Arte en el suburbano

Un inmenso mural agradece a los sanitarios su lucha contra el covid-19

Philip Stanton decora la estación Guinardó-Sant Pau en la línea 4 del metro de Barcelona

Philip Stanton, delante de su mural en el vestíbulo de la estación Guinardó-Hospital de Sant Pau de la línea 4. / periodico

Óscar Hernández

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Un gracias enorme. Y en colores. No en vano se llama 'Los colores del agradecimiento', un título surgido en un concurso en el que han participado centenares de personas. La historia de este impresionante mural, presentado oficialmente este miércoles y realizado por el reconocido artista Philip Stanton, tiene muchos matices y bastantes anécdotas. Y la verdad es que, ubicado en el vestíbulo de la estación de metro Guinardó-Hospital de Sant Pau, encarado a la fachada del centro médico, luce mucho, y no solo por su luz y colorido.

La obra, según explican en Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), empresa que ha hecho de mecenas, fue encargada al pintor estadounidense residente desde hace tres décadas en la ciudad con la intención de ser "un homenaje a los sanitarios que nos han cuidado durante la pandemia y un agradecimiento a la ciudad de Barcelona y a los barceloneses después de los duros meses de confinamiento por el covid-19".

90 metros cuadrados

El mural mide 90 metros cuadrados y frente a él tienen que pasar todos los pasajeros que entran y salen de la estación, muchísimos de ellos trabajadores y pacientes del Hospital de Sant Pau, uno de los muchos que lidian con el covid. Por eso sale también en el mural, junto a otros centros médicos que el espectador puede jugar a identificar: Sant Joan de Déu, La Maternitat, Bellvitge, Mar, Plató, Clínic y Vall d'Hebron. "Alrededor de ellos he pintado su entorno, con los edificios más característicos. Y uniéndolos a todos, un paisaje onírico, o una mezcla de paisajes: los Pirineos, Montserrat, viñedos y la Costa Brava", explica Stanton.

"Cuando me llamaron de TMB para encargarme el mural hubo muchas cosas que me gustaron. Que la obra estuviera en una pared permanente, ya que muchas de mis trabajos son efímeros; justo al lado de un hospital, y que pudiéramos trabajar en una zona de paso pero sin molestar a nadie", apunta Stanton, a quien se le escapa el plural porque en la realización de la obra, sobre todo en su puesta en la pared, han participado sus alumnos del centro de diseño y arte barcelonés Universitat Eina.

El hospital olvidado

"Desde el primer día tuve absoluta libertad. Hice el boceto en cuatro días. Yo decidí qué hospitales salían. Lo de la Plató, que a algunos les sorprende, fue porque me permitía sacar de fondo el paseo de Gràcia. Lo único que me sabe mal es haberme olvidado del Germans Trias i Pujol, de Badalona, pero desde aquí les digo que si quieren voy y les pinto una pared", bromea con cierta timidez y modestia este artista que también sufrió de cerca el covid-19. "Mi pareja enfermó y tuvo que aislarse", cuenta. 

Durante las semanas que él y sus alumnos iban componiendo el mural, Stanton ha disfrutado. "La gente se nos acercaba y nos comentaba cosas. Había un señor que venía casi cada día y cuando lo acabamos se presentó con traje y su familia para enseñárselo a ellos", explica. "También era muy especial que justo delante y mientras trabajábamos actuaran músicos del metro. Lo malo era que la gente miraba tanto el mural que no se fijaban en ellos y yo tenía que señalarles o iba a ponerles dinero para que repararan en los artistas", recuerda. "Cuando acabamos de pintar reparé que justo delante del punto donde actúan sale en el mural un camino hacia un desierto", desvela.

"Me da buena onda"

El entusiasmo que refleja Stanton coincide con lo que sienten muchos pasajeros que pasan por delante cada día, sobre todo el personal sanitario que trabaja en el Sant Pau. "Yo he ido viendo su construcción y cómo cada artista pintaba una parte. Y ahora me encanta. Subes de las escaleras del metro y te lo encuentras. A mí me gusta el colorido. Me da muy buena onda cuando lo veo", dice Magda Ciendones, enfermera de Oncología, de 59 años.

Elena Gil, enfermera de la unidad de Sintrom, también en el Sant Pau, pasa cada día que trabaja por delante de 'Los colores del agradecimiento'. "Me encanta verlo porque está toda Barcelona. Y tanto colorido y esa luz son impresionantes. Al mirarlo tienes una sensación agradable", confiesa. Pero ni Gil ni Ciendones sabían hasta ayer que la pintura les da las gracias, ni que entre sus formas inspiradas en Matisse están escondidos ocho hospitales. Descubrirlos e identificarlos forma parta de la experiencia. 

Maribel Sáez, monitora de 51 años, ganó el concurso de TMB en redes sociales para bautizar el mural. "Me gusta mucho el arte y mi hija estudia ilustración. Cuando vi la foto del mural con esos colores tan vivos, pensé en que ahora se agradecen con lo que estamos pasando. Para mí cada color es una forma de dar las gracias. Por eso puse 'Los colores del agradecimiento". Esta tarde Saéz verá en persona por primera vez el mural -"no he querido ir hasta hoy"- y recogerá su premio, que incluye mucha pintura del patrocinador y algo más que las gracias del artista Philip Stanton.

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