LA MOVILIDAD DEL FUTURO

Área metropolitana sostenible, un plan de 5 años y 10.000 millones de euros

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Carlos Márquez Daniel

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Lo ideal sería que el lector guardara esta información durante cinco años. Que la pusiera en cuarentena. Para en el 2025, cuando vence el plazo planteado, comprobar hasta qué punto se ha cumplido con lo expuesto. Como la zona global de bajas emisiones, el endurecimiento de las condiciones para poder usar determinados vehículos o el crecimiento de la red ciclista. Este martes se ha aprobado el plan metropolitano de movilidad urbana (PMMU) 2019-2024, una hoja de ruta que reúne 102 medidas destinadas a combatir la contaminación, promover la movilidad sostenible y reducir el número de víctimas en accidentes de tráfico. Es, sin embargo, y por un tema de competencias, más una declaración de intenciones que un plan en sí, pues en buena parte requiere del concurso de otras administraciones: ayuntamientos y gobiernos de Catalunya y España, amén del aguinaldo europeo. Y luego hay que tener en cuenta el presupuesto. Contando las infraestructuras, asciende a 10.276 millones de euros. Veremos si en tiempos del covid está el horno para bollos.

Si una cosa tiene a su favor este proyecto es que nace en un momento en el que la inmensa mayoría de los 36 municipios que forman parte del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) han expresado su deseo de que las calles y los barrios sean más amables. Se habla mucho de la capital catalana, pero también Esplugues, Sant Just, Gavà, El Prat, Montgat o Pallejà han modificado su morfología urbana a favor del peatón y el ciclista. También juega a su favor el hecho de que el AMB sea una suerte de gran jurado comunitario, en el sentido de que, si ahí se aprueba alguna cosa, se supone que los implicados deben hacer lo posible por defenderla y llevarla a cabo.  

Verbo demasiado suaves

Antoni Poveda, vicepresidente de Movilidad del AMB y alcalde de Sant Joan Despí, ha admitido que muchas de las propuestas necesitarán un intenso debate previo. Un modo de decir que quizás el PMMU bueno, en el sentido de poder tocar cambios reales, sea el siguiente. Porque este, según cómo, abusa de verbos como 'estudiar', 'reducir', 'fomentar', 'garantizar', 'apostar' o 'mejorar', que no son precisamente acciones que destilen contundencia. De hecho, lo único que el ente metropolitano puede garantizar, porque entra dentro de sus menesteres, y tal y como ha confirmado Poveda, es el crecimiento de la red ciclista (unos 500 kilómetros más), el impulso al Bicibox, los aparcamientos de bicicletas que ya tienen 12.000 socios y que no está previsto que se instalen en Barcelona; la compra de autobuses para que el 58% de la flota sea eléctrica o híbrida (ahora són el 10%); la instalación de 40 electrolineras de vehículos con batería, y el impulso a los park&rides, los aparcamientos en estaciones de tren para entrar en la gran ciudad en ferrocarril. 

La mayoría de propuestas no dependen del AMB, que sí podrá renovar autobuses o ampliar la red ciclable

El documento señala el camino en temas relevantes. Como las restricciones a los vehículos más contaminantes. Ya está operativa la zona de bajas emisiones en el perímetro que marcan las rondas de Dalt y Litoral. Y hasta enero del 2021 sva ampliando la paleta de vehículos que no podrán entrar (furgonetas y autocares). El PMMU plantea que todo el área metropolitana quede libre de autos sucios antes del 2025, algo que ya se había anunciado el año pasado. Y para ello propone un calendario -eso sí es nuevo-, de manera que en enero del 2022, los coches con etiqueta B, a excepción de los residentes, que tendrán dos años de moratoria, tampoco puedan entrar. En el 2030 se haría lo mismo con las etiquetas C (los empadronados sí podrían entrar), de manera que por Barcelona, dentro de 10 años, solo circularan los turismos con pegatina 'eco' o la cero emisiones. Poveda ha aclarado que esta es una propuesta que ahora deberá debatirse. Ya en el 2017, la alcaldesa Ada Colau firmó en París un acuerdo por el que la capital catalana se comprometía a desterrar las energías fósiles en el 2030.

También se ha referido al peaje urbano. Sin demasiada euforia, a pesar de que Colau, que preside el AMB, y sobre todo, parte del gobierno municipal de Barcelona, lo defienden a ultranza aunque sin excesiva concreción. "Solo pagando no reduciremos la contaminación. Sabemos que el peaje, si se hace, no llegará en los próximos tres años. Creo que se puede hacer otras cosas que quedan tapadas por este debate". Poveda ha recordado que esta propuesta llega, además, en el momento en que el se están anulando los peajes de las autopistas que acceden a la gran ciudad.

Paquete con otras cosas

Otro clásico son los carriles bus-VAO, precisamente en las vías rápidas de entrada a la capital catalana. En agosto entró en funcionamiento el de la C-31, que aunque parezca que tiene poco uso, en el interior de esos autocares hay más gente que en los muchos coches que usan esta autopista. Queda pendiente, sobre todo, el de la B-23, la que entra a la Diagonal por el lado Llobregat. Poveda sostiene que todo el mundo parece estar de acuerdo, pero que no termina de desencallarse porque va en un paquete con otras cosas que sí están en discusión. Si todo fuera bien, entre licitaciones y adjudicaciones, podría estar listo en el 2023.

El PMMU plantea también una ambiciosa batería de propuestas en materia de infraestructuras. Como desempolvar el proyecto de tranvía hasta la Universitat Autònoma desde Montcada, la finalización de la L9 detenida en su tramo central; prolongaciones en las líneas 1, 3 y 4 de metro. Y, cómo no, unir el Trambaix con el Trambesòs. No concreta que sea por la Diagonal. Esperemos que eso no abra un nuevo capítulo en este eterno culebrón. Para todo ello, concreta el documento, serán necesarios 10.276 millones de euros, de los que el 4% (411) correrán a cargo del AMB. Del resto, pues ya se irá viendo.