EDIFICIOS HISTÓRICOS EN PELIGRO

La restauración del decadente patrimonio de la Ciutadella tardará dos o tres mandatos

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Natàlia Farré

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La caída de una palmera en el parque de la Ciutadella la semana pasada fue una desgracia porque se llevó una vida por delante pero es, también, una metáfora de lo que pasa con el parque, o mejor, lo que pasa con los edificios patrimoniales del parque. Y lo que pasa es que amenazan ruina y peligro de que algo se derrumbe. Si no, ¿de qué sirven las mallas protectoras que cubren la parte superior del Castell dels Tres Dragons desde años ha y las vallas que lo rodean al igual que cercan el Museu Martorell? Ambos edificios, además, parecen a punto de ser devorados por la vegetación que crece a sus pies. No tiene mucho mejor aspecto el Hivernacle, ahí la selva está en el interior, un interior que muta, también, en cobijo para jóvenes sin hogar. Tres, como poco, dormían ayer al mediodía. El cuarto edificio del conjunto que suplica ser restaurado es el Umbracle, aunque este goza de una mejor apariencia y es el único accesible para el público.

Las cuatro construcciones están protegidas patrimonialmente como BCIL (Bé Cultural d’Interés Local) lo que obliga a su conservación, y las cuatro de alguna manera estuvieron relacionadas con la Exposición Universal de 1888, además de tener un papel destacado en la concepción primigenia del parque como espacio para la ciencia. Pero poco queda de ello en estos momentos. Ni el Castell dels Tres Dragons -levantado por Lluis Domènech i Montaner para albergar un lujoso café restaurante para la expo de 1888- acoge ya el Museu de Zoologia (sí conserva la biblioteca, el área de investigación y las reservas) ni el Museu Martorell custodia la colección de geología legada por el coleccionista que le da nombre. Y del Hivernacle lo dicho, hierros oxidados y cristales rotos por los que intentan escapar las plantas y colarse los que buscan un techo donde cobijarse.

Cruzar las vías para llegar al mar

Pese a esa terrible estampa, la cosa no tiene visos de mejorar en un presente inmediato, más bien todo apunta a que deberán sobrevivir, si pueden, hasta un futuro que no se antoja cercano. Pues como en palacio, las cosas de la Ciutadella -que acogió una residencia real, lo que nació como casa para el gobernador tras 1714 y hoy es el Institut Verdaguer mudó a palacio durante la Exposición Universal de 1888- van despacio. Imposible recordar todos los planes que han existido sobre la transformación del parque, cada mandato ha tenido el suyo. Y el actual equipo municipal no es diferente a los anteriores en eso de mirar qué hacer con el que fue el primer parque urbano de Barcelona. El ayuntamiento tiene un plan, o mejor, va camino de tenerlo. En ello están desde el 2018, pero que nadie se haga ilusiones: "Estamos hablando de un proyecto que necesitará dos o tres mandatos, sobre todo con el contexto actual de presupuestos complicados que sufren todas las administraciones". Palabra de Janet Sanz, la segunda teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, Ecología y Movilidad. 

Sin propuesta que dote de usos a todo el parque, imposible plantear el destino de los cuatro edificios patrimoniales. Y sin uso definido no hay restauración. El proyecto del ayuntamiento es ambicioso y reclama la colaboración de otros actores, como las universidades, Adif y el Parlament. "El planteamiento global es recuperar lo que había sido históricamente la Ciutadella del Coneixement, y hacer una Ciutadella abierta que conecte los barrios y que conecte, también, con el mar", apunta Sanz. Y eso pasa por pactar con Adif el futuro de la estación de França y el cómo poder cruzar las vías sin eliminarlas para que el parque llegué al litoral. Las conversaciones con el responsable de infraestructuras ferroviarias están en marcha. También lo están con el Parlament, que quiere crecer y su ampliación condiciona el espacio, como lo condiciona el Zoo.

Centro tecnológico en el Mercat del Peix

En el recinto de animales habrá que ver qué partes se liberan para "la transversalidad del espacio", fundamental si se pretende conectar con el mar, y fundamental si se quiere  la Ciutadella del Coneixement, pues el Zoo imposibilita la salida del parque hacia la calle Wellington y su conexión con el campus de la UPF y el Mercat del peix, que es como se conocen los terrenos que antes fueron lonja y ahora son aparcamiento y en breve, fondos FEDER mediante, serán un nuevo centro tecnológico promovido por iniciativa pública y privada. El Zoo tiene más que decir porque en su plan estratégico aprobado en el pasado mandato se proponía ocupar alguno de los espacios patrimoniales, como la posibilidad de convertir el Umbracle o el Hivernacle en mariposarios.

Todo esto es lo que el ayuntamiento está estudiando desde el 2018, planteamientos estructurales que querían recoger en un Plan Director, así consta en la web de Barcelona Regional,  que todo apunta recibirá otro nombre "un Plan Director fija unos plazos muy concretos y en el contexto en el que estamos y las altas inversiones necesarias es difícil que todo esto se pueda materializar de forma rápida", puntualiza la concejala. De momento, la mesa de actores implicados en la transformación del parque tiene una reunión convocada para otoño.

Y para evitar dudas, una aclaración final de Sanz: "Todo esto no tiene nada que ver con el mantenimiento del verde del parque que se hace cuando toca y siguiendo los protocolos técnicos fijados por los profesionales de Parcs y Jardins". Queda dicho.

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