La peleona Prospe, un siglo defendiéndose en comunidad

Los carteros de Nou Barris se ofrecieron a colaborar. "Salió de ellos", destaca agradecida Elia Herranz, de la asociación de vecinos de Prosperitat. Como de todas formas tenían que trabajar, se propusieron  como enlace. La asociación dejó en las farmacias los carteles para las porterías en los que se decía que si alguien detectaba a algún vecino solo o con alguna necesidad concreta, se pusiera en contacto con ellos, y los carteros los recogieron de allí y los repartieron. Herranz  también explica como en solo un fin de semana el tejido vecinal armó el blog<strong> #antivirusProspe,</strong> en el que se recogen materiales útiles e iniciativas vecinales, como el #comparteTuWifi en el que se invita a las personas que sepan que hay escolares sin acceso a internet en su escalera para que lo abran de diez a dos para que estos puedan acceder a las clases virtuales o cuelguen la contraseña en el portal.

En paralelo, aunque de forma coordinada, como ha caracterizado históricamente a este barrio pequeño y denso, conocido como 'la pastilla Juanola' por su forma romboide, desde el Casal de Joves se organizó un grupo de whatsapp de voluntarios para llevar medicamentos o alimentos a los más vulnerables.   

La rápida y generosa reacción del vecindario de Prosperitat ante la crisis del Covid-19 no sorprende a nadie que conozca a este vecindario anclado entre la Ronda de Dalt y la Meridiana. En febrero del 2019, hace poco más de un año, el vecindario celebró una asamblea en la que debatió y consensuó sus demandas al Ayuntamiento de Barcelona para los próximos cuatro años. Un documento encabezado por un plan de intervención social. "Si hace un año esa era nuestra principal demanda, con la crisis económica y social que traerá al del coronavirus, este plan será más necesario y urgente que nunca", señala Herranz, disgustada con el consistorio. 

La "mala idea" de los presupuestos participativos

Justo antes de que se decretara el Estado de Alarma andaban, como todas las asociaciones de vecinos de la ciudad, liados con los presupuestos participativos, que define como "una mala idea". "¿Cuál es el valor que da el ayuntamiento a una asamblea vecinal que llega a unos acuerdos? Nuestro trabajo ya lo hicimos, ellos saben desde hace un año cuáles son nuestras prioridades y necesidades, los presupuestos participativos son una manera de enfrentar a los vecinos y a los barrios, además de ser una web terrible, súper complicada", prosigue la activista.

"La demanda de equipamientos no es un tema menor, son espacios comunitarios que hacen barrio"

Elia Herranz

— Activista vecinal

Su segunda prioridad después del plan social -que piden que se realice a través de acciones sostenida contra la pobreza y la desigualdad, basadas en el trabajo conjunto entre entidades y servicios municipales- es la construcción del Casal de Joves en el peleado solar de <strong>Passeig Valldaura </strong>con <strong>Rio de Janeiro</strong>. Los jóvenes del barrio -esos que estos días están de guardia para ayudar a sus mayores- llevan en barracones desde el 2012 (unos barracones, recuerdan los vecinos, por los que el ayuntamiento paga un alquiler de 2.000 euros al trimestre).

Otra deuda de la ciudad con el barrio son los equipamientos y la zona verde en el solar de la antigua fábrica Ideal Plástica Flor y la piscina municipal y el centro deportivo en Molí con Via Favència.  "El tema de las reivindicaciones de equipamientos no es un tema menor. Tenemos comprobado que no se trata de tocho, sino de espacios comunitarios que hacen barrio, concentran solidaridad, evitan la soledad y el aislamiento de vecinos con problemas; permiten la organización vecinal, dan respiro a la realidad de los pisos pequeños, descentralizan la cultura...", analiza con criterio Herranz. 

Amianto en el cole

Más allá de las propuestas para el Plan de Acción Municipal y de la preocupación por la crisis sin precedentes que se avecina, desde la asociación de vecinos de Prosperitat tienen otra prioridad clara, de la mano de las ampas afectadas: erradicar el amianto en la escuela Prosperitat y el instituto Galileu, dos centros que el vecindario hace años que piden la rehabilitación integral. "Estábamos pendientes de una reunión con el Consorci para abordar el tema de los edificios nuevos, pero el coronavirus lo ha parado todo", apuntan dese la asociación de vecinos, que concluyen con una última idea optimista: su renovación. 

El año pasado, durante la celebración del centenario del barrio, cuyas primeras construcciones se levantaron en 1919, los vecinos se volcaron en organizar multitud de actividades. De aquella experiencia intensa quedaron varias cosas bonitas. Una de ellas, un grupo de memoria, que se creó para el centenario, pero tiene la intención de continuar trabajando; otra, la necesidad de trabajar en la renovación de la asociación, para mantener el músculo cien años más. "Hemos iniciado un debate sobre cómo vemos el movimiento vecinal y social y sobre el barrio, y el papel que tiene que jugar la asociación, al que se han sumado voces nuevas", concluyen.