RESPUESTA A LA EMERGENCIA SOCIAL EN CIUTAT VELLA
Okupada La Massana para convertirla en un punto de solidaridad vecinal
Que el 'casal' La Galera, donde hacían la distribución desde su activación, al inicio del Estado de Alarma, se había quedado pequeño, era una evidencia desde hacía tiempo. La situación de emergencia social en el Raval, un barrio ya muy 'tocado' antes de la pandemia, desbordó tanto a las redes de apoyo anteriores, como a las nuevas, como es el caso de la Xarxa Popular d'Aliments del Raval, nacida al calor del Sindicat d'Habitatge de Raval. Tras semanas exigiendo a la administración un local municipal en el que llevar a cabo su labor en condiciones, la pasada noche de Sant Joan okuparon uno de los edificios de la antigua Escola Massana, en la plaza de La Gardunya. Construcción de propiedad municipal y vacío desde hacía tres años, cuando la escuela se trasladó al nuevo edificio, a escasos metros. Otra de las naves de la antigua escuela, también de propiedad municipal, lleva dos años okupada por La Tancada Migrant.
Mientras La Tancada, pese a haber nacido como una ocupación política, para denunciar la situación de extrema vulnerabilidad en la que la Ley de Extranjería deja a las personas migrantes en España, se terminó convirtiendo en refugio de extranjeros sin hogar, refugiados sin refugio y jóvenes extutelados en la calle al cumplir 18; el proyecto presentado este lunes en la nave contigua no pretende ofrecer techo, sino ser un espacio para dar respuestas a un vecindario en una situación límite. "Pedimos al ayuntamiento una cesión del espacio a 30 años, algo que es posible, ya que en otros espacios se ha hecho, y gestionarlo entre las organizaciones y los proyectos del barrio", señala, ambiciosa, Elena Martín, una de las portavoces del Sindicat, desde el que recuerdan que en el barrio hay un millar de personas que necesitan de estas redes para alimentarse (y a las que arropan numerosas entidades y grupos de apoyo, como Vecines en Red, desde la Casa de la Solidaridad).
Fuentes municipales aseguran que su política en casos de "ocupaciones políticas" como la presentada este lunes, es "encontrar un espacio para escuchar las reivindicaciones y trabajar por llegar a un acuerdo que facilite que abandonen el espacio voluntariamente" y mostraron el compromiso de iniciar un espacio de diálogo con los colectivos.
Buenos vecinos
Las portavoces de la okupación insisten en que el proyecto va mucho más allá del reparto de comida, en el que colabora el mercado de La Boqueria, justo enfrente, y a su lado desde el primer momento, igual que el Banc d'Aliments, Mercabarna y la asociación Espigoladors, que trabaja con los agricultores de El Prat. "Este espacio es muy adecuado porque la plaza es un espacio seguro para las colas, es céntrico y grande, para acoger el resto de proyectos, que van más allá de la alimentación. Queremos que este sea un espacio de cuidados, donde ayudar a las familias y a los niños", concluyen.
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