La memoria de la ciudad

Besos y risas en la Barcelona de 1932

El hallazgo de una pequeña película doméstica rodada en Montjuïc hace 88 años y su difusión a través de una popular cuenta de Twitter permiten reconstruir la historia de la familia del reportero cinematográfico Josep Navarro Alemany.

1932

1932 / periodico

Rafael Tapounet

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El año es 1932. Nada más sabemos sobre la fecha en que se grabaron las imágenes, pero el atuendo de los que en ellas aparecen y la presencia de un par de abanicos permiten conjeturar que nos hallamos a principios de verano, poco antes del fallido, aunque premonitorio, <strong>golpe de Estado del general Sanjurjo</strong> y mientras en Las Cortes se discutía de forma acalorada sobre el proyecto de Estatuto de autonomía de Catalunya redactado en Núria. El escenario, en cambio, no admite dudas: estamos en Montjuïc, en las escaleras de lo que hoy es la plaza de les Cascades, las mismas que conducen al Palau Nacional, inaugurado solo tres años antes como edificio principal de la Exposición Internacional de 1929 y que en esos días permanecía cerrado a la espera de hallar un nuevo uso como sede del Museu d’Art de Catalunya.

En lo que parece ser una película amateur de un minuto y medio, un grupo familiar de 15 personas -siete niños, siete mujeres (la mayoría, enlutadas) y un hombre adulto- posa frente a la cámara: hablan entre ellos, bromean, ríen, sacan la lengua, se abrazan, se besan y hasta ensayan unos países de baile. Todos sus gestos y movimientos desprenden una alegre desinhibición poco frecuente en las imágenes de la época, y eso es justamente lo que llamó la atención de Joaquim Campa la primera vez que vio el vídeo en el canal de en Youtube de la Filmoteca de Catalunya, que se había encargado de la digitalización del filme.

La familia Navarro en 1932

Pel''icula doméstica de la familia Navarro Alemany en 1932, coloreada por Joaquim Campa.

COLOREANDO EL PASADO

COLOREANDO EL PASADO Aquí la acción da un salto de 88 años. Septiembre del 2020.  Joaquim Campa, director de recursos humanos de Socialpoint, una empresa dedicada al desarrollo de videojuegos y aplicaciones gratuitas para móvil, era uno de los casi 40.000 seguidores de la cuenta de Twitter 'Barcelona desapareguda' del italiano Giacomo Alessandro, que falleció de leucemia en marzo del 2016. Entusiasta de las historias del pasado de la ciudad, Campa quiso aprovechar su escaso tiempo libre para seguir los pasos de Alessandro y empezó a bucear en los archivos fotográficos de Barcelona y a colorear imágenes antiguas en blanco y negro empleando el 'software DeOldify', disponible de forma gratuita a través de GitHub. "Lo hacía a ratos, pero durante el confinamiento dejé de lado Netflix y HBO y me puse en serio, y fui colgando el resultado en Twitter", explica. En apenas cinco meses, su cuenta ha pasado de 1.900 seguidores a más de 16.000. Y subiendo.

En una de sus búsquedas, encontró en Youtube esa vieja película con el marchamo de la Filmoteca de Catalunya y sin más información que la que aportaba el título: 'Barcelona 1932. Familia Navarro'. "Lo que me llamó la atención del vídeo –relata Campa-, aparte de una calidad cinematográfica que no era normal, fue que todos mostraran alegría, que la mayoría fueran mujeres, cosa rara en las filmaciones de los años 30, y que además entre ellas se dieran besos y se abrazaran". No dudó en rescatar las imágenes, aplicarles el tratamiento DeOldify y compartirlas en Twitter. 

Como suele suceder cada vez que Campa publica un nuevo vídeo, los seguidores de su cuenta empezaron a hacer especulaciones en torno a la identidad de las personas que aparecen en la filmación y a preguntarse qué fue de ellas, en conjeturas teñidas a menudo de fatalismo por la inminencia de la guerra civil y el advenimiento de la dictadura franquista.

Dos descendientes de los protagonistas de la película contactaron con Campa y le relataron la historia de la familia

En esta ocasión, y esto sí es inusual, los interrogantes hallaron respuesta, porque dos descendientes de los protagonistas de la película, los periodistas Toni Rodríguez Pujol y Núria Navarro, vieron el vídeo (que en solo una semana ha superado las 130.000 visitas) y se pusieron en contacto con Joaquim Campa para explicarle la historia de la familia.

