DEBATE SOBRE EL MODELO DE CIUDAD

¿Barcelona no es ciudad para artistas urbanos?

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Helena López

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En letras blancas sobre un fondo negro, color que marcaba la jornada, una lista de nombres y edades. Nombres como el de Lucrecia Pérez, primera víctima del racismo y la xenofobia reconocida como tal, asesinada en Madrid en 1992 por un guardia civil. O el de Samba Martine, cuya muerte tras ser encerrada en el CIE de Aluche, también en Madrid, inspiró a Juan Diego Botto para escribir ‘Un trozo invisible de este mundo’. O el de Idrissa Diallo, fallecido en el CIE de la Zona Franca, en Barcelona, la noche de Reyes del 2012 con solo 21 años, apenas un mes después de saltar la valla de Melilla. La obra, en una de las paredes del parque de Les Tres Xemeneies, en el Poble Sec, formaba parte de 'The Black Wall Movement', acción celebrada el pasado viernes 5 de junio en el marco de las protestas por el asesinato en Minneapolis de George Floyd.

El título de la obra, en letras bien grandes, era ‘Aquí también la policía mata’, aunque este no duró ni 24 horas. El sábado amaneció borrado. Pintado de negro. "Ese acto de censura fue la gota que colmó el vaso", señalan los impulsores de la recién creada plataforma Walls4us, nacida para abrir el debate sobre la liberación de espacios públicos para intervenciones artísticas en Barcelona, ciudad que, a sus ojos, vivió un "genocidio artístico" en los primeros 2000, con una ordenanza del civismo que, consideran, "tiñó de gris la ciudad provocando el exilio de muchos de sus artistas urbanos". Hace unos días mantuvieron una primera reunión con el ICUB para exponer sus demandas y se emplazaron a volver a sentarse tras el verano. 

"Necesitamos ir hacia un modelo que no explote a los artistas. Si el sector cultural es precario en general, en el mundo del arte urbano esta precariedad se multiplica por 10. En Barcelona, en la mayoría de espacios no pagan a los artistas, pagan en ‘visibilidad’", señala Esteban Marín, presidente de la Fundación Contorno Urbano, vinculada al grafiti y al arte urbano que trabaja sobre todo en el área metropolitana sur (tienen la sede en L’Hospitalet) y uno de las impulsores de la nueva plataforma, que tiene también por objetivo a medio plazo impulsar la creación de un sindicato de artistas de arte urbano, según apunta Walaâ Hechach, secretaria de la asociación Fils, otra de las entidades impulsoras del debate.

Renovar el paradigma

"Es imprescindible replantear y renovar el paradigma cultural de la ciudad", añade Conse, artista local de larga experiencia pese a su corta edad. Tiene 26 años, pero lleva pintando desde los 12 años. Es el autor, por ejemplo, de un impresionante mural del rostro de una mujer en una nave en el Bon Pastor. Obra de enormes dimensiones que gestionó él mismo con el propietario del edificio y que, pese a que lleva allí muchos meses, es prácticamente desconocida para la mayoría de barceloneses dada su ubicación periférica. "No puede ser que los artistas nos tengamos que buscar la vida en las afueras, o directamente fuera de la ciudad, porque nos hayan expulsado del centro", prosigue el joven artista, impulsor de la iniciativa Back to the walls, de la que nació la asociación Fils, precisamente con esos objetivos.

Debate sobre la libertad

Uno de los puntos que la nueva plataforma cuestiona es el funcionamiento de los conocidos como <strong>"muros libres"</strong>, que actualmente funcionan a través de la web y la aplicación Wallspot ideada y gestionada por la asociación Reboninart, entidad cultural especializada en el desarrollo de proyectos de arte urbano. Cualquiera que desee hacer uso de uno de los 10 muros legales abiertos en la ciudad en el marco de esta experiencia entra en su web, se registra, selecciona el muro que desea, y lo reserva. Un sistema que a ojos de Marc Garcia, fundador y director de Rebobinart, es "el más democrático posible", ya que puede pintar cualquiera que lo solicite de forma segura, solo hace falta registrarse.

