Encuesta y balance

La peatonalización de Sants en fin de semana podría ser definitiva por su éxito

Un estudio revela que el 75% de usuarios y el 88% de comerciantes están satisfechos de cerrar al tráfico todo el eje hasta Creu Coberta

Los vecinos defienden la comodidad del paseo y las compras, y el ayuntamiento trabaja en mejoras de la movilidad de cara a consolidarlo

Ambiente en Creu Coberta, sin coches, un sábado del pasado diciembre.

Ambiente en Creu Coberta, sin coches, un sábado del pasado diciembre. / Manu Mitru

Patricia Castán

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El río de gente que cada fin de semana conquista la calzada en el eje comercial de Sants y Creu Coberta es la mejor de las pruebas. Pero para evaluar a fondo el invento Obrim Carrers, que despeja de coches algunos ejes comerciales de barrio cada fin de semana multiplicando el espacio de paseo, el distrito de Sants-Montjuïc ha encuestado a usuarios y comerciantes. Y el resultado es contundente: tres de cada cuatro vecinos o visitantes, y nueve de cada diez comerciantes están satisfechos del resultado de cortar el tráfico de vehículos. Ese aplauso lleva al ayuntamiento a considerar seriamente la implantación definitiva de la medida, explica el concejal Marc Serra.

La iniciativa gustó ya desde las primeras pruebas piloto prepandemia. Pero la crisis sanitaria aceleró la medida como vía de escape a la necesidad de mayor distancia social desde el desconfinamiento, propiciando que el amplio vial fuera territorio peatonal. Sants-Creu Coberta y Gran de Gràcia han mostrado desde entonces una gran afluencia de usuarios, incluso con el hándicap del comercio no esencial cerrado cada sábado desde Reyes.

Está por ver qué sucederá desde este sábado, ya que el comercio no alimentario reabre en fin de semana, pero por contra la flexibilización de la movilidad también provocará la salida de la ciudad de muchos residentes.

El estudio realizado ahora entre vendedores y paseantes arroja más luz sobre las virtudes y eventuales defectos de Obrim Carrers, que no siempre tiene buen encaje en todas las zonas, como ya se constató en Via Laietana.

Más vida de barrio

En Sants, las encuestas revelan que la mayoría del 75% de partidarios están incluso encantados con la iniciativa, por motivos variados: "Fomenta la vida de barrio y el comercio de proximidad; reduce la contaminación y el ruido; hace más acogedor el espacio público, genera ambiente de barrio positivo...", son algunas de las respuestas. Los detractores (16%, muy en contra) critican que perjudica a la movilidad dentro de la ciudad, complica coger el coche, supone demasiado tiempo de cierre, o se decidió sin participación ciudadana.

La mayor parte de visitantes (54%) recorre el eje en sábados, y aunque para muchos no influye en sus hábitos de compra, un nada despreciable 36% afirma que ahora compra más en Sants, mientras que un 61% aseguran que ahora hacen más trayectos a pie. Otro efecto colateral es que un 51% confiesa que hace que pase más tiempo en el barrio.

"Los datos hablan por sí solos", enfatiza Serra, al que muchos operadores han pedido la continuidad del plan, asegura. El edil estudia consolidar ese eje peatonal de sábados y domingos, sobre el que ya han hecho ajustes para mejorar la logística e información referida a la movilidad alternativa, tanto en bus o taxi, como en coche. De momento, la continuidad está garantiza hasta junio, tal vez con paréntesis en verano por la temperatura y el éxodo vacacional, para regresar en otoño y posiblemente quedarse.

Destaca, además, que los comerciantes defienden que sus clientes están a favor (71%), y que ocho de cada diez consideran que se ha potenciado el comercio de proximidad. Para un 65% de tenderos, ha habido un impacto positivo en su negocio.

Preguntados sobre los aspectos a mejorar, las dos partes coinciden sobre la seguridad viaria, la organización de la carga y descarga, el aparcamiento y las rutas alternativas, además de reivindicar la organización de actividades socioculturales. Serra señala que el consistorio ha mejorado con Guardia Urbana e informadores la convivencia de los paseantes con quienes van en bicis y patinetes (que pueden ir a un máximo de 10 Km/h) y analiza desplegar el controvertido urbanismo táctico como herramienta.