Éxodo frustrado

La lluvia confina a Barcelona

Los últimos coletazos de la borrasca ‘Lola’ disuaden a muchas familias de abandonar la ciudad en el primer fin de semana sin confinamiento

La fuerte precipitación ha propiciado que un tercio de los que se iban a ir del área metropolitana hayan descartado o aplazado sus planes

El cierre comercial por la fiesta del Primero de Mayo ha reforzado la sensación de que se prorrogaba el encierro en la capital catalana

Barcelona  01 05 2021  Barcelona    Paseantes protegidos con paraguas para la ligera lluvia que cae en la ciudad esta manana  Fotografia de Jordi Cotrina

Barcelona 01 05 2021 Barcelona Paseantes protegidos con paraguas para la ligera lluvia que cae en la ciudad esta manana Fotografia de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Toni Sust

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Todo o casi todo es, este sábado, culpa de los últimos coletazos de la borrasca 'Lola'. Es como si te hubieran invitado a una fiesta y la suspendieran en el último momento. Este era el primer fin de semana desde la Semana Santa en que los barceloneses podían huir de la ciudad, y la previsión era que el éxodo fuera considerable. El primer fin de semana sin el confinamiento comarcal que ha maniatado a la ciudadanía en pos de minimizar los contagios. 

Y cuando cientos de miles de personas contaban con salir de la ciudad, la borrasca ‘Lola’ ha protagonizado la madrugada y buena parte de la mañana, minimizando así la previsión. Según el Servei Català de Trànsit, ha abandonado Barcelona y su área metropolitana un 36,3% menos de los coches que iban a hacerlo. 

El cálculo era que 415.000 saldrían este sábado de la final catalana. Pero finalmente, entre las 15.00 del viernes y las 10.00 de este sábado han sido 264.444 los vehículos que han dejado la localidad. Si la comparación se hace con el último Primero de Mayo cayó en sábado, en el 2010, este año se han ido un 26% menos de coches que entonces. 

Un confinamiento adicional

La borrasca ‘Lola’ ha contribuido a generar una pequeña prórroga del confinamiento urbano, porque en la práctica el comarcal resulta casi municipal en Barcelona. Tal como avanzaba la mañana disminuía la ferocidad de las precipitaciones. Mucha gente ha optado por aplazar o suspender sus planes.

Lluvia en las calles.

Lluvia en Barcelona, este sábado por la mañana. / JORDI COTRINA

Es el caso de la familia de Carlos, vecina de Sarrià, que había planeado una salida, junto con unos amigos. Se iban al Empordà. Al final, los dos grupos decidieron comer juntos y quedarse en la ciudad. Se irán este domingo.

La gente ha ido saliendo a la calle a medida que ‘Lola’ perdía fuerza, pero en general han sido paseos marcados por otra circunstancia que también recordaba a confinamientos pretéritos: el comercio estaba cerrado con motivo del Primero de Mayo, con lo cual un plan tan extendido como el de las visitas sabatinas a los mercados era inviable.

Otra circunstancia especial de este sábado: era el primer fin de semana en el que los centros comerciales podían abrir sus establecimientos de restauración, algo que se les permite de nuevo desde el pasado lunes. Pero los centros comerciales estaban todos cerrados por la festividad laboral.

Paseo y manifestación

No es que las calles estuvieran desiertas. A eso de las 12.00 se veía gente paseando. Al rato, las terrazas, por ejemplo en plazas de Gràcia como la de Rovira, estaban llenas de gente tomando un aperitivo. En la de Joanic, un acto por el Primero de mayo.

Algún padre ha tenido que madrugar y afrontar el aguacero a causa del deporte infantil o juvenil. En cuanto a los deportistas que tanto han llenado las zonas en las que corren en los tiempos de la Barcelona confinada perimetralmente, la lluvia también ha tenido un efecto disuasorio. En la carretera de las Aigües había más charcos que runners. Varias familias se han acercado a la zona, que a eso de la una de la tarde registraba una asistencia claramente inferior a la habitual.

El sol saca la cabeza

Pasada la una de la tarde, el sol trataba de sacar la cabeza entre las nubes. Por la calle de Balmes, circulación algo densa. Y en la Rambla, un poco más de gente que en los últimos meses, aunque mucha menos que un sábado prepandémico. Han sido avistados algunos turistas en motos alquiladas.

El sol iba ganando terreno de forma puntual, pero el ambiente no invitaba mucho a ir a la playa. En la de Sant Miquel, entre las de la Barcelona y Sant Sebastià, junto a la plaza del Mar, una veintena de personas pasaban el rato desperdigadas por cientos de metros de arena. Alguno leía, otras descansaban. Entre ellos ha aparecido un turista que ha emergido de las calles cercanas únicamente ataviado con bañador y chanclas, y que ha procedido a meterse en el agua sin reparo alguno. El único bañista del momento. A unas decenas de metros, un hombre pescaba con caña en la orilla.

Gente ante el Cinesa Diagonal, a media tarde de esta sábado.

Gente ante el Cinesa Diagonal, a media tarde de esta sábado. / JORDI COTRINA

En los restaurantes de la Barceloneta la asistencia era moderada pasadas la dos de la tarde, cuando el sol ya había tomado el mando de la situación, por un buen rato. En definitiva, el sol ha asumido el mando y la borrasca ha ido perdiendo fuelle y a la hora de comer ya era historia. Pero para entonces ya había frustrado los planes de fuga de un buen puñado de barceloneses: lo que ya permitía el Procicat no lo ha tolerado Lola.

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