UN REPORTERO EN LA GUERRA DEL RIF

UN REPORTERO EN LA GUERRA DEL RIFGracias al testimonio de ambos sabemos que el autor de la filmación es Josep Navarro Alemany (Barcelona, 1893-1976), que en aquel tiempo trabajaba como reportero cinematográfico para la productora francesa Pathé Frères (cuya sede barcelonesa ocupaba los bajos de la Casa Batlló) y en los laboratorios de positivado y tiraje que la exhibidora Cinaes (Cinematográfica Nacional Española) tenía en las instalaciones del Pathé Cinema, en la Via Laietana, rebautizado tras la guerra como Palacio del Cinema. Josep Navarro, cuyo trabajo como audaz camarógrafo en la guerra del Rif fue objeto de un reportaje en EL PERIÓDICO en octubre del 2012, también aparece fugazmente en la película familiar (con traje y corbata), en un plano general en el que el grupo baja alegremente las escaleras.

Quiso la providencia que poco después de filmar esas imágenes Navarro iniciara una nueva vida laboral como jefe de plató de los estudios Orphea Films, ubicados en el Pabellón de la Química de la Exposición Internacional, al pie mismo de las escaleras en las que transcurre la película. El estallido de la guerra le sorprendió en pleno rodaje de 'María de la O', con Carmen Amaya. Mantuvo el puesto tras la incautación de los estudios por parte de la CNT, una circunstancia que pagó en 1939 con un arresto por "rojo" y una breve estancia en las celdas de la prisión militar del Castillo de Montjuïc. Le salvó de la depuración absoluta la intercesión de Margarita Díaz, que se había convertido en propietaria de los estudios tras la muerte de su marido, Abelardo Trilla, y que estaba muy agradecida a Navarro por haber mantenido las instalaciones en buen estado.

UNA MAESTRA DEPURADA

UNA MAESTRA DEPURADAJosep Navarro recuperó no solo la libertad sino también su antiguo empleo. No tuvo tanta suerte su esposa, Encarnació Garcia, que en el vídeo aparece vestida de luto y abanicándose con cierto aire de impaciencia. Maestra de ideas republicanas adscrita al movimiento de renovación pedagógica impulsado por Rosa Sensat, trabajaba en la Escola Pública Ramon Llull, en la Diagonal, y fue castigada tras la guerra con una rebaja de categoría profesional y un cambio forzoso de centro que al poco tiempo la llevó a abandonar la docencia.

El hambre y los bombardeos
abocaron a Encarnació y Josep a enviar a sus dos hijos al pueblo alicantino de Quatretondeta

Antes de eso, el hambre y los bombardeos habían abocado a Josep y Encarnació a tomar la decisión de enviar en 1937 a sus dos hijos, Jordi y Joan (los dos niños vestidos de marineritos que con sus muecas y aspavientos protagonizan algunos de los más divertidos planos de la película), a la localidad alicantina de Quatretondeta, al cuidado de la yaya Vicenta. A solo seis kilómetros en dirección nordeste, en la casa familiar del pueblo de Fageca, pasaban la guerra sus primos Joaquim, Ester y María Isabel, que también aparecen en el vídeo. Dos décadas después, en los años 50, estos tres emigraron a Buenos Aires huyendo de las estrecheces del franquismo y arrastraron con ellos a Joan Navarro García, quien con el tiempo, ya retornado a Barcelona, se encargó de depositar en la Filmoteca la bobina de 8 mm con las grabaciones domésticas de su padre.

PACO, EL POLICÍA 'COSPLAYER'

PACO, EL POLICÍA 'COSPLAYER'No menos azaroso fue el destino del hermano menor de Josep Navarro Alemany, Francisco, el hombretón moreno de camisa blanca de la filmación. Herido en la guerra de Marruecos al sufrir el impacto de la metralla (las versiones familiares no se ponen de acuerdo en si perdió un testículo o los dos), el tío Paco ingresó en la brigada criminal de la Policía, mantuvo una insólita relación de camaradería con algunos de los más destacados delincuentes de la Barcelona de posguerra y cultivó una extrañísima afición a retratarse a sí mismo disfrazado de los más diversos personajes históricos, de Nerón a Barbarroja y de Atila a los apóstoles (¡los 12!). Pero esa es una historia que desborda las limitadas posibilidades de este reportaje. Otro día, tal vez.            

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