Fraude inmobiliario

Un estafador ofrece 90 habitaciones en Airbnb realquilando pisos en Barcelona

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Guillem Sànchez

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Andrius S. ha alquilado una cifra desconocida de domicilios en Barcelona que ha convertido de forma fraudulenta en apartamentos turísticos que anuncia en la plataforma de Airbnb. Ha seguido siempre la misma estrategia para lograr el contrato de alquiler: fingir que desea el piso para vivir allí junto a su esposa, Yuliya K., y sus hijos. En cuanto consigue las llaves, hace obras en el inmueble y convierte cada cámara –comedor incluido a través de tabiques– en habitaciones de hotel equipadas con toallas, sábanas y cerraduras que funcionan con tarjetas magnetizadas. Salvo Andrius S., nadie sabe cuántos domicilios ha alquilado en la ciudad pero en la cuenta de Airbnb, abierta a nombre de su mujer, constan 90 anuncios de alojamientos distintos. Si cada piso tiene entre 3 o 4 habitaciones, controla más de veinte inmuebles. EL PERIÓDICO ha contactado con dos administradores de fincasdos propietarios y una abogada. Cuentan la misma historia que les ha hecho caer en la misma trampa. Y Airbnb no va a mover un dedo para sacarlos de ahí.

Andrius S., el hombre que los ha enredado, mide unos 175 centímetros, es rubio y tiene ojos verdes. Se presenta como un constructor de Cambrils que por necesidades laborales debe mudarse a Barcelona junto a su familia. Para conseguir el contrato de alquiler entrega al dueño su NIE –es lituano– y el DNI de Yuliya –de origen ruso pero con la nacionalidad española–, su nómina y su última declaración de la renta –ambos documentos serían falsos, según los afectados–. Como no aparece en ninguna lista de morosos, la teatralización de la pareja que busca un nido para crear un hogar en Barcelona es convincente y 'demuestra' su solvencia económica, casi siempre consigue el piso que pone en su punto de mira: lugares espaciosos como los tradicionales del barrio del Eixample, de pasillos largos y cuantas más habitaciones mejor que después convertirá cada una en un alojamiento privado para turistas. No es la primera vez que se usa esta estrategia en Barcelona basada en el engaño a propietarios de pisos para su explotación posterior como apartamentos turísticos. 

Los Mossos d’Esquadra confirman que tienen constancia de dos denuncias contra Andrius S. y añaden que han activado una investigación. Según los afectados, que piden anonimato por miedo a represalias –o daños materiales en el domicilio–, este ciudadano lidera un grupo bien organizado que incluye a su mujer y a dos o tres hombres –con acento del este– encargados de gestionar las llegadas y salidas de los usuarios de Airbnb. Calculan que mensualmente amasa unos 50.000 euros y que, después de pagar los alquileres, anualmente obtiene unos 300.000 euros de beneficios.

El perfil de anfitrión de Airbnb creado por 'Julia' –el nombre con el que se ha inscrito Yuliya– dispone de 90 habitaciones y acumula 4.721 evaluaciones de personas que se han hospedado en estas. Dado que no todos los usuarios introducen comentarios después de su estancia, es de suponer que el número total de inquilinos a los que ha alojado desde el 2013 –año en el que se dio de alta en la plataforma– es muy superior a 4.721. No es osado afirmar que por sus manos circulan más de mil turistas cada año.

La alarma

La abogada Marta Martín defiende a uno de los propietarios estafados por Andrius S. y, por casualidad, ha dado recientemente con otro propietario que se encuentra en la misma situación. Al preguntar directamente a uno de los turistas alojados por Andrius S. por el anuncio de Airbnb en el que había encontrado su habitación, la abogada dio con el perfil de Julia y con las 90 habitaciones. Navegando entre estos alojamientos, su cliente reconoció, no sin esfuerzo debido a las reformas efectuadas, su antiguo domicilio. Andrius S., a pesar de las evidencias, se negó a rescindir el contrato de alquiler.

Con el déficit de turistas, Andrius S. ha virado el negocio de los alojamientos turísticos hacia los alquileres de estancias más largas y ha buscado publicitar 'sus' espacios en portales como el de Idealista. Cuando la abogada Martín contactó con esta empresa para avisar de que estaban participando de un subarriendo ilegal, Idealista cerró los anuncios de Andrius S..

Airbnb, la plataforma principal a través de la que esta trama fraudulenta se ha lucrado y que se beneficia con una comisión de cada transacción que facilita, se ha negado a cancelar los anuncios, que todavía están disponibles en su web. A través de un correo, no hay otro modo de contactar con Airbnb, la empresa multinacional ha respondido que no puede entrar en esta "disputa". 

Sin licencia

Tampoco el hecho de que los apartamentos turísticos de Andrius S. no dispongan de la licencia obligatoria en Barcelona afecta a Airbnb. Pero sí a los dueños ya que sobre ellos recaen los expedientes sancionadores que el Ayuntamiento de Barcelona ha incoado al saber de la actividad que se lleva a cabo en sus domicilios. Se cierra así alrededor de los propietarios un muro circular del que no pueden escapar: por un lado el proceso judicial para rescindir el contrato es demasiado lento y Andrius S. lo dilata cuanto puede y, por el otro, como Andrius S. paga el alquiler, los dueños tampoco pueden activar un proceso de desahucio. O lo pagaba hasta hace poco.

Con la pandemia y el fin de los turistas, Andrius S., que a pesar de las dos denuncias presentadas sigue afirmando que vive en los dos domicilios, contactó hace poco con los dueños para negociar una rebaja del alquiler a causa de los estragos económicos derivados del coronavirus. Estos se negaron y él ha dejado de pagar la cuota algunos meses. Con el impago, los propietarios sí podrán comenzar un proceso de desahucio que durará uno o dos años y que Andrius S. podrá detener poniendo en orden los pagos atrasados. Los afectados confían en que esta noticia ayude a encontrar a más propietarios engañados. "Seguro que hay muchos más", asegura Martín. 

"Tengo trabajo"

Contactado telefónicamente por este diario, Andrius S. ha negado haber convertido en un apartamento turístico ningún domicilio. Repreguntado sobre la disponibilidad de 90 apartamentos que aparece en la plataforma de Airbnb a nombre de su pareja, ha alegado estar ocupado –"tengo trabajo"– y ha colgado el teléfono. 

Pisos atrapados 

Los Mossos d'Esquadran y la Policía Nacional activaron en julio un operativo contra una trama que alquilaba de forma fraudulenta pisos en Barcelona para convertirlos en apartamentos turísticos. En aquella ocasión, varios de sus responsables acabaron detenidos porque la investigación se agarró a la falsificación documental que habían llevado a cabo los sospechosos para lograr los contratos de alquiler. Sin embargo, casi cinco meses después, y a pesar de los cargos que pesan sobre los responsables de la estructura, al menos dos de los domicilios logrados con contratos fraudulentos todavía no han sido devueltos a sus propietarios. Los procesos civiles iniciados por el dueño de estos dos inmuebles –en un caso para tratar de rescindir el contrato y en el otro para forzar un desahucio– todavía no han finalizado.

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