ACCIDENTE MORTAL

La palmera caída en la Ciutadella ocultaba una cavidad

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Natàlia Farré

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El misterio del porqué definitivo del colapso de la palmera que el martes se desplomó en el parque de la Ciutadella causando una víctima mortal sigue en el aire. Los datos sugieren “una concurrencia de causas”, una tormenta perfecta, que causó el accidente, según ha explicado este viernes Frederic Ximeno, gerente de Medi Ambient i Serveis Urbans. Pero nada definitivo. Lo determinante no se sabrá hasta que haya la autopsia concluyente, que todavía ser retrasará unos días. En ello están dos laboratorios: el IRTA, centre del Servei de Sanitat Vegetal de la Generalitat de Catalunya, y Doctor Árbol, una empresa especialista en arboricultura.

Lo de ahora es un informe preliminar de los análisis practicados al tronco del ejemplar dañado, y estos apuntan a que “un conjunto de causas concurrentes, que ninguna de ellas por sí sola justifican la caída, pero que juntas en el mismo lugar y a la misma hora produjeron la caída”. ¿Podría haberse evitado? “El riesgo cero no existe”, lo que pasó era “difícil de evitar” y ninguna de las causas era “visible ni previsible”. Palabra de Ximeno.

Una oquedad “leve”

Tanta causa junta pasa por una constatación y dos posibilidades. La confirmación es la existencia de una cavidad interna en la parte superior del estípite, que es como se llama el tronco de las palmeras, inapreciable desde el exterior. Una oquedad que afectaba al 25% del tejido y que los expertos califican de “leve”, ya que la cosa no se complica, en cuanto a resistencia, hasta que llega al 70%.

Los otros dos posibles orígenes del accidente que se está estudiando pudieron converger tienen nombre de golpe de calor y viento. El primer presunto detonante –sorprendente en una palmera por aquello de que es una planta, que no un árbol, de zona cálida– obedece a la probabilidad de que una fuerte oscilación térmica disminuyera la hidratación de las fibras del tronco y en consecuencia su flexibilidad. El viento también está en estudio, el día de autos soplaba 40 a kilómetros por hora, una velocidad que “aunque no se considera fuerte, no es habitual en esta época del año”. La fuerza exacta de las rachas se está mirando en la estación más próxima con anemómetro, la del Raval. 

Si hubo más motivos para el desplome saldrán de los cultivos biológicos que están en marcha en los dos laboratorios citados. Lo que seguro no hubo es madera de reacción –se genera cuando las palmeras tienen un problema– ni exceso de peso en la valona, la parte superior ornamental. La presencia del escarbajo picudo se descarto la misma tarde del accidente. Tampoco se ha encontrado una causa clara y evidente de la caída que pueda extrapolarse al conjunto de palmeras de toda Barcelona, que alcanza la cifra de 11.385.

Buena pero no óptima

Ahora tres menos que el martes, pues durante los  días de cierre del parque, su reapertura será este sábado, se han revisado uno por uno los 2.114 árboles que pueblan el recinto y se han retirado tres de las 524 palmeras que lo habitan. Por prevención. Todas han pasado las pruebas de tensión, incluso las tres desechadas, pero en su caso lo han hecho de “una forma buena pero no óptima”, según ha afirmado Ximeno. De ahí, su descarte.

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