EL ACCESO A LA VIVIENDA

Alquileres para potentados en Barcelona

zentauroepp54528914 bcn200817190339

zentauroepp54528914 bcn200817190339 / periodico

Toni Sust

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una familia de cuatro miembros, dos adultos y dos adolescentes, busca vivienda de alquiler en Barcelona. La constatación no es solo que difícilmente vivirán en algunos de los barrios más céntricos por menos de 1.300 euros. Es que uno tiene que ser un empleado reconocido por su empresa y bien retribuido para convertirse en inquilino barcelonés. Y que hay que demostrar más solvencia para alquilar que para comprar un piso. Unos pocos ejemplos permiten constatarlo.

La primera llamada es por un piso en la avenida de la República Argentina: 100 metros cuadrados, tres habitaciones, 1.300 euros mensuales. Una vivienda que se anuncia exterior con ascensor, aunque para usarlo poco: es la primera planta. Tiene dos baños y parece idóneo para una familia con dos hijos adolescentes. La persona que atiende el teléfono corta en seguida el diálogo: “Déjenos su número y le llamaremos luego”. Pasan las horas. No llama nadie.

Más pequeño pero más caro, un dúplex en una calle de Sant Gervasi llama la atención: 75 metros cuadrados, dos habitaciones, 1.550 euros al mes. No, dice el hombre al otro lado del teléfono, en esa segunda habitación del dúplex no caben dos adolescentes. Pero en la misma finca hay otro piso con esos mismos 75 metros y una tercera habitación, idéntica tarifa. Allí cabrían todos.

Contrato de seis meses

Los requisitos son dos meses de fianza y garantías de solvencia económica“La nómina de los últimos tres meses”. ¿La de uno de los adultos o las de los dos? “Mejor las de los dos. Como más, mejor”, dice el encargado, que precisa que de confirmarse la operación el contrato de alquiler será de seis meses. Es decir, que piden seis nóminas como prueba de que se podrán afrontar seis meses de alquiler.

 ¿Sólo seis meses de duración? Solo seis. “¿Cuánto tiempo quieren vivir allí?”, pregunta. La respuesta:”Años”. “Pues los contratos serán de seis meses, y cada vez que se haga uno nuevo las condiciones pueden cambiar”. Las condiciones pueden cambiar significa que la tarifa puede subir cada medio año. Es un contrato de alquiler por temporada, no tiene mucho sentido para una familia que quiera permanecer durante años en una vivienda. Sigue la búsqueda.

Nóminas con empaque

Una amable profesional explica los detalles de un piso en Travessera de Gràcia, con vistas a las obras del mercado de la Abacería“Es una vivienda disponible desde ya para contratos de larga distancia”, explica. La vivienda tiene algo más 100 metros cuadrados y tres habitaciones. Cuesta 1.450 euros mensuales. “Cocina equipada, piso sin amueblar”. “Aquí me pone que son dobles”, relata sobre las habitaciones, con cierto tono de duda como dando a entender que no siempre acaban siendo dobles aunque lo ponga. Hay ascensor.

Requisitos, dos meses de fianza, fotocopia de la documentación, en la que aparezca una foto, y un seguro de responsabilidad de una cuantía soportable: “Unos 100 euros al año”. Cuando llegamos a la parte de la solvencia económica que el hipotético inquilino debe atesorar, la profesional parece algo apurada e insiste para que se la entienda bien. No es solo que haya que aportar las tres últimas nóminas, declaración de Hacienda y fotocopia del DNI del candidato a abonar el alquiler.

El propietario, dice la mujer, quiere estar seguro de que no habrá problemas de dinero: “Es muy importante que el alquiler no supere el 35% o el 40% de la nómina, porque se entiende que la familia tiene otras necesidades”. A la vista de que aquí se piden 1.450 euros mensuales, la mujer calcula lo que debe de figurar en esa nómina: 3.900 euros mensuales. ¿Brutos o netos? Dios aprieta pero no ahoga: “Brutos”.

Si se tiene en cuenta que el salario medio español está por debajo de 25.000 euros al año, y que el salario más frecuente está por debajo de los 20.000 euros, no solo se trata de vivir en pareja para formar una familia y compartir la vejez. En el caso de una familia monoparental, el cabeza o la cabeza de familia tendría despuntar mucho económicamente hablando para acreditar la solvencia exigida.

Mascotas, sí; precio negociable

La desconfianza no estaba justificada. Seis horas después, llaman por el piso de República Argentina. Son tres habitaciones en una vivienda sin amueblar, cerca del puente de Vallcarca. El salón, “grande”, da a la República Argentina, el resto del piso, al interior: “Es tranquilo”, dice la mujer que ha devuelto la llamada. Es oscuro, piensa el que pregunta.

Hay dos baños y tres habitaciones; una doble y dos que, bueno, por la pausa de la comercial, y porque lo confirma luego, difícilmente darían para meter a dos adolescentes en una de ellas. Está la opción de una litera, aventura el candidato a inquilino. “Si quieres poner una”, responde ella, que ofrece un dato relevante: “Se admiten mascotas”. Que igual no tienes animales, pero si cuentas con la antigüedad laboral y los salarios que se exigen para alquilar en Barcelona, no te vendrá del dinero necesario para adquirir un perro de raza de concurso.

En cuanto al alquiler del piso de República Argentina, esos 1.300 euros, la voz subraya con delicadeza, como si fuera un pequeño secreto, que la cantidad es negociable. Como en el resto de casos, se reclaman dos meses de fianza y pruebas que acrediten que has sido alguien en el mercado de trabajo: “Un contrato indefinido con una antigüedad de cómo mínimo un año, las tres últimas nóminas y la última declaración de la renta”.

Suscríbete para seguir leyendo