Efectos económicos de la pandemia

La restauración de Barcelona lanza un vídeo sobre su grave crisis

La campaña alude tanto a sus dificultades financieras por el cierre parcial como al "desgaste psicológico" del sector

Advierte de que muchos establecimientos están a un paso de la ruina si las restricciones no se suavizan

Vídeo de la campaña 'Restauradores sin filtro' impulsada en Barcelona

Vídeo de la campaña 'Restauradores sin filtro' impulsada en Barcelona / Gremi de Restauració de Barcelona

Patricia Castán

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A menudo se habla de la grave situación que vive la restauración catalana en términos financieros: alud de ertes, servicios recortados, cierre y traspaso de locales... Pero en esta ocasión, el sector ha querido incidir también en el "desgaste psicológico" que viven miles de emprendedores y empleados para los que las reglas del juego cambian continuamente, sin posibilidad de establecer ninguna previsión sobre su actividad o posibilidad de ingresos. En la nueva campaña que ha lanzado este martes el Gremi de Restauració de Barcelona, varios protagonistas hablan en primera persona tanto de su ruina económica, como de estar en tratamiento por ansiedad y con miedo a que su negocio desaparezca.

La patronal ha situado ante las cámaras a pequeños y medianos empresarios de diversos distritos, que suman casi un año a la deriva. Su director general, Roger Pallarols, apunta que últimamente la situación (a la que no ven un final feliz a corto plazo) "ha empeorado" para muchos operadores, que sufren "depresiones, angustia severa, ataques de ansiedad e insomnio". Cuenta que el deterioro psicológico se suma a las pérdidas económicas, "a paso de gigante". Y apela a la conciencia de los que reclaman más y más restricciones "a costa de sacrificios de sectores que están al límite".

En la actualidad, el sector no puede abrir en el horario de cenas y cuenta con aforo limitado solo para desayunos a primera hora (7.30 a 9.30 horas) y comidas exclusivamente de 13.00 a 15.30 horas.

De hecho, uno de los protagonistas, Joaquim, desde su histórica coctelería de Sant Martí sentencia: "Cuando miras desde la perspectiva de que tú tienes el mes asegurado es muy fácil decir que los demás tienen la culpa". Con 52 años, la remontada laboral y emocional se le antoja más que dura.

Culpables y sin perspectivas

Lourdes Branco, de la Vermuteria Lou, en Gràcia, explica que se levanta "sin ver ningún futuro", sintiendo como la Administración les ha "abandonado". "Nos hacen culpables", clama.

Al borde del llanto, Marta, en uno de sus negocios familiares de la plaza de Masadas, en Sant Andreu, recuerda que cada tarde se lleva a casa la angustia por su negocio. Y que para mantener el empuje con sus cuatro hijos ha tenido que ir al médico a pedir ayuda en forma de medicación. Y Melissa, en el restaurante Amélie en Gràcia, añade que lleva cuatro meses sin cobrar "y viviendo de la familia". Que ha devorado los ahorros y se aboca a varios años antes de trabajo para poder recuperar su anterior vida.

De repente, "todos tus gastos están en duda", cuenta Matías desde su local especializado en vinos en el Born. Para Berni, con muchos años currículo en la Brasería Gallega del Eixample, "es difícil aguantar" después de casi un año de machaque "económico y emocional".

Acaso lo que se les hace más incomprensible es que su sacrificio no sirva para nada, reflexiona Anna Saura, afectada de pleno en su restaurante en la Illa Diagonal: "No vemos que estas limitaciones ayuden a bajar la curva de la pandemia", en relación a otros referentes, como podría ser el caso de Madrid.