MOSSOS D'ESQUADRA

Catorce arrestados en el golpe contra los robos violentos en Barcelona

Operación policial contra los robos violentos en Barcelona

Operación de los Mossos en la calle de la Riera Baixa,13, en Barcelona. En la foto, uno de los detenidos. / periodico

Guillem Sànchez / Elisenda Colell

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La Fiscalía de Menores ha ordenado la desarticulación de un grupo organizado de ladrones que cometía robos violentos en zonas turísticas del centro Barcelona. Los Mossos d'Esquadra han detenido a catorce jóvenescuatro de ellos menores de edad, en seis entradas y registros que han llevado a cabo en los distritos de Ciutat Vella y Nou Barris, según fuentes policiales consultadas por EL PERIÓDICO. La mayoría de los sospechosos son, o han sido, menores extranjeros no acompañados 'menas' tutelados por la Direcció General d'Atenció a la Infància i l'Adolescència (DGAIA). Solo el 18% de los niños migrantes que acoge el sistema de protección de la Generalitat tiene antecedentes policiales, la inmensa mayoría –82%– no cae en la delincuencia y se integra adecuadamente en la red de inserción pública. Sin embargo, para la minoría que sí roba en la calle resulta tóxica la existencia de receptadores –a menudo paisanos poco mayores que ellos– que compran lo que ellos sustraen. Contra este entramado iba dirigida la operación de este lunes. 

Es el primer caso que la unidad central de bandas de la Divisió d’Investigació Criminal (DIC) de los Mossos lidera contra jóvenes tutelados, o extutelados, sospechosos de armar un grupo organizado dedicado al delito. Dos de las entradas se han llevado a cabo en domicilios de las calles de Robador y Riera Baixa, en el barrio del Raval. Del segundo piso, agentes de la DIC se ha llevado, entre otras pertenencias ocultas en bolsas, dos bicicletas plegables y dos patinetes eléctricos. La Fiscalía de menores, que instruye las pesquisas, ha ordenado el secreto de todas las actuaciones para proteger la intimidad de los cuatro adolescentes implicados.

Los nueve adultos pasarán a disposición judicial en las próximas 48 horas y un juez de guardia decidirá si deben o no recuperar la libertad a la espera de juicio. La incógnita reside en los cuatro menores. Los niños arrestados son trasladados a la Oficina d’Atenció al Menor (OAM) de los Mossos, ubicada en la Ciutat de la Justícia de L’Hospitalet de Llobregat. De allí pasan a la Fiscalía de Menores, que salvo en contadas excepciones, ordena que sean devueltos a los centros de acogida de los que se habían fugado. Como estos centros no pueden retenerlos, muchos de los chicos huyen de nuevo para malvivir en la calle, perpetuando así un círculo vicioso del que las autoridades no saben rescatarlos. La incógnita está en estos cuatro menores porque, si las pesquisas policiales acreditan que formaban parte de un grupo criminal, tal vez en esta ocasión ingresen en centros educativos de la justicia juvenil, donde son privados de libertad.  

Las sospechas policiales son que este grupo, objeto de una investigación larga, se había convertido en un punto de receptación para los menores. Es decir, un lugar al que los más pequeños acudían a revender los objetos que habían sustraído –sobre todo a los turistas– y por los que percibían una cantidad de dinero ínfima. La investigación de la DIC tratará de demostrar judicialmente algo que educadores y trabajadores sociales avisan desde hace tiempo: los menores no acompañados que caen en la delincuencia a menudo lo hacen instigados por paisanos un poco más mayores, que son quienes los animan a robar o incluso les encargan qué sustraer: relojes, teléfonos, bolsos de mano. Desarticular este entramado, por lo tanto, era algo estratégicamente decisivo para poder acercar a los recién llegados de edades más cortas a los circuitos de protección.

Una de las personas que más ha clamado por esta situación es el rector de la parroquia de Santa Anna, Peio Sánchez. Hace ya meses que el rector abrió el templo durante el día para cobijar las personas que duermen en la calle. La realidad es que muchos de sus usuarios son menores que malviven en la calle, o jóvenes extutelados, que han sido expulsados de los centros de protección de la Generalitat al cumplir los 18 años. "A cambio de robar tantos móviles al día les dan hachís, ropa cara.. hay quiénes se aprovechan de estos niños para hacer dinero sin ensuciarse las manos", clamaba Sánchez a este diario durante el verano pasado. Algunos educadores y psicólogos que trabajan en la calle con los chicos intuyen, además, que algunos pueden haber sido prostituidos. 

16 niños sin hogar

En estos momentos, según informa la Direcció General d'Atenció a la Infància, hay 16 niños o adolescentes que malviven en las calles de Barcelona. Pero la cifra podría elevarse hasta los 26 menores, ya que hay una decena de chicos que el Govern no tiene claro si ya han atravesado la frontera de los 18 años. Los que sí están confirmados como menores, tienen una plaza asignada en un centro público de protección, del que constantemente se escapan. La Generalitat pide "más recursos" al Ayuntamiento para que aloje el "incremento notable" de los jóvenes que se viven en la calle pero no han pasado por ningún centro de protección público.

Sin embargo, estas cifras son mucho menores de las que se dieron en año pasado, cuando las administraciones llegaron a contar unos 50 niños que malvivían en la calle de Barcelona. El verano pasado la Generalitat aplicó un plan de choque para atender a estos chicos. Aquellos que consumen drogas, normalmente inhalando cola o disolvente, y también tienen problemas graves de salud mental han sido derivados a unidades psiquiátricas.

Uno de los núcleos donde se congregan los menores es la plaza de Sant Pau del Camp del Raval. "Siguen habiendo niños que duermen aquí, inhalan cola, y algunos roban", lamenta Mohamed, un restaurador de comida halal justo frente al parque. Muchos se preguntaban quién les ordenaba robar, y donde vendían los objetos sustraídos.