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Silent Disco: las pistas de baile mañaneras de Barcelona

Se multiplican aún más rápido que las dimisiones en Ciudadanos. Es la “Tribu Silent Disco”.

Más de 200 personas, calculan, se echan a las calles a bailar en silencio cada domingo a las 12 de la mañana

Barcelona 14 03 2021   Barcelona  Barceloneando per Ana Sanchez  Un grupo multitudinario se reune en la font magica de Montjuich para la practica del  silent disco  donde la gente baila escuchando musica a traves de los cascos  Fotografia de Jordi Cotrina

Barcelona 14 03 2021 Barcelona Barceloneando per Ana Sanchez Un grupo multitudinario se reune en la font magica de Montjuich para la practica del silent disco donde la gente baila escuchando musica a traves de los cascos Fotografia de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Todo el mundo te sonríe como si te hubieras colado en un capítulo de 'Friends'. Font Màgica de Montjuïc. Habrá un centenar de personas con cascos y cara de liberación compartida. Parece una alucinación tras la sequía discotequera. Una multitud baila como si les hubiera poseído el espíritu de Pocholo. Cada domingo –ya van 18- se da al 'play' comunal a las 12 en punto. La sesión del dj se expande vía Telegram. La calle se convierte de golpe en pista de baile mañanera. Uno acaba más desinhibido que Bárcenas hablando de Rajoy.

Se multiplican aún más rápido que las dimisiones en Ciudadanos. Es la “Tribu Silent Disco”. Así se les conoce. Ayer eran 775 miembros en el grupo de Telegram. Mañana seguramente pasen de los 800. “Se suman unas 10 personas al día”, resoplan los organizadores. Ya hay quedadas en 10 “puntos de encuentro” por toda Catalunya. Hay quien se suma en 'streaming' desde casa. Más de 200 personas –calculan- se echan a bailar en silencio cada domingo a las 12 de la mañana.

Un momento de la última Silent Disco, junto a la Font Màgica de Montjuïc.

Un momento de la última Silent Disco, junto a la Font Màgica de Montjuïc. / JORDI COTRINA

“Es un movimiento que ha salido solo, casi espontáneo –asegura Roger- de las ganas que teníamos todos de bailar”. Roger Martín es ingeniero técnico y 'coach', 46 años. Uno de los que lleva la batuta del grupo de Telegram. Los tres organizadores se conocen desde hace años. Xavi Pañella, 49 años, es terapeuta Gestalt. Carlos Soro, 51, hace talleres de constelaciones y biodanza. “Somos muy bailongos –sonríe Xavi-. Del 'ecstatic dance' y todo este movimiento libre”.

'Ecstatic dance': “Es un viaje musical que propone un dj y tú te dejas llevar”, detalla Roger. Da igual si bailas a lo Iceta o como el tío Juan cuando se pone piripi en las bodas. “Es un lugar más libre que una discoteca –apunta Xavi-. No estás por cómo bailas: si bailas bien, si bailas mal. Es simplemente… guau”.

Vídeo-resumen de las Silent Discos del pasado domingo.

Vídeo-resumen de la decena de Silent Discos del pasado domingo. /

“Siempre ha sido necesario bailar y expresarse y moverse –añade Xavi-. Pero ahora más”. Él fue quien propuso relanzar las Silent Disco callejeras el pasado noviembre. “Ya se habían hecho esporádicamente”, recuerda. “Como un ecstatic, pero con auriculares y en la calle”. En la primera apenas eran 10. Se fueron expandiendo a lo plaga bíblica. En enero crearon el grupo de Telegram. Ya se les sumaban 100 personas por semana solo con el boca a boca.

Los participantes empezaron a proponer nuevos “puntos de encuentro”. Ya hay 10 cada domingo: de la Floresta al Montseny, pasando por Manresa, Lleida o Ripollet. Acaban de estrenarse en Instagram y tienen hasta canal de información. “Todo altruista”, puntualizan.  

