ENTREVISTA

Joan Clos: "El cambio de Colau es superficial, no tiene profundidad"

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Toni Sust

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Tras ser la mano derecha de Pasqual Maragall, Joan Clos fue alcalde de Barcelona nueve años, hasta el 2006. Tiene claro que la ciudad debe pugnar para afrontar las crisis que vive. Y no parece convencido de que el actual gobierno sea capaz de lograrlo.

En la Barcelona del siglo XX, afrontar un alquiler no era un drama. Ahora, es muy difícil que un joven pueda lograrlo.

Hay una dualización del nivel salarial. Un número reducido de sueldos es bastante alto, el de las actividades vinculadas con el conocimiento. En el sector de la información es más bajo y el salario estándar es mucho más bajo.

Algo que ya pasaba antes del coronavirus.

Coinciden tres crisis: la del 2008, la de la dualización salarial y el coronavirus. 

¿Cuál de las tres crisis es la más complicada?

La del cambio de estructura de la producción, más que la de la burbuja y la del coronavirus. 

¿La crisis del coronavirus es la que menos le preocupa?
Sabe mal, quizá podría haberse gestionado mejor, ha habido una mortalidad importante, una parte podría haberse evitado, pero en términos generales no creo que sea el gran problema.

¿Cómo atraer a un joven para que siga en Barcelona?
Los salarios  de Barcelona siguen por encima de los de Catalunya. Barcelona debe garantizar unos servicios básicos de calidad y el acceso a una vivienda digna.

“El control del precio del alquiler ha fracasado en todo el mundo”

¿Y cómo se logra el acceso a la vivienda?
Se hace en muchos países de Europa, es relativamente fácil. Pero hay que cambiar la forma tradicional en que se hacía en Catalunya y España, que era favorecer desde el sector público el acceso a la propiedad de la vivienda. Tenemos que pasar a la promoción de la vivienda de alquiler, pública y privada. El modelo de negocio es muy diferente que el de construir para vender. El mundo inmobiliario pasa de ser un negocio de alto rendimiento a corto plazo a ser un negocio de bajo rendimiento a largo plazo. 

El ayuntamiento plantea una empresa de vivienda público-privado, busca socio que acepte un beneficio acotado y no lo encuentra.
El planteamiento tiene un problema: lo hace sobre suelo que tiene un coste. La vivienda asequible solo se puede hacer con un coste cero de suelo. Hay que crear suelo público que no se monetiza y sobre el cual se hace vivienda de alquiler. Se puede hacer de dos maneras: el sector público lo paga o lo acuerda con el privado. Es lo que se hace en toda Europa. Y hay que crear edificabilidad nueva.

¿Cómo? ¿En clave metropolitana? La ciudad está limitada físicamente.
Los especialistas saben hacerlo perfectamente. En clave metropolitana también, pero debe hacerse en Barcelona: la vivienda asequible debe hacerse allí donde sea necesario, no donde sea barato. El Eixample, Sant Andreu, Sants, Pedralbes, Nou Barris. En todos los barrios. En Viena se hace de forma proporcional a la población de cada barrio. 

¿Cómo ganar edificabilidad?
Por normativa urbanística. Creas urbanísticamente una edificabilidad. Si tienes un barrio con una edificabilidad de 1, pones una de 1,5. Aumentas un 50% y luego, cuando remodelas el barrio, reestructuras la edificabilidad de manera que te quepa ese 50%. Se hace con planes especiales. En Barcelona lo hemos hecho toda la vida. Se hizo en el 22@. No es inventar nada nuevo. 

Allí se hizo una supermanzana.
Sí. Exacto. Ahora se opta por el urbanismo llamado táctico.

¿Qué le parece el urbanismo táctico?
Es un oxímoron. El urbanismo es estratégico. Si no se entiende esto, se ha perdido el norte. El urbanismo táctico no es urbanismo, es decoración.

El urbanismo táctico es un oxímoron. El urbanismo es estratégico. El urbanismo táctico no es urbanismo, es decoración

¿Qué hay que hacer con el coche?
Al coche hay que sacarle el dominio absoluto. La ciudad debe recuperar el espacio público para el peatón. Antes que para la bicicleta y el patinete. Con una gran estructura de transporte colectivo. Que lo puedas hacer casi todo a una distancia a pie de 15 minutos, incluida una estación de metro, que ahora en muchos sitios no está. El espectáculo de tener parada la L-9 va contra este proyecto.

¿Y los nuevos dibujos de la movilidad barcelonesa?
A ver, lo bueno es que si no funcionan son fáciles de cambiar. Pero se pierde la opción de una transformación de fondo. 

