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Los ejes de barrio de Barcelona Comerç resisten pese a la competencia online

La red comercial suma fuerzas con más entidades aglutinadas y apuesta por la profesionalización para sobrevivir

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Patricia Castán

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La penosa imagen de Barcelona con sus persianas bajadas (incluso las de esos bares que no cierran ni en Año Nuevo)  por el confinamiento ilustra a la perfección la importancia vital del comercio urbano. Y más en una gran ciudad con un patrón comercial casi único, en tanto a que se articula como un gran árbol que se extiende por el territorio sin dejar distritos huérfanos de servicios y tiendas. Para preservar esos negocios de proximidad que animan y revitalizan los barrios, las asociaciones de unos y otros sumaron fuerzas hace años en torno a Barcelona Comerç (nacida como fundación en el 2000), que pese a la feroz competencia del comercio online y las grandes cadenas y centros comerciales, ha ido ganando peso territorial desde la unión de objetivos y estrategias. A finales del año pasado sumaron su 24ª zona comercial asociada, y ahora trabajan en la incorporación de tres entornos comerciales urbanos (ECU), con los grandes retos de la profesionalización y la digitalización como motores de futuro.

A estos últimos aún no se les puede considerar ejes comerciales como los 23 que les precedieron, porque de momento carecen de la capacidad organizativa y gestión profesionalizada que distingue al resto. Pero es un paso más en la integración de nuevas zonas en esa red que trabaja conjuntamente por el desarrollo del tejido de proximidad. Salva Vendrell, presidente de Barcelona Comerç, avanza que las primeras ECU estarán en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. 

La ciudad tiene una alta multicentralidad comercial pero solo la primera línea de los ejes resiste a la gran competencia

La entidad centra ahora su energía en perfilar cómo salir del túnel que ha supuesto la crisis sanitaria, pero sin perder de vista que el desafío del comercio que representa (desde el Carrer de Sants, hasta Cor d’Horta o Cor Eixample, pasando por los ejes de Sant Andreu, Gran de Gràcia, Poblenou, Maragall, Clot, Fort Pienc o Fabra Centre, entre otros muchos) es desarrollar sus herramientas tecnológicas, contar con plataformas de servicios(como la que esta semana han activado con un mapa de la oferta abierta en la ciudad), e ir de la mano con las administraciones para planes de dinamización y crecimiento.

Cabe destacar que la red suma hasta ahora 5.500 establecimientos asociados a sus ejes, dentro de los 25.000 comercios que los integran. Vendrell está esperanzado en que tras el confinamiento se apruebe la ley estatal que avala la creación por fin de los llamados APEU, o áreas de promoción económica y urbana, de manera que los ejes se pueden gestionar y estructurar (en colaboración público-privada) con algunos criterios profesionales como sucede en los grandes centros comerciales. El plan es que las pruebas piloto en Sant Andreu y el Born se activen lo antes posible.

Poco a poco, en las tiendas de barrio se ha ido introduciendo el reparto a domicilio desde whatsapp, el pago por Bizum, o las facilidades con tarjeta. Pero es un camino lento ante la creciente oferta de e-commerce que arrastra al comprador más joven. Por ello, el líder de la patronal no solo remarca la importancia de la digitalización o la venta online para la supervivencia, sino el apoyo de las administraciones. Más allá de las ayudas económicas (que ya perciben), reivindican que se dé el timón al sector en las políticas de dinamización, «como principales conocedores del territorio» que son y de sus necesidades, insiste.

El colectivo saca pecho porque el comercio supone el 15% del PIB de Barcelona. Un sector que, a pie de calle, está representado en el caso de los ejes más céntricos y turísticos por la otra gran patronal local, Barcelona Oberta. En este sentido, y aunque cuentan con distinto perfil comercial y de clientes, en la actualidad respaldan en parte la reiterada petición del comercio del centro de ampliar sus horarios en días festivos. Eso sí, solo en periodos de concentración de visitantes, como verano o la campaña navideña, para no «confundir» ni desplazar la demanda que ahora se queda en los barrios, enfatiza Vendrell.

Mejor juntos y organizados

Barcelona Comerç constata que entre el 70 y el 80% de sus asociados se concentran en la primera línea del eje donde se ubican, una tendencia cada vez más clara en la última década. Poco a poco las llamadas costillas de los ejes de barrio (calles perpendiculares, sobre todo), van perdiendo fuerza frente a la hiperconcentración de la oferta. Un efecto colateral es el aumento de los alquileres en esas vías principales, y un creciente cierre de tiendas en el entorno. Por ese motivo, desde ejes como Creu Coberta reivindican  enfoques como la creación de plataformas de distribución del comercio online, entre otros, para dar vida a locales malogrados.

La salud no es uniforme para todos los hijos pródigos de esta patronal. Así, en el eje de la calle de Sants o Gran de Gràcia la ocupación de locales supera el 97% (según el último informe de Eixos para la entidad), frente a Creu Coberta o Maragall por debajo del 80%.

Otro de los puntos fuertes de estos establecimientos (aparte de la atención personal y muy especializada) es la singularidad e identidad de su oferta. La clonicidad (tasa de franquicias y cadenas tan ominipresentes en el centro) solo supera el 10% en Gran de Gràcia, y está notablemente por debajo en la mayoría de barrios, lo que redunda en una mayor variedad real. 

A favor de cambiar locales por viviendas en zonas sin tirón comercial

La falta de viviendas en Barcelona ha disparado el interés en el cambio de uso de bajos comerciales a viviendas, si sus condiciones lo permiten y pueden obtener la cédula de habitabilidad. Desde el 2013 el número de cambios de uso legalizados se ha multiplicado por cuatro, según datos del ayuntamiento que avanzó este diario.