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El Port Olímpic sigue su plan de renovación pese a la pugna por el ocio nocturno

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Patricia Castán

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Quien pasee por el Port Olímpic podría creer que la transformación de este espacio se ha congelado. Verá restaurantes, ocio nocturno (ahora hasta las 00.00 horas) y cierta actividad náutica habitual. Pero el Ayuntamiento de Barcelona, que se hizo con la gestión de esta preciada zona el pasado abril, transmitió ayer a los operadores, afectados, empresas, vecinos y demás integrantes de la comisión de seguimiento de la reforma del Port que todo sigue según un calendario que invita a soñar con un nuevo recinto portuario en el 2023. El consistorio espera ver liquidado el ocio en otoño, cuando los establecimientos agoten la vía judicial, momento en que también despegará la parte más dura de la obra: la rehabilitación de toda la estructura del dique de abrigo (en fase de adjudicación) que durará 18 meses y costará 10,6 millones de euros.

Tras varios meses de tramitación administrativa, con el traspaso de carpetas por parte de la Generalitat y la integración de la estructura organizativa del puerto en el engranaje municipal, llega el momento de encarrilar los diferentes proyectos y piezas de una infraestructura de la etapa olímpica. 

La parte más visible y de disfrute ciudado no comenzará a moverse hasta el 2021 y el año siguiente, reiteró ayer el consistorio, que explicó de nuevo a todas la partes implicadas los anteproyectos del nuevo Moll de Mestral, la urbanización del dique de abrigo y la rehabilitación del Centro Municipal de Vela. 

En el primer caso, aunque se esperaba que los locales de ocio de dicho muelle se despidiesen en abril, solo lo han hecho hasta la fecha un par. Otros dos han aceptado el cierre, mientras que 27 han optado por presentar recursos judiciales. La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, asegura que el proceso sigue su curso legal y confia en que dejen su actividad en otoño. 

El abogado de los empresarios, Fernando Martínez, señala que en cumplimiento del periodo de concesión y de la suspensión de actividad que supuso el Estado de Alarma, los locales pueden funcionar hasta el próximo noviembre y vincula el fin de la actividad a una autorización judicial previa. Enfatiza que con las nuevas restricciones del Govern por la pandemia, en la práctica solo están abriendo la decena que tienen doble licencia de restauración y hasta la medianoche, con muy escasa afluencia de público dada la situación.

Economía azul no elitista

El adiós al ocio debe dar paso a un mix de usos vinculados a la economía azul, explicó el teniente de alcalde de Promoción Económica, Jaume Collboni. Es decir, a la náutica, la pesca o las tecnologías del mar. El consistorio insiste en que esa nueva fase no será elitista, sino que abre el Port Olímpic a usos más ciudadanos e integrados en el barrio. Mantienen que el Centro de Vela, que ser renovará y ampliará, es un ejemplo de «democratización» de la actividad marinera. El Moll de Mestral se urbanizará con un paseo bajo una pérgola.

Ese bloque de intervenciones, incluido el nuevo acceso al muelle desde la avenida Litoral sumará 18 millones de euros, y discurrirá de manera que el puerto mantenga amarres pequeños y actividad. Por ese motivo, los restaurantes del Moll de Gregal están en periodo de prórroga, hasta que se puedan volver a sacar a concurso las contrataciones.