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El 5G moverá montañas

El inclasificable Eren Saracevic, afincado en Gràcia, que hace un año psicoanalizó a Barcelona y ahora es teólogo de las nuevas idolatrías, regresa con aires de Magritte

'Modern Prayers': La tecnología crea nuevos creyentes.

'Modern Prayers': La tecnología crea nuevos creyentes. / periodico

Carles Cols

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Ha vuelto, gran alegría para esta sección, Eren Saracevic, de raíces balcánicas como su apellido revela, pero vecino de Gràcia y estupendo discípulo, a su manera muy peculiar y aunque él no lo diga, nada menos que de René Magritte. Esta vez trae bajo el brazo una exquisita colección de fotos de lo que parecen ser éxtasis místicos, gentes en plena oración con la mirada devota hacia el cielo. Como en su anterior proyecto, ‘Estudio Ornitológico de la Ciudad de Barcelona’, nada es lo que parece. Sus trabajos, a caballo del arte, la sociología y el cachondeo, encajarían cómodamente en aquella etapa en que Magritte exploró lo que él llamaba la traición de la imágenes. Vamos a ello.

Primero, un poco de contexto. En 1929, Magritte pintó sobre un lienzo de 80 por 60 centímetros la clásica pipa de fumador. El cuadro, que se expone en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, incorpora en perfecta caligrafía su propio título: ‘Ceci n’est pas une pipe’. Exacto, dice que eso no es una pipa y el pintor sostenía vehementemente que no mentía. Eso no es una pipa, decía. Es una representación de una pipa. Lo que filósofos de todas las épocas han tratado de explicar, ¿qué es real?, ¿cómo narices conocer la realidad?, un surrealista belga lo resumió con pinturas y un pincel.

Meses atrás, Saracevic alegró esta sección, ‘barceloneando’, con un proyecto igual de juguetón, aparentemente inocente, el antes citado estudio ornitológico. Los pájaros en cuestión eran, en realidad, la rica variedad de banderas que se exhiben en los balcones y ventanas de Barcelona. Como un paciente naturalista, las retrató, clasificó con su adecuado nombre científico, describió en irónicos y finos textos y, por fin, las reunió en un libro de perfecto encuadernado. A fecha de hoy, aquello es el mejor psicoanálisis que se ha llevado a cabo sobre eso que partidarios y detractores coinciden en llamar el ‘procés’.

"La oración del turista"

Querrán saber ya, claro, quiénes son esos devotos orantes de las fotografías. Mejor que lo cuente Saracevic, que fue de viaje y, como siempre, dedicó parte del tiempo en ruta a su pasión por la fotografía documental. Ocurrió en China. “De repente me vi rodeado por una gran multitud. Todos tenían una cosa en común. Eran turistas. Muchos de ellos levantaron las manos durante un breve período de tiempo. Estaban cerca de rezar, había algo espiritual e íntimo en sus rostros, expresiones de sacrificio y éxtasis, a veces alegría, incluso quiero creer, que presionando el botón, alguien había encontrado la paz. Es una religión a la que cualquiera puede unirse sin mucho esfuerzo, una oración universal en la que todos pueden participar, la oración del turista”. Exacto, todos los personajes que aparecen en la colección de fotografías tienen un teléfono entre las manos y hacen fotos. De nuevo, la traición de las imágenes.

No es por ‘épater’ echando mano de las citas, pero Nietszche dijo que la religión nos hace sentirnos importantes (si es que con un terminal de Apple, ni te cuento), Durkheim, otro que tal, sostenía que la fe no nació para obtener respuestas sino como simple pegamento social (función que realizan de mil maravillas instagram y whatsapp, no twitter, que es el infierno) y, ya puestos a citar, Marx clamó, como es más que sabido, que es el opio del pueblo, algo que si fuera literal, por otra parte, llenaría las iglesias.

Un parto divino

El móvil, y esa bención que es para muchos que según qué modelos lleven incorporadas uno, dos y hasta tres cámaras, es una nueva religión, defiende este artista barcelonés. Hemos asistido en persona a su nacimiento como si la caída de Pablo de Tarso del caballo hubiera sido televisada, y muy poco se ha ponderado esa cuestión. Tal vez las religiones (salvo la de los mormones, que parece que fue dictada) han nacido siempre así, sin que los verdaderoa contemporáneos de ese parto divino se den cuenta.

Pregunta Saracevic: ¿Has visto ‘American Gods’? Por favor, hay que responderle, esta sección de crónicas sobre el chupchup barcelonés está hermanada con ‘muy seriemente’, otro continente de esta diario consagrado a la actividad seriófila, así que la respuesta es sí. Parece que le ha inspirado a la hora de llevar a cabo este proyecto fotográfico.

Pese a su fallida segunda temporada, la propuesta de ‘American Gods es ingeniosa y eficaz: los dioses clásicos (OdínAnubisBilquis e incluso una decena larga de versiones de Jesús, tantos como escisiones tiene el cristianismo) habitan bajo formas humanas en norteamérica y tienen sus disputas, a veces cruentas, con las nuevas idolatrías humanas, dioses de la tecnología. Vamos, un delirio. Cosas de Neil Gaiman, autor de culto bastante venerado por los amantes del género fantástico.

Escribió en una ocasión la guionista y cómica Cathy Ladman (es la última cita del texto, queda prometido) que en realidad apenas hay diferencias entre unas religiones y otras:. “Solo se distinguen por el día festivo en que expían el sentimiento de culpa”. Pues bien, Cathy, la religión turística y tecnológica no lo tiene. Siempre es domingo, siempre es sabbat, siempre es viernes de rezo en la mezquita.

Gracias una vez más por tan buen rato, Eren.