Éxito de una movilización ciudadana

Unas vecinas del Eixample rescatan el bus 41 tras dos años de lucha

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Óscar Hernández

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Quien la persigue, la consigue. Aunque tarde dos años. Ese es el tiempo que ha invertido un grupo de vecinas (la inmensa mayoría son mujeres) para conseguir que el autobús 41 haya vuelto al barrio de la Esquerra de l'Eixample, aunque con un pequeño cambio de nombre (ahora es el 141) y un ligero recorte de itinerario. Desde el pasado lunes 14 vuelve a trasladar a sus vecinos de más edad en un trayecto sanitario sin transbordos que une los ambulatorios de Manso y Borrell con los hospitales Clínic y Sagrat Cor, entre otros puntos de interés como la Escola Industrial, las Piscines Sant Jordi y los mercados de El Ninot y Sant Antoni.

La historia con final feliz se inicia en junio del 2018 cuando en una nueva fase del despliegue de la red ortogonal de autobuses urbanos de TMB en Barcelona, la que de las letras V y H, liquidó el 41. "Fuimos a preguntar a la asociacion de vecinos del barrio y no nos hicieron ni caso. Luego al distrito. Pero nos decían que no había nada que hacer. Hasta una persona nos dijo que nos volviéramos a nuestras casas", explica, ahora plenamente satisfecha y orgullosa, Ana Simó, agente de viajes desempleada y una de las promotoras, junto con otras seis mujeres y un hombre, de la plataforma 'Salvem el bus 41'.

Sentada junto a Montserrat Gisbert, una funcionaria de 58 años, y Esther Rodríguez, informática de 60, Simó comenta su satisfacción por la reaparición de la línea de bus poco después de haber hecho, esta mañana, un viaje inaugural en el 141 con varios políticos de distinto signo como los concejales Jordi Martí y Elsa Artadi.

La mosca cojonera

Pero el trayecto para volver a traer el bus al barrio ha tenido muchas paradas. "Nos organizamos enseguida recogiendo firmas en tiendas del barrio. Con 4.000 ya se asustaron y nos convocaron. Otro momento importante fue cuando en un acto municipal en el distrito nos presentamos 300 vecinos y vecinas", detalla Simó quien confiesa haber sentido pena "por un anciano que decía que no podía ir a hacerse pruebas desde el CAP de Manso al Sagrat Cor porque si pagaba un taxi no tendría para comer".

Tras varias reuniones con representantes del gobierno municipal y de la oposición, la presión continuó en los consejos de barrio y en los plenos del distrito. Con la complicidad de los partidos que presentaban preguntas. También los afectados pedían intervenciones. "Hemos sido un poco la mosca cojonera del ayuntamiento", dice  Gisbert, mientras Simó y Rodríguez sonríen a su lado justo cuando, delante de la terraza de la calle de Calàbria, pasa un 141.

La negociación se vio truncada por las elecciones municipales del año pasado, la retirada de la concejala de Barcelona en Comú que llevaba al fin su caso... "Y cuando todo estaba a punto y en diciembre pasado nos dicen que en marzo tendríamos el bus, nos confinan a todos", añade Simó. Pero el lunes con el nuevo curso escolar llegó  el bus, que hoy han inaugurado (un día después de entrar en servicio) y del que ahora solo falta mejorar su frecuencia de paso (es de media hora) y una parada más. Lo conseguirán. Seguro.