ÉRASE UNA VEZ EN EL BARRIO...(58)

'La Taxo' reivindica su origen imperfecto

Vecinos de este enclave de clases populares y casas autoconstruidas salvando desniveles imposibles plantean devolver al barrio su denominación original: Taxonera.

Así, con ‘a’ y sin ‘i’ antes de la equis. Quizá enojarían a Pompeu Fabra, pero Joaquín Taxonera, a quien deben el nombre, sería feliz.

107 bis de la calle de Arenys, la vía principal del barrio.

107 bis de la calle de Arenys, la vía principal del barrio. / ELISENDA PONS

Helena López

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En la charla camino a casa de los Nunes, Carles Sanz recuerda aquel "maldito barrio de sube y baja" de Juan Marsé. Los barrios de montaña de Horta-Guinardó sí, tienen esa orografía caprichosa que se antoja más hostil contra más años se cargan a la espalda, pero también ese inexplicable encanto que atrapa, sobre todo a románticos como Sanz, uno de los fundadores del Grup d’Estudis de la Vall d’Horta i la Muntanya Pelada - El Pou, quien acaba de publicar ‘Una passejada per la història del barri de La Teixonera’, paseo cuya penúltima parada es aquí, en el 53 de la calle de Castellbisbal, donde durante años vivió el cineasta José María Nunes (1930-2010). 

El enclave no es solo especial para este historiador y guía de lujo porque era amigo personal del director de ‘Noche de vino tinto’ y 'Sexperiencia', sino porque es un punto desde el que se entiende buena parte de la historia y presente de este barrio de clases populares, enmarcado por el Tibidabo (su estampa desde la puerta de la casa familiar de los Nunes es carne de Instagram ). 

Un enorme ficus -tan alto como la casa- ocupa el patio trasero dela vivienda. "Es uno de los ficus más altos de Barcelona", señala Sanz. El historiador explica también que la casa es una de las típicas casas de autoconstrucción que definen el barrio. Levantada a principios de los años 50 por el padre del que sería cofundador de la Escola de Cinema de Barcelona con un amigo paleta y los planos de un arquitecto.

Mural que recuerda el origen del barrio de La Teixonera.

Mural que recuerda el origen del barrio de La Teixonera. / ELISENDA PONS

La autoconstrucción es una de los rasgos que da identidad al barrio, junto a la orografía maldita y el agua. "Todo estaba lleno de minas", recuerda, siguiendo la ruta, frente al 107 bis de la calle de Arenys. Casita sobre cuya puerta aún se lee un ‘pescadería’ y donde había una mina a la que los vecinos iban a buscar agua en los años 60 del siglo XX. En la misma acera, con un par de casas de diferencia, una casa baja con una cadena en la puerta y los tejados reventados. Una de las primeras del barrio, de las que con los años han ido desapareciendo y dejando paso a bloques de piso bastante más altos. Sobre la placa que blinda la ventana, unas letras, bastante más modernas que las de ‘pescadería’ de la finca vecina. En ellas se lee: "Aquí vivía una familia". Debajo, en otro color pero con la misma letra, otro mensaje: "Por una vivienda digna, lucha como una vecina".

Lugar de contrastes

Esos contrastes entre pasado y presente (o esas historias que se repiten), se ve también en la plaza del Doctor Matias Guiu, que recibe el nombre del médico del barrio que curaba a todo el mundo, pero cobraba solo a las familias que podían pagar, según recuerda Sanz en el recién publicado libro sobre la historia de 'La Taxo'. Un gran mural pintado por el artista Roc Blackblock -autor del mural del Rey censurado en Les Tres Xemeneies- recuerda los orígenes del barrio. Un barrio levantado por sus vecinos. La obra muestra a dos mujeres levantando tochos y a dos hombres jugando con los niños. Las casas se solían levantar los fines de semana -entre semana las familias trabajaban- y había que combinar la construcción con los cuidados. Justo en la pared de debajo; otro mural, bastante menos profesional, firmado por el grupo de vivienda de la zona, anunciando la hora y lugar de sus asambleas. La dificultad para acceder a una vivienda digna como hilo invisible que une pasado y presente. La eterna asignatura pendiente de la ciudad.

La Bòbila Carmen, sin chimenea, pero en pie, uno de los símbolos de La Teixonera.

La Bòbila Carmen, sin chimenea, pero en pie, uno de los símbolos de La Teixonera. / ELISENDA PONS

Esa unión entre pasado y presente se hace muy evidente también en el huerto de casa de Isabel Notó, en el 33 de la calle de Trueba. Vivienda construida por su abuelo en los años 20; una de las casas más antiguas del barrio, sobre cuyo cuidado huerto hace sombra la altísima construcción vecina. Los contrastes. ¿Otro? El consistorio ha mostrado sensibilidad por recuperar la historia del barrio -uno de los ejes en los que trabajó el Plan de Barrios, que financió el citado mural entre otros proyectos de memoria-, pero, por otro lado, el barrio no solo no cuenta con ninguna protección -todas las casas podrían ir al suelo sin obligar ni siquiera a tomarles una foto de recuerdo- sino que, sin ir más lejos, el hogar de Notó lleva décadas afectado urbanísticamente (o, lo que es lo mismo, amenazado) por el PGM (con todos los problemas que eso conlleva para todo).  

Entre los objetivos del grupo de memoria del barrio del que Notó es una de sus más activos miembros está el cambio de nombre del barrio. Recuperar la denominación original Taxonera (el propietario de los terrenos que dio nombre al barrio se llamaba Joaquín Taxonera, así, con a y sin i antes de la equis). "También estamos muy ilusionados con un proyecto de recuperación de la memoria de las mujeres y nos gustaría que se protegiera la Bòbila Carmen, la última en pie en la ciudad", concluye, siempre amable, Notó.  

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