URBANISMO

Cortar Aragó: el 'quiero y no puedo'

Incluir la arteria de Barcelona en el programa de ‘obrim carrers’ tiene un coste de 18.000 euros por cada día de tráfico cerrado, pero el dinero no parece ser el problema

cortar aragó

cortar aragó / Carola López (ACN)

Carlos Márquez Daniel

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El 7 de marzo del año pasado, los vecinos tomaron la calle de Aragó después de que el ayuntamiento la incluyera en su programa de 'obrim carrers', en el que también estaban Via Laietana, Gran de Gràcia y Creu Coberta. El pasado domingo se repitió la escena, con centenares de personas pasando la mañana en la calzada de esta arteria de Barcelona por la que a diario circulan unos 80.000 vehículos. Las mismas imágenes en ambas convocatorias, pero con una diferencia muy importante. En el primer caso el anfitrión era el consistorio. En el segundo, se hacía como manifestación, bajo el paraguas del movimiento ciudadano contra las autopistas urbanas. ¿Qué ha pasado por el camino? Cerrar un día Aragó, según el ayuntamiento, tiene un coste de 18.000 euros, pero el dinero no parece ser la causa. Entre la primera foto y la segunda parece que subyace un baño de realidad política.

Aragó, cortado por los vecinos, el pasado 31 de enero por la mañana

Aragó, cortado por los vecinos, el pasado 31 de enero por la mañana / Jordi Cotrina

La iniciativa municipal la anunció la alcaldesa hace un año. Sucedió el 23 de enero, y Ada Colau dijo que el corte en Aragó se haría el primer domingo de cada mes. “El centro de la ciudad no puede ser el coche, tienen que ser las personas”, defendió entonces. Al 7 de marzo le siguió el inicio del confinamiento, así que, como es normal, la cosa se detuvo. La lógica invitaba a pensar que una vez recuperada cierta normalidad, y bajo ese prisma de ir entregando la ciudad a las personas, el consistorio volvería a cerrar el tráfico en la arteria . No ha sido así. Eixample Respira recogió el guante y el pasado domingo decidió cortar Aragó entre Balmes y Aribau. Hubo otro corte en el cruce con Independència, en ese caso, gestionado por la plataforma Prou Trànsit. No era lo mismo, porque un año antes toda la arteria se convirtió en un inmenso paseo de casi cinco kilómetros, un fenómeno excepcional. Pero bastaron esos tramos para que niños y no tan niños hicieran suyo el asfalto. Para dibujar, correr, lo que fuera, pero sin el yugo de tener que estar constantemente pendientes de su viene un coche.

Así da gusto

Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo, intentó explicar este lunes qué es lo que ha pasado. De entrada dejó claro que la idea va con ella: "El domingo me pasé por la calle de Aragó y daba gusto ver a las familias apoderarse del espacio". Pero luego llegó el 'pero': "Contarán con la complicidad del ayuntamiento, pero primero hay que finalizar la crisis sanitaria". ¿Pero no habíamos quedado que precisamente abrir las calles era una medida ideal para garantizar la distancia social necesaria en tiempos de pandemia y confinamiento municipal? ¿No era ese, por ejemplo, el cometido del urbanismo táctico que tantas horas de tertulia ha llenado?

Dos vecinos del Eixample descansan en la calzada de Aragó, el 7 de marzo del año pasado

Dos vecinos del Eixample descansan en la calzada de Aragó, el 7 de marzo del año pasado / Xavier González

El pasado mes de mayo, el ayuntamiento presentó su plan de "itinerarios seguros para la ciudadanía". La medida tenía un doble objetivo: adaptar los desplazamientos a las necesidades derivadas de la pandemia y fomentar los propósitos del nuevo plan de movilidad urbana, que, en resumen, persigue fomentar la movilidad a pie, en bicicleta y en transporte público. Los ejes, cerrados al tráfico desde el sábado por la mañana hasta el domingo por la noche, eran los siguientes: Gran de Gràcia, Creu Coberta, Montjuïc (todo el perímetro), Sant Joan, Pi i Maragall y Fabra i Puig. Ya entonces, ni rastro de Aragó, y la idea era que la cosa se mantuviera operativa hasta finales de junio, como así fue. De esta manera, en esas fechas, Barcelona ganaba 347.000 metros cuadrados para disfrute vecinal más las 376 desaprovechadísimas hectáreas de Montjuïc, cuyos accesos en coche quedaban cortados.

Pendientes de la salud

Eso, sin embargo, eran medidas vinculadas al covid. Lo de Aragó se presentó un mes y medio antes de que la pandemia nos encerrara en casa, con lo que la única razón que lo sostenía era la batalla contra la dictadura del vehículo privado. ¿Qué ha pasado? Asegura Sanz que hay "ganas de retomar el proyecto", pero que la situación actual "no permite elaborar una propuesta estructural". Ese es el problema, según la teniente de alcalde, el hecho de que el ayuntamiento, en materia de restricciones dictadas por el Govern, "va a salto de mata", lo que dificulta ser previsor. "Necesitamos saber que todo lo que hacemos se prolongará en el tiempo", resume la concejala de Barcelona en Comú. A los vecinos, en más de una ocasión, les han dicho que además hay un problema logístico, pues no es fácil tener a tantos agentes de la Urbana para cortar el tráfico. Pero el recorrido de la maratón es más largo, y más laborioso, y ahí no parece que falten efectivos. Y no siempre hay un agente en cada esquina, pueden ser voluntarios.

"El domingo me pasé por la calle de Aragó y daba gusto ver a las familias apoderarse del espacio"

Janet Sanz

— Teniente de alcalde de Urbanismo

Cortar Aragó y Via Laietana, sin embargo, parece que no es tan fácil como cortar Gran de Gràcia o Creu Coberta, que mantienen los cierres tanto sábado como domingo de 8 a 20 horas. La primera diferencia es el entorno. Las primeras carecen de vida comercial mientras las segundas tienen un eje poderoso que antes de que se decretara el cierre comercial del fin de semana se beneficiaba de los miles de personas que pasean por calles que normalmente ocupan los coches. La segunda diferencia es el papel que juegan en la movilidad de la ciudad. Aragó es una de las calles más importantes del Eixample, y Via Laietana es la arteria de conexión básica entre la Barceloneta y el Eixample.

7 de marzo de 2020, el único domingo con Aragó cerrado bajo el paraguas del programa 'obrim carrers'

7 de marzo de 2020, el único domingo con Aragó cerrado bajo el paraguas del programa 'obrim carrers' / Xavier González

Las piernas empezaron a temblar con la reacción de algunas asociaciones de comerciantes, muy críticas con el corte de calles trascendentales porque, a su modo de ver, la gente que viene de fuera no puede llegar hasta sus tiendas para consumir. La eterna batalla entre la movilidad interna y la que viene desde todos los puntos del área metropolitana sin mucha alternativa eficaz al vehículo privado. "Tenemos mucha resistencia en determinados lugares de la ciudad", admitió Sanz, que insistió en que el problema no es económico ni de voluntad. Dijo, para zanjar el tema, que no se descarta volver a hacerlo, pero que por ahora, que Eixample Respira lo lidere no está tan mal: "Dar la iniciativa a los vecinos está muy bien, no todo tenemos que hacerlo nosotros; nos gusta empoderar a la ciudadanía".

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