INVESTIGACIÓN POLICIAL

Estafa a taxistas de Barcelona con falsos seguros

Un grupo de chóferes denuncia el engaño perpetrado por un supuesto intermediario

El sospechoso ha actuado en otros puntos de España y fue condenado en Palma

Carlos Rodríguez,  uno de los taxistas perjudicados.

Carlos Rodríguez, uno de los taxistas perjudicados. / Ferran Nadeu

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Un grupo de taxistas de Barcelona ha denunciado ante la Policía Nacional a un corredor de seguros por comercializar falsas pólizas, según la documentación a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. La denuncia está firmada por una decena de taxistas, aunque, precisan fuentes de este colectivo, el número de engañados es muy superior. El sospechoso, V. R.M., ha actuado en otras ciudades españolas y utiliza como reclamo un precio muy inferior al del mercado. En Palma de Mallorca, fue condenado el pasado enero a 21 meses de prisión y el pago de una multa por estafar a seis profesionales del taxi.

El taxista Carlos Rodríguez vio un anuncio en el que V. R. M. ofrecía pólizas de seguro a 1.200 euros, cuando lo habitual es de 3.000 euros para este sector. En agosto de 2020, hizo una reserva a través del denunciado en una importante compañía aseguradora, pensando que los trámites eran legales. El contrato tenía que entrar en vigor el 18 de septiembre, pero los papeles no le llegaban. V. R. M. le daba largas, incluso para enviarle un recibo del ingreso que había realizado en su cuenta bancaria en concepto de reserva. “Cuando me lo envió no aparecía ningún dato suyo, aunque, al final, lo conseguí”, recuerda.

Hasta el 18 de septiembre, con el seguro antiguo ya caducado, no recibió ningún papel con el supuesto número de póliza. Parecía que todo estaba arreglado, pero no era así. Al cabo de dos días, Carlos solicitó la asistencia de una grúa porque habían pinchado una rueda. Pero se llevó una sorpresa: la compañía aseguradora le comunicó que no figuraba como cliente y que, por lo tanto, no cubría el imprevisto. El enfado fue mayúsculo. Aun así, V.R.M. le continuó dando falsas expectativas sobre su póliza, argumentando que la situación era “normal”, que los trámites se demoran 24 horas y que hasta ese lunes 21 de septiembre no tendría sus datos de asistencia.

La póliza de una mujer

Todo mentira. El número de su matrícula no aparecía en los registros de la aseguradora, según le explicó el gerente de una de sus oficinas. El número de la póliza que le indicaba V. R. M., además, pertenecía a una mujer con coche privado. Y el remate: el corredor de seguros no aparecía como asesor suyo, a pesar de que hacía servir su nombre. Después de dos días llamando al denunciante sin recibir respuesta, Rodríguez, ante la necesidad de trabajar con su vehículo, contrató otro seguro. Al insistir, V. R. M. acabó devolviéndole a este taxista los 350 euros, a la vez que le enviaba este mensaje “Yo te he pagado, olvídate de todo”.

Con esta práctica, según el abogado que defiende a los taxistas estafados, Javier Benito, del despacho Vosseler, V. R. M. engañó a varios profesionales del volante, aunque no era el único método. A otros les ofrecía precios económicos aparentemente durante todo un año de seguro, cuando en realidad era solo por tres o seis meses. Cuando acababa ese plazo, la víctima recibía una comunicación de la aseguradora reclamándole los siguientes plazos. Por ejemplo, David, otro taxista, contrató un seguro de 1.300 euros. Tras pagar un anticipo de 543 euros, recibió una póliza y se dio cuenta de que el cobro era trimestral y con menos prestaciones de las previstas. 

La denuncia expone que V. R. M. tiene un currículo profesional que “ofrece la garantía necesaria para crear una expectativa de un buen negocio, produciendo engaño suficiente” para que el grupo de taxistas estafados “creyeran que contratando dicho servicio su inversión sería segura y fiable”. Sobre todo, cuando el sospechoso “ofrecía condiciones en sus pólizas muy atractivas, habida cuenta, también, del elevado coste” que supone un seguro de un taxi debido a la gran cantidad de horas diarias que circula. En la documentación que enviaba a los chóferes, V. R. M. utilizaba el nombre de la compañía aseguradora.

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