ABASTECIMIENTO

Los mercados de Barcelona refuerzan el control de acceso

Agentes de la Guardia Urbana controlando el acceso a la Boqueria, con un 75% de puestos cerrados.

Agentes de la Guardia Urbana controlando el acceso a la Boqueria, con un 75% de puestos cerrados. / MANU MITRU

Patricia Castán

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Los 38 mercados municipales alimentarios de Barcelona están jugando estos días de  confinamiento un protagonismo clave en el suministro de proximidad en los barrios. El encierro convierte las comidas en casa en momentos estrella del día, a la par que algunos barceloneses, ahora con más tiempo, se reencuentran con sus mercados –a veces olvidados– presencial o digitalmente. El éxito se traduce en más del 90% de puestos abiertos en la mayoría de recintos, aunque el caso excepcional  de la Boqueria haga bajar al 85% el promedio de toda la ciudad. Para regular la seguridad sanitaria de ese universo de manjares,  el ayuntamiento ha tenido que fichar a 55 personas de control de accesos. Ello no evita que en momentos puntuales en algún mercado no se respeten las distancias deseables. Al haber más de una entrada, la gestión de las colas no es fácil. 

Habitualmente, solo cuatro mercados tienen controladores de acceso: Santa Caterina, la Boqueria, Sant Antoni y la Llibertat. Pero las nueva situación ha llevado al Instituto de Mercados de Barcelona a contratar a esos 55 vigilantes que tratan de garantizar distancias de seguridad entre clientes de 1,5 a 2 metros.

No siempre es sencillo en casos como Sant Antoni, ahora con el servicio reforzado y alguno de sus accesos cerrados, porque son tantos los establecimientos que es posible que, como sucedía ayer mismo, la clientela prácticamente se roce aguardando turno en alguna pescadería. Una situación más habitual los viernes y sábados, pese a los esfuerzos de los controladores y los puntos marcados para la espera.

Desde el estado de alarma, se estima que unas 38.000 compradores acuden a diario a los mercados, que suman 1.430 establecimientos, en su gran mayoría abiertos y que ahora se esfuerzan en ofrecer canales de venta no presenciales. Esta estrategia es clave, no solo para facilitar el confinamiento de la población, sino para mantener la venta viva. Convive con una notable afluencia presencial en espacios como el Ninot o la Abaceria, entre otros muchos. 

Ante una Rambla vacía

No obstante, la situación más singular estos días la dibuja el gran mercado de la Rambla, que ha adquirido tal peso y dependencia turística en los últimos años que ahora tres cuartas partes de sus comerciantes han preferido bajar la persiana, sin guiris y ante la baja masa vecinal de la zona y la pérdida de habituales compradores de toda la ciudad que estas semanas están optando por precaución por recintos más próximos, asume su gerente, Óscar Ubide. La Boqueria mantiene abiertos unos 50 de sus 200 negocios entre semana, alcanzando más de 60 hacia el fin de semana. Por supuesto han desaparecido todos los que ofertan zumos y productos para devorar in situ. Pero esa cuota abierta en la práctica es más de lo que suman otros mercados enteros y sigue garantizando el surtido exigible. Aunque ahora resulte inaudito pasear entre pasillos casi desiertos, donde se puede escucha revolotear a las palomas que se cuelan por sus altos techos, defecando sin piedad sobre algunos puestos cerrados y los pasillos.

Ubide explica que esta semana se han reincorporado algunos tenderos, mientras que la compra a domicilio se ha disparado. El servicio, realizado sobre todo por Manzaning (sea como gestor de la compra integral desde su web o como repartidor de la mercancía a instancias de algunos mercados), se dispara día a día. En la Boqueria señalan que, de media, un 30% de las ventas de estos días son por esa vía.

Puerta a puerta

Destaca aquí la labor de la asociación de comerciantes del mercado, que está garantizando la venta a domicilio de muchos abuelos del barrio que ni se pueden mover de casa por el encierro ni manejan las nuevas tecnologías. De modo que llaman por teléfono a la entidad, que prepara con cariño sus pedidos y encarga el reparto sin coste en los hogares.

En el resto de Barcelona, esa entrega a domicilio se ha multiplicado en volumen incluso por a 12 estos días, según datos municipales. ¿Qué llena los carros? Verdura y fruta fresca, carnes de pollo y cerdo, y embutidos y quesos, sobre todo, apuntan.  Un total de 23 recintos ofrecen ahora venta a distancia, una docena con Manzaning, un par con Ulabox y el resto gestionados por teléfono con un servicio de los propios mercados, volcados ahora en servir y en mantener vivos sus  3.500 puestos de trabajo

Manzaning pasa de 200 a 2.300 repartos a la semana

La aplicación instigada por la emprendedora Eva Tomàs hace unos pocos años para facilitar  la venta más tradicional de  proximidad se ha convertido en pieza clave para el reparto  domiciliario desde los mercados estos días. La empresaria explica que han pasado de 150 o 200 repartos semanales a 2.300 la pasada semana, tras reforzar su personal de distribución.