GOLPE POLICIAL

Desmantelado un supermercado para el 'chemsex' en el Raval de Barcelona

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Guillem Sánchez

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Los comercios de la calle de Tallers del Raval –como la tienda de discos Revolver, la coctelería Boadas o una panadería que horneó por primera vez en 1876– echan de menos a los turistas tanto como los del resto de Barcelona. Este martes 11 de agosto a algunos propietarios incluso les ha faltado ánimo para levantar la persiana. Los que han persistido han vivido otra jornada triste para la caja registradora pero han asistido en primera fila al desmantelamiento del único comercio que iba viento en popa contra virus y crisis económica: un 'supermercado' ilegal de drogas de diseño.

Agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana han hallado en el interior del primero segunda del número 6 de Tallers, un inmueble alquilado por tres hombres –de origen rumano y brasileño–, una gran cantidad de estupefacientes: metanfetaminaGHB (éxtasis líquido), pastillas de éxtasisanabolizantesPopper o Viagra. Junto a las sustancias ilegales, preparadas para ser vendidas, había numerosos artículos eróticos –vibradores, lencería, consoladores o anillos– dirigidos sobre todo a clientes del colectivo gay. Tanto el tipo de drogas sintéticas como las características de los artículos apuntan a que se usaban para la práctica del 'chemsex', un concepto importado del mundo anglosajón que describe los encuentros sexuales, casi siempre entre hombres, que se producen bajo la influencia de las drogas.

La tapadera

El piso registrado de Tallers era un espacio de unos 200 metros cuadrados desde el que los tres sospechosos operaban una tienda online de compraventa de artículos de moda. La dirección de la web –en la que se publicitan prendas de vestir y lencería erótica– estaba en un cartel colgado en la puerta principal del domicilio, junto a una pegatina que informaba a los clientes que podían pagar con tarjetas de crédito. Que los tres se dedicaban a un negocio legal a través de esta página de internet es lo que habían contado a los vecinos, que de ese modo habían rebajado sus sospechas ante el 'vaivén' constante de hombres con los que se cruzaban por las escaleras. No habían evaporado todas las suspicacias porque las pesquisas arrancaron a partir de los avisos vecinales.

La investigación 'Dorothy' comenzó en el mes de marzo y ha ido a cargo de un equipo conjunto de agentes de investigación de la policía catalana y del Grupo de Delincuencia Urbana del cuerpo municipal. Se han desarticulado 42 puntos de venta –entre narcopisos y pisos de la droga– en el distrito de Ciutat Vella este 2020. Durante las vigilancias efectuadas en los últimos meses, los policías pararon a varios clientes a quienes habían visto salir del domicilio. Al inspeccionarlos, entre los artículos comprados legalmente aparecieron en más de una ocasión drogas de diseño que permitieron solicitar la orden judicial que ha hecho posible la operación de esta mañana. Se ha alargado hasta media tarde porque los sospechosos han confirmado la existencia de un segundo punto de venta en la calle de Entença. Aquí han aparecido más drogas, básculas de precisión y substancias para cortar la mercanía. Los tres hombres han sido arrestados. En el mercado negro, el valor de los estupefacientes alcanza los 60.000 euros. 

'Chemsex'

"No son orgías que duren tres días como se ha publicado en algunos medios. Son encuentros sexuales que pueden ser entre dos o más personas, que hacen un uso sexualizado de las drogas, que no acostumbran a durar más de una noche y que están vinculados al sexo entre hombres", aclara Jordi Garo, responsable de Chemsafe.org, un proyecto de Energy Control que trata de informar sobre esta práctica para minimizar los riesgos, algunos graves, que puede entrañar para la salud.  

El GHB se llama 'éxtasis líquido' pero no tiene nada que ver con el éxtasis, subraya Garo. "Es una substancia depresora, catalogada como anestésica, que en dosis elevadas tiene un efecto rebote y actúa sobre los generadores de dopamina". A partir del 2015, en paralelo al fenómeno del 'chemsex', su uso ha reaparecido en España aunque, según los análisis de Energy Control, en dos de cada tres casos "no es GHB sino GBL", un disolvente precursor del 'éxtasis líquido' más peligroso, dado que el margen entre el efecto deseado y la sobredosis es muy estrecho. El riesgo se desborda cuando su ingesta se combina con el alcohol o las benzodiacepinas, advierte Garo, que añade que incluso puede provocar la muerte. Se distribuye en frascos con dosificadores similares a los que se comercializan para las Flores de Bach. El GBL es posible encontrarlo en proveedores de la industria química.  

Tanto el GHB como el GBL se usan de forma frecuente para el 'chemsex', como el Popper, un vasodilatador muy potente que se inhala y que es legal en varios países de la Unión Europea. Es un líquido corrosivo que puede provocar un "subidón mareante" y facilita "la penetración anal o vaginal". La metanfetamina, o 'tina', o 'cristal meth' –popularizada por la serie 'Beaking Bad'– pertenece a la familia de las anfetaminas y es "un estimulante de larga duración" con elevado potencial adictivo. Acostumbra a esnifarse o, en menor grado, a fumarse con pipa. Garo subraya que no es acertado rebajar los daños que ocasiona esta segunda vía: ambas son peligrosas y dañinas. En el contexto del 'chemsex', la metanfetamina puede acentuar el deseo y alargar las relaciones aunque también dificulta la erección. Por este moetivo, su consumo para este fin suele conjugarse con pastillas de Viagra, como las que han aparecido en el negocio de Taller más inmune a la pandemia.