Antes que alcalde fue usted concejal de Ciutat Vella, ahora parcialmente desierta. ¿Esperamos a que vuelvan los turistas?
¡No! No podemos esperar a que vuelvan los turistas, eso nunca. Es como ir en bicicleta: si esperas, caes.

{"zeta-legacy-block":{"scoreboard":[],"refereeName":null,"refereeNumber":null,"cards":[],"stadium":null,"numberOfSpectators":null}}Tardarán un año y medio en volver.

¡Qué va! No sabemos cuándo volverán, y si lo harán con las mismas ganas y actividades. Hay que hacer un nuevo plan urbanístico en Ciutat Vella. Tiene edificios muy antiguos, de poca calidad. Los nuevos planes especiales tienen que atacar este problema, relacionado con el ahorro energético, la sostenibilidad económica, y por lo tanto, tributario de fondos europeos. Aquí solo es necesario atrevimiento y fuerza. ¿Y qué haremos con la Sagrada Família, les Glòries, Marina, Villa Olímpica? Podríamos construir un circuito paralelo de turismo. Permitiría diversificar. Montjuïc podría ser un circuito turístico. Tienes que innovar, crear. No puedes esperar.

¿Para todo esto confía usted en el gobierno de Ada Colau?

Para todo eso son necesarias ideas, ganas de liarla mucho.

¿Hay demasiado prudencia? El cambio de Colau se anunciaba revolucionario.

Es superficial. No es profundo. No afecta a ninguna estructura. Además, es un cambio que al ser solo del ayuntamiento no tiene profundidad. ¿Y qué dice la Generalitat?

Han inhabilitado al presidente.

¿Dónde esta la burguesía catalana? Está dividida y debilitada. ¿Quién defiende el corredor del Mediterráneo? Si no hablamos del corredor mediterráneo, ¿nos sorprende que Madrid nos adelante? Claro que nos ha adelantado. Y más que lo hará. Ninguna decisión política que tomamos o dejamos de tomar es inocua. Y se acumulan demasiadas en la dirección equivocada. En un lado de la plaza de Sant Jaume por inacción y en el otro por falta de ambición transformadora. El ayuntamiento no acaba de atreverse a lanzar proyectos.

Tiene la sensación de que el ayuntamiento desconfía de la inversión privada?

Sí. 

“Se vendió que con los ingresos municipales se arreglarían los problemas sociales. Es un error de comprensión de lo que es la administración local”

¿Ve la política social reforzada respecto a mandatos anteriores?

La política social del ayuntamiento está mal enfocada. Los recursos municipales no están planteados para la redistribución de la renta, que se financia con los impuestos generales del Estado, el de la renta y el IVA. La política más transformadora de un ayuntamiento es la urbanística. No tiene margen para resolver los problemas sociales. Y se vendió que con los ingresos municipales se arreglarían los problemas sociales. Es un error de comprensión de lo que es la administración local.  

¿Si el gobierno de Colau acabara hoy, qué legado dejaría?

No veo que deje un legado transformador.

“La labor de Colau como gestora del problema de la vivienda no da los frutos que se esperaban”

La ciudad sin desahucios que algunos esperaban no ha llegado.

No, y probablemente habrá más. Y eso que ahora ellos (los comunes) están en el Gobierno central, que debería ayudar a las familias que no pueden pagar el alquiler. La existencia de los desahucios de los ocupas con C (de personas y familias vulnerables) es la prueba del fracaso del estado del bienestar. En Europa no hay tantos. Y aquí ahora tenemos la esperanza de que con el control del precio del alquiler se resolverá el problema.

¿No será así?

No es que lo crea yo. No funciona. Se ha probado en todo el mundo. Es lo primero que se te ocurre: prohibirlo. Pero ha fracasado en todas partes. Lo que hay que hacer es crear edificabilidad para hacer vivienda pública de alquiler. En Sant Andreu-Sagrera la edificabilidad proyectada es de cinco millones de metros cuadrados. La subes un tercio, un millón y medio de metros cuadrados más, y pueden hacerse miles de pisos. Ellos creen que es de izquierda hacer densidad baja. Por el tardofranquismo, Porcioles. Pero la verdad es que los precios son más bajos donde la densidad es alta.

No es una tendencia que guste al gobierno de Colau, o de entrada no le gustaba.

Una cosa es ser activista y otra gestionar. Su labor como activista estuvo muy bien. Su labor como gestora del problema de la vivienda no da los frutos esperados. Está anclada al modelo anterior, público, tradicional. Que haya un plan nacional de vivienda cada cinco años y eso dé dinero a la comunidad autónoma y que ese dinero se destine a hacer pisos. Y eso es inviable. 

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