temporada corta

Los chiringuitos de playa de Barcelona abrirán tras un acuerdo in extremis con el ayuntamiento

Chiringuito abierto en la playa de Sant Sebastià, en Barcelona

Chiringuito abierto en la playa de Sant Sebastià, en Barcelona. / periodico

Patricia Castán

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vuelven las cañas y los mojitos (legales) a pie de playa. Los asiduos al litoral de Barcelona –pendientes de que se permita el baño recreativo pero volcados estos días de desconfinamiento en pasear y hacer deporte sobre la arena–podrán tomarse algo o comer en los chiringuitos locales este verano, tras un acuerdo in extremis entre los operadores y el ayuntamiento que posibilita su apertura. Quienes tuvieran ya montada la estructura antes de declararse el Estado de Alarma podrán abrir en los próximos días.

El equipo de gobierno ha optado por aplicar también aquí la rebaja del 75% de las tasas de terraza que se ha facilitado a los bares y restaurantes de toda la ciudad. Solo que en este caso afecta al total del canon de actividad temporal, de manera que la suma es mucho más importante.  Se amplían excepcionalmente las dimensiones de las terrazas de manera que se mantenga la distancia de seguridad por el covid-19, pero los recintos cuenten con su aforo previsto de 30 mesas y 120 sillas. También se podrá desarrollar la actividad de hamacas y parasoles en la arena.

En total, este verano funcionarán 11 de los 15 chiringuitos, ya que cuatro descartaron hacerlo ya hace unos meses al no estar de acuerdo con las condiciones municipales y no poder rentabilizar las inversiones necesarias.

El pacto entre el consistorio y el colectivo se produjo la noche del sábado, después de que la Asociación de Chiringuitos de Barcelona hubiera renunciado a la temporada, como avanzó en exclusiva EL PERIÓDICO el 24 abril. Los motivos eran los altos cánones que los operadores abonan (en algún caso por encima del medio millón de euros), que hacía imposible su viabilidad económica en una primavera-verano marcado por el confinamiento y con meses de parón. Los afectados habían abonado por adelantado esas tasas pensando en levantar la persiana en marzo, y los números resultaban imposibles. 

Servicio y puestos de trabajo

Pero finalmente, el ayuntamiento ha tomado conciencia de que la ausencia de chiringuitos no solo habría dejado sin oferta legal de bebidas y comida a los bañistas (un servicio necesario para un litoral tan popular), sino que también había propicidado la venta ambulante ilegal de estos productos, que ya ha crecido sin tregua en los últimos veranos, pese a sus riesgos sanitarios. También se habrían perdido los cientos de puestos de trabajo que este sector genera cada año.

El pacto alcanzado, que implica a Parques y Jardines y la negociación directa de Janet Sanz, segunda teniende alcalde de Urbanismo, llega cuando los operadores ya estaban decididos a no abrir. No obstante, abonarán solo el 25% del canon correspondiente al periodo real en el que abran, y además se les devolverá la suma proporcional a los días de cierre con urgencia. Podrán funcionar hasta el 30 de noviembre, pero con posibilidad de finalizar antes la temporada, el 30 de septiembre o el 31 de octubre, y la devolución de las tasas correspondientes a ese tramo.

Algunos chiringuitos que ya montaron su instalación a principios de marzo podrían abrir, pues, a partir de mañana lunes. Sin embargo, los preparativos y abastecimiento les llevarán a hacerlo posiblemente el próximo fin de semana, coincidiendo con la segunda Pascua. El resto prepararán sus espacios a toda prisa de cara a estar operativos la primera quincena de junio. 

El Gremi de Restauració de Barcelona ha celebrado este pacto (casi un parto) que devuelve una actividad económica importante en cuanto a impacto económico y de servicio a la ciudad, pero también otorga un carácter de cierta normalidad tras un inicio de temporada insólito. Pero Roger Pallarols, director de la patronal, destaca que también se ha abierto una puerta a reformular los contratos de esta actividad y garantizar su futura viabilidad, tras varios años de quejas de los operadores.