A ojos de los impulsores de Walls4Us, en cambio, el registro previo es una "tutela innecesaria". "No les pueden llamar muros libres si son tutelados; si tienes que pedir permiso entrando en una página web en la que tienes que dar tus datos. En muchas ciudades del mundo se dan experiencias de muros realmente libres, en los que lo único que hay es una pequeña placa con las normas básicas de convivencia: recoge tu material cuando termines, están prohibidos los mensajes de odio y pinta dentro del marco, no en la fachada de al lado", argumenta Marín.

Esa última norma de convivencia -pintar dentro del marco- o, más concretamente, su no cumplimento, es uno de los problemas que se está viviendo en el parque de Les Tres Xemeneies; el primer espacio ganado para pintar de forma legal tras la entrada de vigor de la ordenanza del civismo. "Fue la primera licencia que conseguimos, en el 2012, tras una negociación con el distrito de Sants-Montjuïc", recuerda el presidente de Rebobinart. Los muros legales son los tres centrales y el cubo, pero la gente pinta mucho más allá, lo que ha generado quejas vecinales y la creación de una mesa de trabajo específica para intentar resolver el asunto. 

El portavoz de Rebobinart defiende que la entrada en funcionamiento de los 'muros libres' abrió los espacios a nuevos públicos. "Antes, cuando solo se podía pintar de forma ilegal, solo pintaban los que se atrevían a romper las reglas. En ocho años, por ejemplo, hemos pasado de un 1% a un 10% de mujeres", señala García. 

Fuentes municipales señalan que tanto el ICUB como el Institut Municipal de Paisatge Urbà, como "referentes para establecer los criterios generales para hacer posible las intervenciones de arte urbano en la ciudad en función de lo que permiten las distintas ordenanzas y normativas municipales", intentan mantener una interlocución estable con el sector del arte urbano e intentan mantener relaciones y encuentros periódicos con distintas entidades y colectivos formales de la ciudad. "En ese sentido se hizo un encuentro con representantes de la nueva plataforma, igual que se hace con otras entidades, donde se plantearon aspectos relativos al modelo de gestión y funcionamiento de los muros actualmente en marcha, y se acordó crear en septiembre un espacio de relación y debate sobre posibles mejoras y orientaciones donde tengan cabida los distintos agentes y colectivos".

Habrá que esperar a septiembre para ver cómo evoluciona el diálogo.

Reforzar las alianzas con el tejido comunitario

Otro de los asuntos que estos días se está debatiendo en el mundo de los artistas urbanos es la necesidad de que las obras en las calles de la ciudad se vinculen a proyectos con el territorio, que formen parte de la realidad de los vecinos. Que signifiquen algo para ellos. Experiencias que ya se han dado en algunos barrios, muchas veces vinculados a proyectos con jóvenes (como en los accesos del Àgora de Les Dones, en Ciutat Meridiana), pero que es un camino que tiene mucho más recorrido si se apuesta por él. "No se trata tanto de que vaya cualquiera que se apunte en una web a pintar cualquier cosa, sino de crear cosas que tengan sentido en los barrios, para los barrios", reivindica Walaâ Hechach desde Fils. La joven pone como ejemplo la galería abierta hace pocas semanas en Calabria con Consell de Cent, en un espacio ocupado por vecinas del barrio -con el visto bueno municipal- para trasladar su huerto urbano tras encontrar el suelo contaminado en su espacio original, en Germanetes. El nuevo espacio había quedado libre tras quitar los barracones en los que se acogió, también de forma provisional, a jóvenes migrantes no acompañados para que no durmieran en comisaría. Los miembros de la asociación Germanetes Jardins d’Emma -responsables del huerto- querían recordar de alguna manera aquella historia, contactaron con Fils y nació la Nur Gallery (Nur era el nombre del centro).