Drama inmobiliario

La anciana desahuciada por error: "En 40 días no me han devuelto mis cosas ni pedido perdón"

Rosario Bravo, de 97 años, sigue fuera de su vivienda de toda la vida, que considera "saqueada" durante un desalojo negligente, y por la que le siguen cobrando el alquiler

La familia ha denunciado penalmente a la comisión judicial, la propiedad, la administración de fincas y hasta al cerrajero, y va a presentar demanda civil por pérdidas materiales y por los daños morales

Rosario Bravo, refugiada en la vivienda de su hijo Emiliano en Terrassa, con este y su nieta Laura.

Rosario Bravo, refugiada en la vivienda de su hijo Emiliano en Terrassa, con este y su nieta Laura. / Anna Mas

Patricia Castán

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Decir que Rosario Bravo, de 97 años, había pagado "religiosamente" el alquiler de su vivienda de L'Hospitalet durante 723 meses es quedarse corto. La anciana, desahuciada por una presunta negligencia el pasado 19 de febrero, se instaló en el modesto piso un lejano enero de 1960 y desde entonces jamás dejó de abonar la renta, incluso en momentos en que confiesa haber "pasado hambre". "El alquiler era sagrado, lo primero". Tanto que, 40 días después del fatídico desalojo, sigue pagando puntualmente (no le han perdonado ni un euro de los 350 que ahora abona), pese a no haber podido dormir en su vivienda desvalijada en todo este tiempo. Allí, los enseres perdidos suman al menos 23.000 euros (la lista crece cada vez que repara en algún elemento desaparecido) y el enorme daño moral está aún por evaluar. Por ellos, la familia presentará en breve demandas civiles, mientras que ya ha denunciado penalmente a todos los actores de esa intervención judicial que privó a una mujer casi centenaria de su casa y la ha dejado sin sus pequeños tesoros de toda una vida.

Rosario Bravo

Rosario Bravo en Terrassa, en casa de su hijo, 40 días después del desahucio. / Anna Mas

La existencia de Rosario, que enviudó muy joven en Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real) y se trasladó con dos hijos pequeños, su madre y tres hermanos al piso de L'Hospitalet tras pasar un tiempo en una pensión, nunca fue fácil. Su progenitora falleció en pocos meses y con apenas 30 años ejerció de matriarca a la fuerza, como pilar de una familia que ahora la ha arropado para sobrevivir al disgusto. Nunca imaginó que esa discreta vida acabara en la prensa de todo el país, el pasado febrero, después de que trascendiera el garrafal error que hizo que en lugar de llevarse a cabo el lanzamiento previsto en el ático primera, se ejecutase en el sobreático, residencia de esta señora. Como se explicó entonces, ella pasaba esa semana en casa de su hijo Emiliano para facilitar unas pruebas médicas que le tenían que hacer en Terrassa. Fue el martes 23 cuando descubrieron el despropósito. Primero pensando que habían "entrado okupas", cuenta este, luego descubriendo con gran pasmo que la vivienda parecía "saqueada". "Creemos que empezaron por lo de más valor y les faltaba vaciar el resto", añade.

"Solo me ha llamado para pedirme perdón la pobre familia que iban a desahuciar en realidad"

¿Qué ha pasado en este tiempo? Que la víctima sigue en 'shock', derramando lágrimas y "sin encontrar respuestas", mientras sus hijos y nietos tratan de recomponer su hogar para que sea de nuevo habitable. En el relato de los hechos aparecen muchos interrogantes que aún no pueden responder ni la familia ni su abogado, Jesús Rodríguez. La otra parte, conformada por una propiedad gran tenedora (dueña de la finca y numerosos inmuebles) y sus representantes como administradores (Fincas Gual) no ha dado explicaciones. Han puesto el caso en manos de sus abogados, que han rehusado hacer declaración alguna ante los requerimientos de este diario. Contra ambos se presentará próximamente la demanda civil que reclamará la compensación de los bienes perdidos y solicitará también una indemnización por daños y perjuicios, relata su letrado.

40 días y 500 noches de angustia

Para Rosario, el via crucis suma ya (como en la canción de Joaquín Sabina) 40 días y 500 noches, porque la angustia le quita el sueño cada vez que se acuerda de la parte de su vida que le han "robado". Volaron la televisión, la lavadora, el microondas, camas, la mitad de su armario, el interior de cajones, marcos con fotos antiguas, la cristalería y cubertería de las pequeñas grandes ocasiones familiares (dejaron la barata, de diario), la gran cazuela donde aún hacía sus "rosquillos y potajes"... Lo que ella llama "saqueo" parece la primera parte del procedimiento de vaciado que acompaña a los desahucios -"todo lo que hay en el piso se da por abandonado", explica el abogado, que reivindica medidas más garantistas al respecto-. Pero le ha dejado también sin joyas, "el dinerito que tenía en medio de alguna ropa" y reliquias de incalculable valor para ella, como una mantilla de su madre de 1900. "Se han llevado lo que yo más quería en el mundo", llora. Y es que bajo una almohada guardaba un elegante libro-diario que sus hijos le regalaron para que diera rienda suelta a su increíble memoria. Llevaba siete años redactando su larga vida en retazos, con idea de dejarlo por sorpresa como legado. Y ya no está.

