BARCELONAS

Versos por teléfono contra el covid

El filólogo, traductor y bibliotecario Lluís Agustí ha aliviado el estrés del coronavirus a muchas personas leyéndoles novelas, cuentos y poesía por teléfono

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Olga Merino

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Los espíritus elevados suelen ser generosos, y cuando dan parece que no les haya costado nada hacerlo. Es el caso de Lluís Agustí, bibliotecario, quien no acaba de ver clara su aparición en esta ventana. “De verdad, ¿crees que vale la pena? Otros compañeros de profesión hacen lo mismo”, dice, sin que en su resistencia se delate la cascarilla de la falsa modestia. Por resumir, diremos que Agustí, filólogo, traductor, doctor en Biblioteconomía y director de la Escola de Llibreria de la UB, emplea contra el covid, contra sus efectos colaterales, dos de sus mejores armas: una vida de lecturas y una voz de barítono bien templada.

La historia arrancó cinco días después de que empezara el confinamiento de marzo, cuando el mundo se detuvo, y Agustí comenzó a percibir que a ciertas personas de su entorno les temblaban las piernas. Gente robusta, nada frágil, que, sin embargo, sobrellevaba con dificultad el encierro, la incertidumbre, la soledad, el miedo... ¿Y quién no? Él mismo perdió a una tía anciana en aquellos días fatídicos. Acostumbrado a trabajar a destajo desde los 14 años, el parón forzoso le dio tiempo para pensar. ¿Qué podía hacer para mitigar el desasosiego?

Anuncio en Twitter

Ni corto ni perezoso, se le ocurrió colgar el siguiente anuncio en su perfil de Twitter (@LluisAgusti): "'M'ofereixo a llegir per telèfon novel·les, contes i poesia, de manera gratuïta, a aquelles persones que ho necessitin, en català o castellà'". También podría haberse brindado a hacerlo en francés, inglés y portugués, puesto que trabajó como bibliotecario en París, Bruselas, Nueva York y Lisboa. Pues bien, el buzón se le llenó a reventar de peticiones, a veces para terceros. Leyó todos y cada uno de los días del confinamiento, de tres a nueve veces, a personas en una horquilla entre los 30 y los 90 años, mujeres sobre todo. Las que más leen.

Por regla general, escoge tres textos –sigue haciéndolo: la iniciativa goza de gran predicamento– con la idea de que la lectura no se alargue más de 15 minutos, “para no poner a prueba la paciencia del escuchante”. Fragmentos divertidos, casi cómicos, algunos extraídos, por ejemplo, de las magníficas 'Memòries', de Josep Maria de Sagarra, o bien trascendentes, sobre la felicidad añorada, como el poema 'Amistad a lo largo', de Jaime Gil de Biedma: “[…] y en el recuerdo/ el júbilo es igual a la tristeza./ Para nosotros el dolor es tierno./ ¡Ay, el tiempo! Ya todo se comprende”. Y también Carner, Andrés Estellés, García Márquez, Montserrat Roig o la Rodoreda. No sabemos si el bibliotecario frecuenta el karaoke, pero a fe que lee con una dicción perfecta y una voz como de audiolibro, modulada en la radio durante su 'tranche de vie' parisina.

El invento le ha deparado sorpresas, como el día en que un destinatario le dio la vuelta: “¿Te importa si te leo yo?”, descubriéndole así al poeta y novelista asturiano Xuan Bello. "He dado gratitud y la he recibido". Otras veces leyó textos propios sin decirlo. Todo en él es tan libresco que conoció a su compañera, Agnès, en una biblioteca de Lisboa.

Un poema de Glück para empezar el martes con serenidad 

Puesto en el brete de escoger un fragmento para los lectores del diario, Lluís Agustí se decanta por unos versos de la premio Nobel 2020 Louise Glück, la estrofa que cierra el poema 'Noche fiel y virtuosa': "Y pues aquí me despido. Todo indica/ que no existe un final perfecto./ Ciertamente, existe una infinidad de finales./ O quizás, una vez que uno comienza,/ solo existen los finales".

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