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Kao: "El futuro de BCN pasa por ayudar al sector turístico, el que más ha sufrido"

El dueño de los restaurantes Shanghai, Mr. Kao, Kao Street y Kao Dim Sum, pide una apuesta decidida por la hostelería

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Ferran Imedio

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Josep Maria Kao es tan barcelonés como el que más. Nació en la capital catalana hace 58 años en el seno de una familia de restauradores de origen chino. Su padre, Kao Tze Chien trabajó en el histórico Gran Dragón y luego abrió por su cuenta Pekín. Él siguió la senda trazada por su progenitor: suyos son los restaurantes Shanghai (tomó el relevo de Pekín), Mr. KaoKao Dim Sum, Kao Street y Kao Soldeu (este, en Hotel Park Piolets de Andorra), además de participar en Mercat d'Autors de Ametller Origen. Tiene tomado el pulso de la ciudad, que ahora anda por los suelos, especialmente entre su gremio. Está tan indignado que decide posar maniatado bajo la Sagrada Família, que hasta hace bien poco no pagaba impuestos, advierte.

¿Cómo vive estos meses de pandemia?

Pues sufriendo, y con nervios. Muy preocupado. Como todos, vaya. Estuvimos en la reunión en el Hotel Majestic convocada por el Gremi de Restauració de Barcelona a la que fueron muchos otros cocineros y restauradores para pedir que nos dejen abrir. La gente está muy nerviosa y sufriendo por su negocio y por el personal porque no pueden trabajar.

¿Qué soluciones atisba para superar esta crisis tan brutal?

Teniendo cuidado con el respeto de las distancias de seguridad, podríamos abrir con un aforo máximo del 50%. Pero tenemos que abrir ya mismo. Hay que convivir con el mal esperando que llegue la vacuna, pero una cosa es morirse del virus y otra, de hambre o de locura.

¿Se imaginaba esta pesadilla?

En absoluto. Mr. Kao está en una zona más turística [València, 271] y lleva cerrado desde marzo y los restaurantes de Bonanova, Shanghai, Kao Dim Sum y Kao Street [todos en la calle del Bisbe Sivilla], iban bien otra vez pero los volvimos a cerrar. Estos tres los hemos reabierto. En mi caso tengo negocios de comida para llevar [Kao Street] y trabajamos para el Mercat d’Autors de Ametller Origen [Numància, 47], pero la situación de muchos colegas no tiene nada que ver, y por culpa de la ineficacia de los políticos.

¿De qué les acusa?

Ahora mismo los hospitales corren el riesgo de volver a colapsarse, de quedarse sin ucis, ¿verdad? Eso se debe a una mala política que se ha hecho estos últimos meses, porque ya venían avisados tras haber sufrido la primera ola. También es verdad que mucha gente joven ha sido muy inconsciente. 

"Nuestro negocio era familiar, recibía gente de Barcelona y en los últimos años a gente de todo el mundo"

Josep Maria kao

— Empresario de la restauración

Barcelona ha cambiado radicalmente y en muchos aspectos no volverá a ser la misma. Y usted recordará perfectamente cómo era hasta mediados de marzo del 2020.

Siempre ha sido una ciudad de acogida. No había tantos turistas como ahora, porque los primeros empezaron a llegar en los años 60 y 70, pero Barcelona siempre ha recibido a gente de todo el mundo y del propio país, y ahí ha jugado un papel básico el turismo, que se ha convertido en una de las industrias más importantes del país. Es un factor clave de nuestra economía, muy importante. Y la restauración ha ido de la mano del turismo. Le pongo como ejemplo nuestro negocio: era familiar, recibía a gente de Barcelona, y en los últimos años ha atendido a gente de todo el mundo.

La ciudad está muy tocada. ¿Cómo afectará la pandemia a su futuro? ¿Cómo lo vislumbra?

Primero tenemos que recuperarnos del hecho de haber estado casi todo un año cerrado. Y eso solo se puede se hacer gracias a iniciativas y propuestas que vengan de todas partes, del Gobierno, del Govern, del Ayuntamiento... Eso hará que se pueda arrancar de nuevo porque la gente tiene ganas de volver a empezar, pero las administraciones deben valorar el trabajo diario de sacar un negocio adelante.

¿Cree que esa la mejor manera de superar la pandemia?

La ciudad es supersingular, es muy bonita, pero nos falta la apuesta decidida de los políticos. Desgraciadamente, con las políticas que han llevado a cabo no creo que estén a la altura de Barcelona, porque no ayudan a que sea una ciudad acogedora. Y si no apuestan por ella, temo un futuro mucho más difícil.

Habla de apuesta por la ciudad. ¿Cuál sería la suya?

Primero, hacer inversiones y, luego, bajando impuestos a los que hemos sufrido toda esta pandemia porque si no se hace así, no nos recuperaremos, lo perderemos todo. Los créditos ICO que se han cobrado se han utilizado casi en su totalidad para pagar los impuestos. Es que no nos han regalado nada de nada y encima nos ha puesto palos en las ruedas. Los políticos no valoran lo que es tener un negocio cerrado, por eso estamos tan enfadados. Estamos supeditados a lo que nos mandan hacer desde arriba, que es no hacer nada; es decir, estar cerrados hasta este lunes.

Parece que no hay otra opción para ganarse el futuro colectivo...

Sí. El futuro pasa por ayudar a los que más han sufrido, el sector del turismo en general. En primer lugar, con beneficios fiscales que los empresarios invertirán en su propia empresa; en segundo lugar, con una bajada los impuestos que se puede aplicar a través de una exención de impuestos durante un año por lo menos. Todo esto es imprescindible para sacar a flote las empresas, no para ganar dinero a costa de las ayudas. Le pongo un ejemplo: si una gran empresa llega a Barcelona y promete contratar a muchas personas, seguro que consigue que le libren de impuestos durante un año con la excusa de que da trabajo a mucha gente. Pero en Barcelona, tanto los restauradores como los pequeños empresarios y autónomos somos muchos y muy pequeños, y así es mas difícil conseguir eso. Si fuéramos todos a una sería diferente.

No le veo muy optimista sobre la Barcelona que herederán sus nietos...

Barcelona tiene un tesoro que no se lo quita nadie: es una ciudad con un nivel turístico y cultural como ninguna otra. Eso no se lo quitará nadie. Pero depende de cómo lo hagan los políticos en los próximos años. Seguro que los que estamos abajo, todos, trabajaremos para volver a ser lo que hemos sido, pero los que estén arriba serán los que tendrán que apostar por lo que debe ser la ciudad. Y, sinceramente, creo que ahora no valoran ni su propia ciudad. La hostelería es imprecindible en Barcelona porque es un destino turístico. Tan imprescindible como puede ser la Sagrada Família, que no ha pagado impuestos por las obras hasta hace muy poquito. ¿Por qué ella no y nosotros sí, ahora que tenemos que salir adelante?

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