OPERACIÓN DE RESCATE

Así se recupera una bici robada y a la venta en Wallapop

Así se recupera una bici robada y vendida en Wallapop

Momento en el que la Guardia Urbana interviene al presunto ladrón de una bicicleta en Barcelona.  / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Hay nervios. Son las siete de la tarde del miércoles 23 de septiembre y la plaza de Catalunya, a pesar de la pandemia y la ausencia de turistas, presenta una generosa entrada. Todo está preparado: el cebo, los policías, la víctima y los periodistas. Así se recupera una bicicleta robada en Barcelona y encontrada a la venta en Wallapop

Se la llevaron en algún momento entre el 3 y el 6 de septiembre. Arnau la dejó en la calle, como siempre, en un aparcamiento público (esa 'U' invertida de hierro) del cruce de Indústria con Bailèn. Se marchó a Lleida y cuando regresó ya no estaba. La había comprado un año antes en un mercadillo callejero de Ceba. Le gustó por el color, porque era muy peculiar y antigua, de los años 50. Y por el precio, claro. Le cambió las pastillas de freno y le puso dos piñones más. Lista para formar parte de la creciente familia ciclista de Barcelona. Pero cometió un error, el clásico error: el candado era poca cosa, pan comido para los amigos de lo ajeno.

 Como no quería dejar de ir en bici por la ciudad, empezó a buscar en Wallapop, ese lugar en el que tanto puedes comprar un casa en el Empordà como una medalla de la maratón de Barcelona para fardar cuando vienen visitas. Imaginen su asombro cuando, pasando ofertas, se encontró con su propia bici a la venta por 70 euros. "Me quedé helado. El siguiente sentimiento fue pensar que el vendedor era tonto, y luego me cabreé". Colgó en Twitter su caso y el Bicicleta Club de Catalunya (BACC) tardó 10 minutos en responderle. "Ponte en contacto con nosotros", le dijeron los Marvel del ciclismo de ciudad. A partir de ese momento dio comienzo una misión de rescate de impredecible resultado. El BACC se hizo pasar por comprador, y tras mucho enjabonar al presunto ladrón, consiguieron concretar un lugar y una hora para proceder al mercadeo. 

Rascarse la cabeza

Como íbamos diciendo, ese miércoles había nervios. Aunque no es la primera bici que recupera, Adrià, miembro del BACC, destilaba la inquietud de no saber por dónde le saldría el apandador en cuanto le dijera, en medio de la calle, que sabía que esa bici no era suya. La idea era que, tras soltarle la bomba, aparecieran dos agentes de la Urbana de paisano y remataran la faena con la denuncia. Pero hubo dos cambios de plan. El primero, que el vendedor modificó el punto de encuentro. De la escultura de Companys al paso de peatones del Zurich. El segundo, que los policías no vieron claro que Adrià tomara la iniciativa y decidieron ser ellos los que abordaran primero al joven, que resultó ser un argentino con un relato más redondo que un capítulo de 'El ala oeste de la Casa Blanca'. 

El presunto caco blandió una excusa demasiado redonda, como si el guión de un capítulo de 'El ala oeste de la Casa Blanca'

Tenía la bici apoyada en una señal de tráfico. Los agentes, de la comisaría de la Guardia Urbana de Ciutat Vella, se acercaron y le hicieron creer que pasaban por ahí y que esa bici les sonaba de un robo. Habían quedado con Adrià, el falso comprador, que cuando se tocaran el pelo -maravilloso giro de guión- él debía aparecer para aclarar el tomate. "El chico estaba nervioso y desorientado, pero fue capaz de contar una historia que me genera muchas dudas", comparte este justiciero de la bici. Les dijo, en una reunión que seguida desde la corta distancia parecía un corro de amigos discurriendo sobre dónde ir a ver el Barça, que le había comprado la bici a otro hombre y que de robada, nada. Que la ponía a la venta porque en breve se iba de vuelta a su país. Como prueba aportó las fotos que él mismo colgó en Wallapop. Había puesto las mismas que le había pasado el vendedor por Whatsapp. Llegó incluso a enseñarles el perfil del ladrón nodriza. Y efectivamente, un chaval que tiene otras fotografías en las que aparece el mismo suelo y la misma pared. ¿Estaba delatando a su cómplice o decía la verdad? ¿Realmente se marcha a Argentina?

En cualquier caso, Agustín -así se llama el vendedor- estaba intentando vender un artículo robado, así que la policía le estampó una denuncia y, tarde o temprano, esté en Rosario, Ontario o Cardedeu, le llegará una citación judicial a la que deberá responder para evitar males mayores. Tras 15 minutos de conversación, versiones contrapuestas, lecciones de vida y charla sobre las ordenanzas y las leyes, el presunto caco se marchó Rambla abajo. Sin bici, sin la pasta. Con mal cuerpo y con un papel que le acusa de cosas muy feas. 

"El miedo al robo sigue siendo una de las razones para no pasarse a la bici en Barcelona "

Adrià Arenas

— Portavoz del Bicicleta Club de Catalunya

No es la primera ni la segunda vez que el BACC recupera una bici robada en Barcelona. En el pasado, sin embargo, era un trabajo más manual, más de guerrilla. En la mayoría de casos, era porque la reconocían de alguna de las páginas de Facebook en la que los ciclistas denuncian el robo de su bici. Podían actuar de varias maneras. O iban en tropel a por ella y no daban opción al ladrón y se la llevaban, o la más expeditiva, la ataban a la suya para que no pudiera volver a llevársela. Por ahora, ni una pelea, ni una discusión. Siempre rescatadas sin gritos ni espectáculos

Los números cantan

Arnau se marcha a casa con su bici. Echa de menos un par de piezas, como el botellero o un soporte de la luz posterior, pero irradia alegría. Cuenta que la bici dormirá esta noche en el estudio donde trabaja, y que trabaja o a más tardar en un par de días, irá a comprarse un candado como dios manda, (los mejores, los que tiene forma de U) "El miedo al robo sigue siendo una de las principales excusas para no animarse a pedalear por la ciudad", sostiene Adrià. Según el Barómetro de la Bicicleta, cerca del 20% de los ciclistas aseguran que les han robado la bici por lo menos en una ocasión, y el porcentaje aumenta conforme más grande es el municipio (el 26% en el caso de Barcelona). El temor a que vuele es de hecho la segunda razón para no pasarse al ciclismo urbano, solo superada por el pavor que genera tener que interactuar con el tráfico motorizado. Lógico, si alguien tiene que desaparecer, que sea la bici. 

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