"Cada vez que vuelvo al piso tengo miedo a descubrir aún más cosas que faltan. Es como si lo hubieran saqueado"

"Lo que más duele es que nadie me haya llamado para pedirme perdón, solo la pobre familia con tres hijos a la que iban a desahuciar en realidad", prosigue, totalmente lúcida y en buen estado físico, pese acercarse al siglo de vida, haber trabajado desde niña y limpiado casas en Barcelona durante décadas. Esa otra vecina fue desalojada tras saberse el error y su piso ya está en el mercado inmobiliario, narra el hijo con pesar. ¿Ha pensado en no volver al bloque? "Es mi casa, tengo todos mis recuerdos", defiende, tras 15 años viviendo sola pero visitada aún en día por la familia catalana y la que venía del pueblo. Y entonces se abate al pensar en el frío y recordar que no le han "dejado ni los camisones, ni los dos chaquetones de invierno, ni la manta nueva". El ayuntamiento del municipio le ofreció asesoramiento legal y facilitado un colchón, aunque su prole le ha procurado una cama articulada.

Rodríguez presentó al principio el incidente de nulidad en el juzgado 8, ya que pese a no formar parte del alzamiento, Bravo ha acabado siendo perjudicada. Todavía no les consta que el acta sea nula. El juzgado ha instado "al ministerio fiscal a investigar el caso". También han denunciado por vía penal (por robo, hurto, allanamiento de morada y prevaricación, entre otros) a todo el que intervino en el lanzamiento, desde la comisión judicial (la procuradora y el gestor judicial que ocupaba el puesto ese día de la secretaria judicial), hasta la propiedad, Fincas Gual, el cerrajero y el operativo para el desmontaje de los bienes. La cadena de fallos abarca desde la ausencia de rotulación en los pisos a la propia acta de la diligencia de lanzamiento, pasando por el proceso de vaciado del piso. Pero el desenlace judicial, si no hay antes un acuerdo, puede durar varios años. Tal vez demasiados como para poder hacer justicia con Rosario.

Demasiados errores y mucho por aclarar

El 19 de febrero se encadenaron tantos despropósitos que Rosario Bravo vio vulnerada y rota su intimidad sin comerlo ni beberlo.

Mala señalización

En el edificio se habían hecho unas reformas hacía más de un año, tras las cuales aún no se habían repuesto los indicadores de las plantas y pisos. Era fácil confundirse, pero del mismo modo que llamaron a la puerta 2ª para preguntar a una vecina si la otra era la 1ª, podrían haber preguntado si aquello era el ático (era el sobreático). No se entiende porqué se confundieron ya en el ascensor.

Errónea identificación

En el acta de la diligencia de lanzamiento se estipula que el cerrajero (aportado por la procuradora) procede al "descerrajamiento de la puerta de acceso" después de ser identificado el piso por la "representación de la parte actora bajo su responsabilidad" (un empleado de Fincas Gual), o sea, un grave fallo del los administradores. Pero la comisión obviamente no lo confirmó, y firma la recuperación del piso como si este se hallara "vacuo y expedito", con los bienes hallados dados por "abandonados a todos los efectos", cuando no era el caso, asegura la familia. ¿Quién deja su vivienda sin llevarse nada antes de un desahucio? Rodríguez pone énfasis en que el acta venía redactada "a máquina" de antemano y fue firmada tal cual, "dando fe de algo que no era cierto" por presunta "dejadez", de modo que además del mal trago la víctima tendrá que demostrar (con vídeos e imágenes) que allí estaban todas sus pertenencias.

Sin rastro de los operarios

Ni la comisión judicial ni la propiedad ni su administrador han dado pista alguna del destino de los muebles y pertenencias de Bravo desaparecidos. La empresa Karba Serveis SL no figura en el registro mercantil y no ha podido ser identificada, insisten los afectados. No se sabe que se ha hecho de todo lo retirado. La ley no exige levantamiento de actas de los bienes hallados en los pisos que se desalojan por orden judicial.

Un silencio inexplicable

Un representante del administrador acudió a abrir la puerta y dar nuevas llaves a la familia de Bravo, cuando pudo ver in situ el estado del piso, la desaparición de piezas y lo revuelto que estaba todo, razona la familia. Pese a todo, ningún responsable se ha dirigido a ellos. Los procedimientos penales pueden llevar fácilmente tres o cuatro años, y el civil en torno al año y medio, estima su abogado.

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