Entrevista Quo vadis BCN

Judit Carrera: "Hemos tomado conciencia del riesgo de que la humanidad se extinga"

La directora del CCCB cree que la crisis sanitaria es la confluencia de varias crisis que se gestaban hace tiempo

Considera que Barcelona debe orillar el turismo de playa y apostar por el vinculado a la cultura y la ciencia

Subraya la fragilidad del sector cultural y alerta del riesgo de que sea visto como algo accesorio, propio del tiempo libre

La directora del CCCB, Judit Carrera, el pasado martes frente a una obra del artista William Kentridge.

La directora del CCCB, Judit Carrera, el pasado martes frente a una obra del artista William Kentridge. / Ricard Cugat

Toni Sust

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¿Cómo impactará la crisis sanitaria en la vida cultural en general y la programación del CCCB en particular? Esta crisis nos ha cogido desprevenidos, pero no era tan imprevisible: hacía 15 años que los científicos alertaban de que una pandemia como esta podía tener lugar. De hecho, creo que es la confluencia de muchas crisis que ya existían: la cuestión climática, la crisis de la globalización, los límites del capitalismo.

Suena a fin del mundo. No hay que hablar del fin del mundo, es el punto y seguido del mundo que conocíamos. Para nosotros esto ha sido una sacudida practica, los aplazamientos, las cancelaciones. Sin haberlo pensado, la programación del 2021, que es prepandemia, se ha renovado. Estamos a punto de inaugurar una exposición que reflexiona sobre la investigación acerca de Marte como una manera de reparar el planeta herido, algo que tiene mucho que ver con lo que está pasando. El CCCB es un centro de pensamiento crítico sobre los grandes retos de la sociedad contemporánea.

Esta crisis no sale de la nada, hace 20 años que se está gestando. Ahora ha sido una pandemia y quizá en cinco años será una ola de calor, o un incendio.

¿No calibramos consecuencias de nuestro tipo de vida? La comunidad científica alertaba de que había límites y de que se estaban dando excesos en la forma en la que los humanos están habitando el planeta. Quizá faltaba trasladar el conocimiento científico a una ciudadanía más amplia. Nos habían hecho creer que no había límites del crecimiento, de los recursos naturales, de la vida en el planeta. 

Las negativas se ven y se intuyen; ¿cree que habrá alguna consecuencia positiva de todo lo que sucede? Podemos obtener ese aprendizaje, ser conscientes de nuestra vulnerabilidad compartida, de la convivencia con otras especies, de que la Tierra es finita. Creo que no hay otra opción que tomar conciencia de todo esto, el riesgo de la sexta extinción (extinción en curso de especies causada por la actividad humana que se inició en el siglo XVI) es muy real. Por primera vez en nuestro continente hemos tomado conciencia del riesgo de que la especie humana se extinga.

El riesgo de la sexta extinción es muy real. Por primera vez en nuestro continente hemos tomado conciencia del riesgo de la extinción de la especie humana

Las generaciones más jóvenes en la mayoría de Europa no han conocido la guerra, han vivido con una estabilidad considerable. ¿No tener miedo puede ser negativo? El miedo paralizador es un problema. El miedo que conciencia activa otras formas de pensar y vivir. Hemos aprendido que se puede vivir de otra manera. Se ha demostrado que necesitamos una gobernanza del mundo que se había abandonado. Ese repliegue de algunos estados: no necesitamos a la ONU, ni a la OMS. En un momento en el que un virus nacido en un mercado de una ciudad secundaria de China ha paralizado una parte del mundo. Los problemas más graves del mundo no se pueden resolver en la escala nacional ni en estatal. 

Hay teóricos de la conspiración que ven en el virus un motivo oculto: detener la economía, bajar los salarios, acabar con lo que queda del Estado del bienestar. Lo que me sorprende y me hace tener esperanza es que espacios como Davos y diarios como el 'Financial Times' defienden un cierto retorno del Estado del bienestar, de la intervención del Estado en la sociedad. Se ha demostrado que no puedes dejarlo todo en manos del mercado, porque es dejar a la mitad de la población fuera, y no es que puedas decir que pagando te salvas. Pagando nadie se salvará de los incendios, de las olas de calor, ni de las de frío, ni de las pandemias. 

Judit Carrera, directora del CCCB, el pasado martes en la sede del centro.

Judit Carrera, directora del CCCB, el pasado martes en la sede del centro. / Ricard Cugat

En Barcelona ya no hay turismo, actividad central en gran parte de la ciudad, entre ella la que acoge al CCCB. ¿Hay opción de virar esa apuesta por el turismo? Me preocupa muchísimo la ciudad vacía. Ver los comercios cerrados. La ciudad no puede depender de un solo sector. En la última década se han instalado en Barcelona centros de investigación científica, biomédica, bioingenierías, que son referentes en el mundo. Tenemos que minimizar el turismo de playa y multiplicar el turismo vinculado al conocimiento y la cultura. Sobre la cuestión climática: hay que escuchar a la comunidad científica, que dice que en 50 años Barcelona tendrá el clima de Marrakech, y Londres, el clima de Barcelona. No podemos decir que esta crisis será un paréntesis de dos años y que luego volverán los turistas. Cuando estemos a 50 grados en verano, no tendremos ese turismo porque será insoportable venir. No podemos confiar en que vuelva la ciudad de los 30 millones de visitantes. Creo que no pasará.

La comunidad científica dice que en 50 años Barcelona tendrá el clima de Marrakech y Londres, el clima de Barcelona. Cuando estemos a 50 grados en verano, no tendremos ese turismo porque será insoportable venir.

Culturalmente, se intuyen dos posibles consecuencias. Una, recortes de inversión. Otra, una producción cultural rica, como la que nació de otros periodos de dificultad, de conflictos. Los dos escenarios son posibles y simultáneamente. El sector cultural no se había recuperado de la crisis de 2008. Grandes equipamientos perdieron un 30% de su presupuesto y no lo han recuperado. Bajar más nos pondría en una situación muy complicada. El sector es muy frágil. Existe el riesgo de que la cultura se vea como algo accesorio, de entretenimiento, algo que hacemos cuando tenemos tiempo libre. Lo que está claro es que los brotes no surgen en los espacios culturales, ni en los teatros, ni en los cines, ni en las salas de exposición. Que las librerías cierren los fines de semanas me parece totalmente incomprensible. 

¿Cómo ve el Raval pandémico? Está en una situación delicada. Es un barrio con un carácter periférico, estaba fuera de las murallas, está cerca del puerto, es puerta de entrada en la ciudad. Hay mucha vulnerabilidad y un tejido asociativo que le protege. Nos preocupa mucho la situación del Raval: aquí hay ocho veces el abandono escolar que hay en Sarrià.

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