Adolfo Blanco, responsable de los Verdi: «No se conoce un foco de covid en ningún cine del mundo»

Adolfo Blanco es fundador de A Contracorriente Films, la empresa responsable de los cines Verdi, el emblema del cine de autor subtitulado en Barcelona. Blanco considera que las salas de cine han sido castigadas injustamente durante la crisis sanitaria del covid-19. Después de tres cierres, advierte de que el sector necesita oxígeno para sobrevivir y subraya que es vital para la cultura que eso suceda. El sector vivía un buen momento en la ciudad que aún no sufría el coronavirus.

En Barcelona, en 2019, había 163 salas, que proyectaron 1.050 películas con más de seis millones de entradas vendidas. Cifras mejores que en el 2018. ¿Antes de la pandemia el cine estaba bien? El 2019 fue un año récord en positivo. Hacía 15 o 20 años que no se lograban esos números. Los indicadores llevaban a un gran optimismo. El Verdi llegó casi a 400.000 espectadores. Este año nos va a costar pasar de los 150.000.

Hay gente que dice que un día ya no iremos a las salas. ¿Ya hubieran muerto los cines si tuvieran que morir? El cine no tiene sustitutivo. Y en el contexto actual es de las pocas cosas que puedes hacer con la gente que quieres de una forma segura.

El Verdi llegó casi a 400.000 espectadores. Este año nos va a costar pasar de los 150.000

Hace un año, todo iba bien. Y pocos meses después llegó el confinamiento. Con los cines cerrados, gran parte de los gastos los tienes que seguir pagando. La ayuda alcanzó solo para pagar ertes. Todos los cines estamos en un momento muy delicado, nadie pensaba que esto iba a ser tan largo.

¿El cine se ha sentido maltratado como sector en la crisis sanitaria? Incuestionablemente. Porque es una de la cosas que puedes hacer fuera de casa sin hablar, que es lo que comporta riesgo si tienes el virus. El cine ha respetado los protocolos en cuanto a distancia, comportamiento, limpieza. Es una actividad en la que vas a contemplar. Se entiende que no es un foco de contagio. Cualquiera que vaya al cine puede entender que no haya habido rebrotes allí. Si comparamos el cine con Cercanías, la dependencia económica de que la gente viaje en Cercanías es inmensa, pero el riesgo también: el otro día cogí un tren de Madrid a Valladolid y aquello era un horror, codo con codo con el de al lado. Lo que le ha hecho daño al cine es sentirse parte de la vida que importa menos, porque es cultura. Además, una restricción sobre el cine tiene un impacto social, aleccionador, que no se da en otros casos.

Una restricción sobre el cine tiene un impacto social, aleccionador, que no se da en otros casos

O sea que sienten que les han castigado para dar ejemplo. El sector no tiene más oxígeno. Los cines que cierran y que no volverán a abrir son un pérdida para siempre, para las generaciones futuras. Si el cine pierde su principal escaparate, se dejaran de hacer muchas películas, posiblemente las del tipo que lo han hecho grande.

En Barcelona han cerrado los Méliès y el Texas. Habrá cines que cierren y otros que caigan en manos a las que les importa un pito la diversidad. El día que los cines sean solo de multinacionales, al cine español y al catalán les va a costar mucho estrenar en salas.

¿Esperan más apoyo, más ayudas, de las administraciones? Todos estamos esperando que las administraciones de todos los ámbitos se den cuenta de que el cine es un bien cultural esencial. En Francia tienen muy claro que la cultura es una cuestión de Estado. Aquí se han olvidado. Los de derechas y también se están olvidando los de izquierdas. Muchas salas quedarán tocadas de muerte en tiempos de un Gobierno de izquierdas que debería poner todos los medios para que sigan abiertas y siendo independientes cuando pase todo esto. No es fácil: hay que insuflar oxígeno. Si no, estarán muertas.

Y, sin embargo, el cine español tiene fama de ser un sector muy subvencionado. Es un lugar común. Está demostrado que el cine está menos subvencionado que la mayoría de los sectores de este país. Es una forma de cultura que requiere apoyo, pero es el arte en mayúsculas del siglo XX y el XXI, el preferido por la ciudadanía, si se suma a los que van a salas con los que ven películas y series en televisiones y plataformas.

¿Cómo convivirá la cultura de ver series y películas en las plataformas de 'streaming', que tienen un gran éxito en los hogares, con la sala tradicional? El auge del cine y las series en las plataformas, el crecimiento de la oferta y la demanda en ese campo, es el mejor complemento que podía tener el cine. Gracias a la altísima calidad de los contenidos de las plataformas hemos logrado que mucha gente prefiera ver en casa una serie o una película antes que un concurso en el que te puede tocar un coche o un helicóptero. Las plataformas están logrando que el amor al cine se expanda a una velocidad mucho mayor. Hay muchos más cinéfilos tras la pandemia.

Las plataformas están logrando que el amor al cine se expanda a una velocidad mucho mayor. Hay muchos más cinéfilos tras la pandemia

Sostiene usted que en los cines hay menos riesgo de contagio que en otros ámbitos. ¿Cómo lo sabemos? Gracias a una de las palabras que no empleábamos hace un año: la trazabilidad, la capacidad de seguir el rastro de un contagio. A cada espectador se le asigna una entrada, se ha hecho en todo el mundo. Y en otros ámbitos se han detectado focos de contagio. No se conoce un foco en ningún cine de ningún país del mundo. Sabemos que el día que haya un caso saldrá en los diarios. No se ha detectado ni uno solo.

Tras los cierres de las salas por la pandemia, ¿cómo ha visto regresar a la gente? Ha sido una de las cosas más bonitas. Hemos tenido que hacer tres reaperturas. La primera coincidió con el inicio del Festival de Barcelona. En ocho días, 9.000 personas pasaron por las puertas del Verdi.

Los datos sanitarios son malos de nuevo. ¿Teme otro cierre? Ojalá no nos encontremos con otro. Uno de los pocos sitios a los que una familia puede ir estas Navidades de forma segura es al cine.

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