MOVILIDAD RESTRINGIDA

El trayecto metropolitano prohibido: 40 minutos en metro por tres zonas sanitarias distintas

Un andén de la estación de metro de Santa Coloma de Gramenet, en la línea 1.

Un andén de la estación de metro de Santa Coloma de Gramenet, en la línea 1. / periodico

Manuel Arenas

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Desde que empezaron a abrir los establecimientos, Edgar Gea, vecino de Santa Coloma de Gramenet, ciudad de la <strong>Región Sanitaria Metropolitana Norte</strong>, ha ido un par de veces a cortarse el pelo a una peluquería de Baró de Viver, barrio barcelonés perteneciente a la Región Sanitaria Barcelona Ciudad. 

Ese trayecto tan cotidiano para este colomense es de tan solo un par de minutos en metro -una sola parada de la línea 1 (L1)- o unos 10 andando; sin embargo, se da la paradoja de que, cada vez que lo realiza, está vulnerando la limitación de circulación entre zonas sanitarias catalanas prevista hasta la fecha durante la desescalada del confinamiento por el coronavirus. Entre las excepciones a esas restricciones, causas justificadas sanitarias o laborales. Cambiar esta dinámica está en manos del Gobierno, tras la última propuesta de la Generalitat, que defiende ahora unificar estas áreas.

El área metropolitana de la capital catalana vive inmersa estos días en una contradicción: mientras el desconfinamiento aspira a una progresiva 'nueva normalidad' en un territorio totalmente interconectado, sobre el papel operan unas fronteras que dificultan dicha normalidad al separar las regiones metropolitanas sur, norte y Barcelona ciudad. Es en el transporte metropolitano, concretamente el metro de Barcelona, donde la citada interconexión resulta más evidente. 

De punta a punta de la L1 del metro de Barcelona hay aproximadamente unos 50 minutos de trayecto. En menos de 40 minutos, entre las estaciones de Santa Coloma Santa Eulàlia, el metro transita por tres municipios diferentes, Santa Coloma de Gramenet, Barcelona y L'Hospitalet de Llobregat, cada uno de ellos ubicado en una región sanitaria distinta: Metropolitana Norte, Barcelona Ciudad y Metropolitana Sur, respectivamente. EL PERIÓDICO ha hecho el trayecto para saber cómo la limitación de movilidad afecta a los ciudadanos.

A la una de la tarde de este martes, cada vagón del metro transporta por la L1 una treintena de personas, algunas de las cuales, pocas, van con el uniforme de trabajo, como un hombre con la indumentaria del servicio 'Barcelona pel Medi Ambient' o una mujer con la vestimenta de la 'Brigada de Neteja de Montgat'. 

Tanto quienes vuelven del trabajo como quienes no, estos segundos sin causa justificada, pasan sin darse cuenta de una zona sanitaria a otra al cruzar la frontera imaginaria entre las estaciones contiguas de Mercat Nou (Barcelona) y Santa Eulàlia (L'Hospitalet de Llobregat).

"Mi tía y su hija no pueden verse y las separa una calle"

"Me parece una tontería que Barcelona esté incomunicada", afirma Ana Ramírez, miembro de la Asociación de Vecinos (AAVV) Independiente de Bellvitge (L'Hospitalet). Esta vecina, que tiene la estación de metro de Bellvitge (L1) a dos minutos de casa, cuenta que su tía, que vive en la calle Riera Blanca, "no puede ver a su hija porque una vive en la acera de L'Hospitalet y la otra en la de Barcelona". 

En Santa Coloma, el barrio del Riu Nord es uno de los adyacentes a Barcelona y queda separado de la ciudad condal por el río Besòs. La presidenta de la AAVV del barrio, Rosa Mari Mora, destaca la contradicción de que su hijo pueda ir a ver a su novia a Sabadell, también en la Región Metropolitana Norte aunque en otra comarca, pero, sin embargo, no a su mejor amigo, a menos distancia, en el barrio barcelonés de Sagrada Família. Mora tilda de "chorrada" la limitación de movilidad.

En una línea análoga se pronuncia Pròsper Puig, presidente de la Asociación de Comerciantes de Sant Andreu, distrito barcelonés muy representado en la L1. Puig cataloga de "despropósito" la prohibición de movilidad en el área metropolitana: "Es ridículo que no puedas desplazarte a 500 metros; yo tengo una nave industrial en la calle camí de la Verneda y una zona pertenece a Barcelona y otra a Sant Adrià de Besòs".

"Si perdura la medida, los comerciantes podríamos notarlo"

Acerca de la posible afectación a los comerciantes de la actual restricción, Puig reconoce que por el momento no hay impacto económico porque "ya no es como hace años, cuando Sant Andreu era centro de venta para Santa Coloma". Aunque sí prevé posibles futuras consecuencias: "En caso de perdurar la medida, cuando todos los comercios hayan abierto, sí podríamos notarlo porque empezará a querer venir gente de Santa Coloma".

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