verano sin turismo

Los hoteles de Barcelona potencian terrazas, piscinas y ofertas para el público local

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Patricia Castán

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La Barcelona sin turistas de este verano dejará para la posteridad el increíble dato de un 72% de los hoteles cerrados en pleno agosto de pandemia. Pero en el 28% restante no solo hay vida, si no auténticos esfuerzos para mantener la actividad y las plantillas de trabajadores. En ausencia de viajeros internacionales, el reto se centra más que nunca en potenciar su atractivo de cara al público local. Hasta ahora 32 establecimientos han logrado reabrir sus terrazas con los máximos protocolos de seguridad sanitaria, a la par que al menos media docena abren sus piscinas (pases de un día) a la ciudadanía. 

Hace varios lustros que las terrazas de hotel permitieron a los barceloneses descubrir facetas de estos establecimientos que van mucho más allá del alojamiento o la restauración. En los últimos años, la oferta alcanzaba ya un centenar de propuestas a la fresca de entre una planta hotelera de más de 400 opciones en Barcelona. Este año, con 124 abiertos (a fecha de martes), la ruta del terraceo se ha visto reducida a la treintena, pero en muchos casos con novedades o promociones que incentivan la visita.

Temporada sin idiomas

El director del Gremi d’Hotels de Barcelona, Manel Casals, mantiene que «la situación actual visualiza una actitud de acercamiento hacia los vecinos de la ciudad que ya está muy arraigada entre los hoteles de Barcelona y cada vez más disfrutada por los ciudadanos». Y la marcha atrás del turismo tras los rebrotes de julio dibuja estos días un panorama de clientela más local que nunca. En las terrazas no se escucha hablar en mil idiomas, sino sobre todo en catalán. Y pese al éxodo estival, muchas están concurridas cada atardecer, aunque siempre con todos los requisitos de distancias, higiene y reserva previa. 

Algunos posibilitan disfrutar disfrutar de una jornada de baños  de lujo con otros servicios desde 25€ los adultos

Por espacio, aguas, terrazas y jardines (2.800 metros cuadrados), el Arts se lleva este año la palma. Como terraza con coctelería (también cenas), pero sobre todo con su  nuevo Day Pass para pasar el día en su nueva piscina Infinity Pool&Lounge (60 euros, que incluyen 40 euros de crédito para su restaurante Marina, hamaca, toalla y párking, además de acceso libre para niños hasta 7 años). Al lado, la súper terraza Blue del Hotel Pullman también abre su piscina al público no alojado (30 euros con hamaca, toalla, refresco y aparcamiento). Y también juntoa la Barceloneta, el (vela) tiene tanto el pase a su piscina Wet  (60 euros con servicios) como la opción del chapuzón incluido tras comer en su restaurante Fire.

En Diagonal Mar, la opción (55 euros con 30 de crédito en su restaurante, más hamaca, snacks y aparcamiento) de oasis urbano la firma el Hilton Diagonal Mar con su Puro Beach; mientras que en la otra punta de Barcelona, el Fairmont Juan Carlos I cuenta con pases desde 25 euros (niños 10). Incluso hay propuestas en un jardín modernista en pleno Eixample como el del H10 Mimosa (El Til·ler, por 25 euros dos horas de piscina, cóctel, nachos con guacamole...).

En todas ellas se puede acceder también a tomar una copa o cena, la fórmula más común en otros 26 establecimientos más con azotea o jardín a la fresca este verano. La importancia de estos espacios es tal, como imagen del hotel y conexión con la ciudad, que incluso hoteles todavía cerrados como el Mandarin Oriental Barcelona o el Sir Victor (antes Omm) han optado por abrir solo sus azoteas.

Hoteles como el Mandarin Oriental o el Sir Victor han reabierto solo las terrazas pese a seguir cerrados 

En el primer caso, el personal ya recibe en la planta baja al cliente, que en el Terrat descubre vistas de impresión del paseo de Gràcia, sesiones musicales, cócteles y sorpresas de la temporada, como la Fórmula Sunset (bebida y tiradito) o la gastronomía de raíces peruanas de Gastón Acurio, en una carta más informal acorde a veladas a la fresca que pueden acabar a la una o dos de la madrugada.

Entre la larga lista destacan también otras con vistas al Port Vell como la de la azotea del Hotel The Serras, que acaba de ser elegido comoMejor Hotel de Lujo de España en  los Traveller’s Choice Awards de TripAdvisor. Este año, a causa de la pandemia, ha subido con éxito a su terraza El Sueño renovada la carta del restaurante El Informal (de Marc Gascons).

Muy cerca, otro imprescindible entre los mejores atardeceres marineros es la terraza del Duquesa de Cardona, con novedades firmadas por el coctelero Marc Álvarez y carta recién ampliada y asesorada por Ismael Alonso, donde devorar desde un pescado del día  hasta unas patatas bravas de cinco estrellas.

Tampoco ha fallado la pionera en la ciudad, la del Claris, como gran mirador del Eixample y con elincentivo de la cocina de Aurelio Morales y uno de los más premiados spas del mundo. Otro de los mejores de la ciudad, el Cotton House (que alojó altruistamente a positivos con coronavirus en aislamiento) ofrece el contrapunto de un jardín del Eixample, con buenas copas, gastronomía y veladas musicales. Al otro extremo de la Gran Via despunta el Catalonia Barcelona Plaza, encarado a Montjuïc.

La lista de opciones para aliviar un agosto asfixiante incluye a los hoteles H10 Port Vell, 1882, Colón, Yurbban, Gran Hotel Calderon, Negresco Princess, La Casa del Sol, Pulitzer, Miramar, Axel, Ohla Barcelona o Gran Havana, entre otros. 

Hoteles de cuatro estrellas desde 50 euros, y de superlujo a 185

Acontecimientos inesperados y dispares como el atentado de la Rambla o la reciente cancelación del congreso de telefonía móvil pueden casi vaciar hoteles de la noche al día y derivar en una ola de ofertas y tarifas especiales normalmente breves. Pero lo de este verano no tiene parangón en lo que va de siglo, y con una capital catalana que en verano alcanza ocupaciones hoteleras (puramente vacacionales) superiores al 80%. Los establecimientos en marcha han logrado desde julio llenar entre un 10% y un 50% de sus camas según los casos, lo cual ha detonado una cascada de precios especiales y ventajas añadidas a la reserva nunca vistas durante periodos tan dilatados.