equipamiento de emergencia

Barcelona cierra uno de los pabellones de la Fira para personas sin hogar

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Elisenda Colell

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"Fue bonito mientras duró, ahora no me queda otra que vivir en la calle en plena pandemia y es algo que me da mucho respeto", cuenta Óscar Sánchez, que ha estado más de seis meses viviendo en uno de los pabellones instalados en la Fira de Barcelona para atender, en plena pandemia, a las personas sin hogar de la ciudad. Este jueves el ayuntamiento va a decretar el cierre de este equipamiento de emergencia, aunque mantiene abierto otro espacio similar con 200 camas. Uno de los motivos, es el "inasumible" coste del espacio que el consistorio dice tener que costear en solitario. El ayuntaminto mantiene que todos los usuarios recibiran el apoyo de los servicios sociales municipales, aunque, fuentes del equipamiento gestionado por la Cruz Roja con el apoyo del ejército, confirman que un 20% de los hasta ahora residentes no han encontrado una salida en albergues municipales o habitaciones de realquiler, y deberán volver a la calle. 

Cuando hace seis meses se decretó el estado de alarma, el Ayuntamiento de Barcelona abrió, en una iniciativa pionera en España, las puertas de dos pabellones de la Fira de Montjuïc, donde se ubicaron cerca de un millar de personas que viven al raso en la ciudad condal. Son dos equipamientos de emergencia, gestionados por la Cruz Roja y la Fundació Salut i Comunitat, donde la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha participado ofreciendo camas, servicio de comida y apoyo logístico. Uno de estos pabellones, donde la última semana se ha contado hasta un centenar de usuarios, cierra ya este jueves, 8 de octubre. El otro, el gestionado por Salut i Comunitat, permanecerá abierto con 200 camas, y absorberá a parte de las personas que tienen que ser expulsadas. 

Es el caso de Fernando Segura o Francisco, dos hombres que se vieron en la calle cuando la pandemia les dejó sin empleo. Pagaban una habitación en un piso compartido, pero les fue imposible seguir asumiendo los costes. "Yo estoy tranquilo porque me he han cambiado de pabellón, no me quedo en la calle. Lo que me preocupa es la incertidumbre, el no saber hasta cuándo estaremos aquí", cuenta uno de ellos a las puertas del equipamiento, a primera hora de la mañana. "Al que duerme al lado mío sí que lo han expulsado, y me dá terror tener que ser yo el siguiente", añade el otro sosteniendo un bocadillo entre los brazos, que les brindan desde el espacio municipal.

"Lo que nos preocupa es la incertidumbre, el no saber hasta cuándo estaremos aquí"

Usuarios del pabellón para personas sin techo de la Fira

Según la teniente de alcade de Derechos Sociales del ayuntamiento, Laura Pérez, se trata de una operación, la del desalojo, que se ha hecho teniendo en cuenta la complejidad y el apoyo de cada persona. "Hemos hecho cirugía social para poder dar respuestas a todos los casos", asevera. Un grupo de hombres irán a vivir en los albergues municipales de primera acogida, ubicados en la Zona Franca, Sarrià, Nou Barris o Pere Calafell. "Y al resto, una minoría, les estamos ofreciendo apoyo y ayudas personalizadas, es evidente que no todos podrán salir con una llave entre las manos, pero es que nadie más nos está ayudando a financiar este servicio, y para nosotros es inasumible hacerlo en solitario", zanja Pérez.

"Hemos hecho cirugía social para poder dar respuestas a todos los casos"

Laura Pérez

— Teniente de alcalde de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona

El consistorio ha pedido a la UME que se retire, pero implora que dejen las camas para que el espacio se pueda usar como equipamiento de la operación frío, para poder acoger al millar de personas que viven en la ciudad cuando la temperatura descienda hasta los cero grados. Y es que en estos momentos cerca de un millar de personas duermen en el raso en Barcelona, según los últimos recuentos municipales, y 2.900 lo hacen en albergues del ayuntamiento o de entidades sociales. 

1.400 euros al mes por plaza

Según los datos del consistorio, cada plaza en los pabvellones de la fira cuesta 1.400 euros al mes. El gasto mensual es de medio millón de euros, y en lo que llevamos de año ya han invertido 15 millones de euros para mantener a flote el espacio. "Este es el único lugar para personas sin hogar nacido tras la emergencia del estado de alarma que sigue abierto en toda España, a pesar de lo hemos financiado solos", insiste Pérez. Hace referencia, por ejemplo, a los albergues que se abrieron en Lleida y la comarca del Segrià, financiados por la Generalitat, o los centros de pernocta que también financió la Conselleria d'Afers Socials en Girona para los temporeros.

El de Barcelona, es el único albergue de este tipo abierto por la pandemia que sigue abierto en España

Hace semanas que Barcelona trata de convencer al 'conseller' de Afers Socials, Chakir el Homrani, para que aporte una parte de los recursos que garanticen que el espacio no cierre y se pueda atender a todas las personas sin hogar. "O nos ayudan con esto o no lo podremos aguantar", asume la teniente de alcalde. Y es que, según dice, el 50% de los usuarios que han estado en estas instalaciones de emergencia eran personas que residen en otras zonas del área metropolitana, de Catalunya o incluso, de otras zonas de España  o de Europa. 

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