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Los viernes se suben las sesiones al grupo de Telegram. Puedes descargarlas o conectarte el mismo domingo en 'streaming'. “Los djs se ofrecen gratuitamente”, cuenta Xavi. Hay lista de espera. “Ya hemos llenado hasta mayo”.

Cada domingo cambian de pista de baile callejera. “Pero repetimos bastante”, apunta Xavi. “Ya tenemos lugares que nos dan confianza, que son muy amplios”. Los dos de referencia: el Fórum y la Mar Bella (esta última será el punto de encuentro del próximo domingo).

Los transeúntes se paran en seco al ver el vaivén bailarín. “Serán guiris”, farfullan algunos. Hay quien te pregunta qué estás bailando con ansias de yonqui. “Hay gente que baila sin auriculares”, se ríe Roger. No, “la gente no toma drogas”, tienen que insistir ante el ambiente efusivo-discotequero.

'Silent Discos' formato familiar

Esto de bailar en silencio por la calle se puso de moda mucho antes de que supiéramos quién era Fernando Simón. Hay un grupo de Facebook (Silent Disco Barcelona) que se remonta a 2014, hace memoria Olympe Barrier. Ella habrá organizado 4 o 5 sesiones con su pareja, Alfonso Pérez. Las fueron dejando por falta de tiempo (dos hijas). Ahora, adelanta, están pensando en retomarlas en formato familiar. El grupo acumula más de 500 miembros.

Hace cinco años que Jamie Beron se trajo de Sudáfrica sus SUCO sessions. “Eventos de baile consciente” con cascos inalámbricos. Han estado hasta en el Sónar. “Practicamos la alegría con una meditación activa”, resume él. Une meditación, yoga, baile, música electrónica. “Es una fórmula probada que estimula las hormonas de la felicidad”, promete. Con el covid, ha trasladado sus sesiones guiadas a Instagram Live. Cada dos domingos, a las 11 de la mañana (en inglés). La próxima toca el día 28.

En breve incluso habrá Silent Disco en versión tour: rutas callejeras con guías bailongos y cascos de última generación. El covid -lamenta Pol Quintana, uno de los socios- les pilló a punto de abrir. Ya empiezan a valorar la apertura definitiva.  

“Hay gente que viene interesada igual por esto –dice Roger-. Algunos se quedan. Otros se van”. “De hecho –recuerda Carlos-, hubo un grupo muy grande que se quiso apuntar que eran del rollo rave. Enseguida se fueron”. Esto no es una rave, garantizan. “Es conexión: con el entorno, con la respiración, con el baile”.

Un grupo de personas con auriculares baila en una 'silent disco', en Barcelona, el pasado marzo.

JORDI COTRINA

Cambio de pista callejera. El grupo empieza a subir escaleras sin perder el 'flow'. Terminan estacionando a pie de MNAC, frente a un tipo que toca el saxo y los mira como a una panda de aliens. La Silent va tomando entidad de festival. Llega la policía. Muchos bailan sin mascarilla. “Estás haciendo ejercicio físico individual –Roger tira de las excepciones del BOE-. Cada uno se lleva sus cascos, se baja su música y pone el 'play' cuando le da la gana. Lo que pasa que nos ponemos de acuerdo”. Hablan con ellos. Los policías se marchan. El grupo retoma la sesión.  

 “Es como una recarga energética”, asegura Geslaine tras hora y cuarto de baile. “Vitaminas”, dice Silvia. “Se crea una energía increíble”, añade Patricia, que es terapeuta del movimiento. “Se consiguen cosas increíbles, aunque estés en una silla como esa chica”. Señala a Eli. Ella llevará 8 o 9 sesiones de Silent. “Yo vengo porque me siento libre”, dice. “Es un encuentro, aunque mantengas la distancia”. Y pide añadir un apunte reivindicativo: “Parece mentira las barreras arquitectónicas que tiene Barcelona”.       

“El domingo a las 12, misa –sonríe Xavi-. Estamos retornando a esas misas paganas”. ¿Que por qué despiertan ahora tanto interés? “Hay necesidad de mirarse a los ojos”, responden. “Hay necesidad de tribu. De sentir que no estás solo”.

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