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De la carretera de les Aigües a Nou Barris

Semiconfinados, con la Cerdanya perimetrada, el refugio de Collserola se complica con tanto ciclista incívico, mientras en el otro extremo de la ciudad llaman a la solidaridad. 

Ciclistas en la carretera de les Aïgues, Barcelona.

Ciclistas en la carretera de les Aïgues, Barcelona. / Juan Vehils

Joan Vehils

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A la Carretera de les Aigües no le vendrá nada bien el cierre de La Cerdanya. Si en los últimos meses se hacía difícil circular sin ningún sobresalto, a partir de ahora es mejor quedarse en casa. Y es que desde que el Coronavirus no nos permite salir de la ciudad, esta zona se ha convertido en uno de los caminos más transitados y peligrosos de la parte alta de Barcelona. Uno, que frecuenta el lugar, ha visto en las últimas semanas accidentes, discusiones y muchas aglomeraciones. Y es que por allí conviven todo tipo de personajes. Los más peligrosos son esos que van en 'mountain bikes' como locos y sin respeto para sus conciudadanos. Otro tipo de sujetos son los que corren junto a sus perros. Sin correa, claro. Pobres perros. Ellos, los niños y los mayores son los más vulnerables a los ciclistas incívicos. Porque hay padres que dejan a sus hijos pequeños correr sin control mientras los progenitores discuten o se besan. A todo eso, existe otro tipo de individuo que es el que corre con cara de sufrimiento. De mucho sufrimiento. En definitiva, o alguien regula y controla la zona o un día la Carretera de les Aigües será noticia de portada. Y no por la belleza del lugar…

La tienda del señor Rabat

Pues si Collserola está a tope no les cuento el centro de Barcelona. La tienda de la cadena textil Primark de la plaza de Catalunya bate récords con colas infinitas. No tanto, pero en la de pijamas y ropa interior Oysho también hay que esperar. Imagino que eso de pasar tantas horas en casa ha provocado cambios de hábito.

Esteve y Jordi Rabat, en su joyería de paseo de Gràcia.

Esteve y Jordi Rabat, en su joyería de paseo de Gràcia. / Juan Vehils

Otra de las que triunfa estos días es la joyería Rabat. Veo a Esteve Rabat y a su hijo Jordi entrar a las cuatro en punto del jueves y me cuelo con ellos. Los Rabat siempre están y siempre reciben y tratan a toda la clientela por igual. Pues eso, que apenas atravieso la puerta de seguridad que me ofrecen una copa de champán. Esteve me explica que no ha sido un mal año pese a que el 50% de sus clientes son turistas. Lo positivo es que el consumidor nacional ha gastado más de lo habitual. Por cierto, que desde hace unos meses están triunfando en Madrid donde han inaugurado un local espectacular.

Explica que le han recibido muy bien, aunque Barcelona es su casa. "Aquí algo está mejorando, la ciudad no está bien pero últimamente hay más seguridad y más policía, aunque el crédito se nos esté acabando". Conversando con Esteve y Jordi aprecio que aman su trabajo y están encantados porque su línea propia de joyas les va muy bien. Pues nada que fue salir de la tienda, ubicada en la Casa Codina, junto a La Pedrera, y volver a la dura realidad. Eso sí, con la tranquilidad de ver un coche de los 'mossos' estacionado en la esquina de Provença.

 Navidades sin el Pare Manel

Para muchas familias de Nou Barris estas son unas Navidades aún más tristes. No hace ni cuatro meses que falleció el Pare Manel víctima del coronavirus. Un religioso atípico, un hombre bueno y un tipo valiente que se dejaba la piel para sacar adelante proyectos centrados en la infancia más desfavorecida, en acompañar a las personas encarceladas o en apoyar a las familias más frágiles del barrio.

Pues eso, que muchos echan de menos esas barbacoas en las cárceles o las visitas al Círculo Ecuestre, con corbata incluida, para recaudar dinero. En fin, que llamo a Mingu (Domingo Granel), el que fue su brazo derecho y otra de esas personas más que solidarias: "Estoy en el coche comiendo el postre porque el restaurante me ha cerrado a las tres y media". Pues eso. Me explica también que con la mierda del coronavirus estas son unas navidades 'light' pero que están recogiendo juguetes para los niños de familias vulnerables. "Di que este año los juguetes tienen que ser nuevos por eso de los contagios y que me llamen y los iremos a buscar. Pon mi móvil: 630 874 888, no pasa nada". En fin, que necesitan juguetes nuevos. Llamen, sin dudarlo, al bueno de Mingu.

El Pare Manel lo haría.  

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