de las nuevas colecciones propias. Incluso Carlos Ruiz Zafón la situaba en una de sus novelas, entre los referentes locales. Pese a todo, en los últimos tiempos ha vivido un vía crucis para poder conservar su ubicación.
Por un lado, la complicación se debía a ocupar dos locales contiguos pertenecientes a dos fincas diferentes, en los números 7 y 7 bis. El primero es de titularidad municipal desde 1988 pero tras un primer periodo de alquiler, pasó varios años desde 2014 sin contrato y en un limbo jurídico. En 2018 los grupos municipales de la oposición cerraron filas para salvarlo y se articuló una concesión de 10 años a los titulares de negocio, aunque para entonces se había generado una deuda que se convirtió en una losa durante la pandemia.
Sin renovación parcial
A esta situación hubo que sumar el final del contrato del 7 bis, en manos de un privado, con quien no han podido renovar ante las nuevas condiciones económicas. En paralelo, después de muchas negociaciones, el consistorio --desde el área de Patrimonio-- ultima una sustancial rebaja de su renta desde el inicio de la pandemia hasta finales de 2021, lo que dará oxígeno a la empresa. Esta propuesta técnica está pendiente de validación final en comisión de gobierno, explican fuentes municipales. No obstante, con el acuerdo previo de hace tres años todo hace pensar que saldrá adelante.
Lo que no tiene marcha atrás es la transformación de su famosa fachada blanca de 80 años de antigüedad, que no está protegida patrimonialmente, dado que se consideró que su carácter emblemático residía en la actividad de puertas adentro. De hecho, para cumplir con la normativa urbanística ahora se le exige que la parte de escaparate perteneciente a la segunda finca se reestablezca según la fisonomía original y cromatismo de esta. De ese modo, el titular de la alpargatería, Joan Carles Tasies, está reorganizando su negocio para desocupar los 30 metros cuadrados con altillo que perderá, donde había ubicado sobre todo oficinas y almacenamiento, relata.
Las obras para reducir su fachada --creada por el decorador Ferran Povo-- comenzarán en julio y posiblemente cuenten con una subvención parcial del consistorio. En la práctica, La Manual Alpargatera tendrá que comprimir tanto su rótulo como algunas de las cerámicas y piezas colgadas que la caracterizan, al quedarse con dos de sus tres escaparates.
Convocatoria artística
Tasies no quería relegar al olvido la imagen original del negocio, por lo que contactó con amigos artistas y les propuso dibujar la tienda en su estado actual, y posteriormente ilustrar la nueva etapa. La idea llegó a oídos de Urban Sketchers Barcelona, que convocó a sus socios, previa inscripción, para retratar este pedacito del Gòtic los días 21, 22 y 28 de junio. Desde el lunes, diversos artistas urbanos han afilado los lápices de colores con ese propósito, aunque el comerciante explica que cualquier interesado puede acudir a hacerlo otros días y difundir las creaciones (@lamanualalpargatera, #lamanualalpargatera), como hará el empresario desde su nueva web (lamanual.com).
Los próximos meses, las ventas a los barceloneses serán vitales para que la alpargatería supere la crisis que deja tras de sí la pandemia en el barrio más turístico de la capital catalana, aún a medio gas. Tasies recuerda que intentaban renovar su web justo cuando llegó el coronavirus y tuvieron que posponer sus planes. En estos 15 meses han aprendido que la digitalización es un salvavidas, y más aún cuando sus escaparates mengüen.
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